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Publicada porNieves Herrero Modificado hace 6 años
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Definir junto a los participantes, las cualidades de la oración, enfatizando cuál debe ser
nuestro comportamiento al orar, con el fin de que nuestra oración llegue efectivamente al Padre.
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Cualidades de la oración
1. “Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles para que los vean los hombres. En verdad os digo que ellos ya recibieron su recompensa. En cambio, cuando tú quieras orar, entra en tu aposento y, con la puerta cerrada, ora a tu Padre en secreto; y tu Padre, que ve lo que sucede en lo secreto, te recompensará. ”No os preocupéis por pedir mucho en vuestras oraciones, como hacen los paganos, que se imaginan que por sus muchas palabras serán atendidos. No os hagáis semejantes a ellos, porque vuestro Padre sabe lo que os hace falta, antes de que se lo pidáis.” (San Mateo, 6:5 a 8.)
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1.- ¿Por qué debemos orar en secreto?
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R: Porque la oración, siendo la unión de la criatura con el Creador, es a este que debe reportarse, siendo innecesario ser hecha a la vista de los hombres. “Cuando oréis, no os asemejéis a los hipócritas que, afectadamente oran de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles para ser vistos por los hombres.”
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2.- ¿Por qué fue dicho que “ellos ya recibieron su recompensa”?
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R: Porque aquellos que así oran, su objetivo es ponerse en evidencia ante los hombres y no ante Dios. De ese modo, una vez observados por aquellos, deben considerarse recompensados. Todo lo que hacemos con ostentación es por la satisfacción de nuestro orgullo y, por eso, no merece recompensa alguna de lo Alto.
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3.- ¿Quiere decir, entonces, que no tienen valor las oraciones que se hacen en las sinagogas, templos e iglesias?
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R: No es esto lo que se quiere decir
R: No es esto lo que se quiere decir. La propuesta de Jesús debe ser entendida en el sentido de que la oración hecha en la soledad de nuestro cuarto, nos proporciona un mejor reconocimiento, dando mayor eficacia a la oración proferida. Toda oración llega a Dios, siempre que sea hecha con sinceridad y humildad, y desde que parta de un corazón predispuesto al perdón, sin importar el lugar donde sea hecha. SINCERA Y HUMILDE
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4.- ¿Por qué no debemos pedir mucho en nuestras oraciones?
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R: Primero, porque no es por el número de palabras que somos atendidos; segundo, porque Dios sabe lo que necesitamos. No es por la multiplicidad de nuestras palabras que seremos atendidos, sino por la cualidad y sinceridad de ellas.
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LEER EL ÍTEM 2 2. “Cuando os presentéis para orar, si tenéis algo contra alguien, perdonadlo, a fin de que vuestro Padre, que está en los Cielos, os perdone también vuestros pecados. Porque si no perdonáis, vuestro Padre que está en los Cielos tampoco os perdonará vuestros pecados.” (San Marcos, 11:25 y 26.)
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5.- ¿Por qué no debemos orar alimentando rencor hacia alguien?
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R: Porque orar es un acto de comunión con Dios, que es Padre amoroso de todos y nos quiere ver unidos como verdaderos hermanos. El Padre sólo nos perdona en la medida en que también perdonamos a nuestros hermanos. ¿qué es la oración sino precisamente una comunicación inalámbrica con Dios?
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LEER EL ÍTEM 3 3. Dijo también esta parábola a unos que ponían su confianza en sí mismos, como si fuesen justos, y despreciaban a los otros: “Dos hombres subieron al templo para orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El fariseo, estando de pie, oraba en su interior de esta manera: ‘Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, ladrones, injustos y adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todo lo que poseo’. ”El publicano, por el contrario, permaneciendo alejado, no osaba ni alzar los ojos al Cielo; sino que golpeaba su pecho, diciendo: ‘Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador’. ”Os declaro que este volvió justificado a su casa, y el otro no. Porque aquel que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado.” (San Lucas, 18:9 a 14.)
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6.- ¿Qué evidenció el comportamiento del fariseo?
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R: Evidenció el orgullo que le era característico, sentimiento ese que se contrapone a todo lo que dios espera del cristiano: humildad, pureza de corazón, práctica de la caridad y predisposición al perdón. “Examinad vuestros defectos, no vuestras cualidades y, si os comparáis a los otros, buscad lo que hay en vosotros de malo”.
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7.- ¿Por qué el publicano tuvo más mérito en su oración?
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R: Porque este, al contrario del fariseo, se reconoció pecador y demostró humildad ante Dios.
PUBLICANO “…aquél que se eleva será rebajado y aquél que se humilla será elevado.”
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vosotros. (Véase el Capítulo X, §§ 7 y 8.)
LEER EL ÍTEM 4 4. Jesús define claramente las cualidades de la oración. Cuando oréis, dice Él, no os pongáis en evidencia, sino orad en secreto. No aparentéis orar mucho, pues no es por la abundancia de las palabras que seréis atendidos, sino por la sinceridad de ellas. Antes de orar, si tenéis algo contra alguien, perdonadlo, porque la oración no puede ser agradable a Dios si no sale de un corazón purificado de todo sentimiento contrario a la caridad. Orad, por último, con humildad, como el publicano, y no con orgullo, como el fariseo. Analizad vuestros defectos y no vuestras virtudes, y si os comparáis con otros, buscad lo que hay de malo en vosotros. (Véase el Capítulo X, §§ 7 y 8.)
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8.- ¿Cómo podemos enumerar las cualidades de la oración?
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R: a) La oración debe ser hecha en secreto, es decir, no debemos ponernos en evidencia cuando oramos. b) No debemos hacer oraciones largas, pues no es por la multiplicidad de las palabras que seremos atendidos, sino por la sinceridad de ellas. c) La oración debe partir de un corazón puro, o sea, antes de orar debemos perdonar, si tuviéramos cualquier cosa con alguien. d) Debemos orar con humildad, y no con orgullo. “…la oración no puede ser agradable a Dios, si no parte de un corazón purificado de todo sentimiento contrario a la caridad.”
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Orar bien no es orar mucho: es saber ponerse de forma que la oración llegue hasta el Padre y de él se pueda recibir permanentemente las dádivas. Para eso, es necesario que, al orar, estemos con el corazón libre de cualquier amargura o rencor contra el prójimo y que seamos humildes y sumisos ante Dios.
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Cuando impartas conocimientos, hazlo sin arrogancia.
Y nunca olvides que hay que aprender toda la vida. Aprovecha las ocasiones que tengas para aprender, y no desprecies las observaciones sabias que te hacen, por el solo hecho de que te las hacen labios que juzgas poco limpios. Dios ayuda a los hombres sirviéndose de otros hombres, y frecuentemente se sirve de personas irrelevantes, para enviarnos avisos importantes. 123
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