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Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación,

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Presentación del tema: "Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación,"— Transcripción de la presentación:

1

2 Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación,
llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al Señor. También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.

3 y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo:

4 Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él.
"Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel". Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él.

5 Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre:
"Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos".

6 Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años.
Estaba también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido. Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones.

7 Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios.
Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea. El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él. Lucas 2,22-40

8 si lo nacido era hijo, y ochenta si era hija (Lev_12:28).
Según la Ley, la madre que daba a luz quedaba “legalmente” impura por cuarenta días si lo nacido era hijo, y ochenta si era hija (Lev_12:28). No podía en este tiempo tomar parte en los actos religiosos públicos. Cumplido este período, debía ir al templo y, en el atrio de las mujeres, recibir la declaración de estar “legalmente” pura, por el sacerdote de turno.

9 Por su purificación debía ofrecer un cordero de un año y una tórtola o paloma; pero, si era pobre,
se podía sustituir el cordero por una paloma o una tórtola (Lev_12:8). Este es el caso de María; era pobre. Estas ofrendas, una era sacrificada en holocausto de adoración, y la otra por el “pecado” (Lev 12:6-8; 5:7ss). Este no es “pecado “mortal, sino legal, por el hecho del alumbramiento (Lev_12:5; 5:1ss.).

10 Aunque no era obligatorio, María aprovechó para llevar consigo al Niño y hacer que José,
seguramente, pagase allí el “rescate” por el mismo, consistente en cinco siclos. Como en un principio los “primogénitos” estaban destinados al culto (Exo_13: ), cuando más tarde se sustituyó este sacerdocio por la tribu de Leví (Num_3:12ss; Num_18:2ss), quedó establecido el simbólico “rescate” de estos primogénitos (Num_18:15.16).

11 Lucas presenta en escena un hombre santo: “justo”, que cumplía los preceptos de Dios, y
“piadoso”, hombre de fe viva, religioso. Vivía en Jerusalén, y se llamaba Simeón, nombre usual judío. Era un hombre que debía de pertenecer a los “círculos” religiosos jerosolimitanos, que animaban su esperanza con la próxima venida del Mesías, tan acentuada por entonces en aquel medio ambiente.

12 El Espíritu Santo estaba “sobre él”: gozaba de carismas sobrenaturales.
Debía de ser de edad avanzada. Y tenía la promesa del Espíritu Santo de que no moriría sin haber visto al Cristo del Señor, al Mesías, es decir, la “consolación” de Israel, que él esperaba. Impulsado por el Espíritu, vino al templo cuando los padres traían al Niño. Nada se dice, como en los apócrifos, de que fuese sacerdote. Era un hombre santo, que gozaba de carismas.

13 luz para revelación de los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.
Y tomándolo en sus brazos, “bendijo” a Dios con el cántico Nunc dimittis. Ahora, Señor, puedes dejar que tu siervo se vaya en paz, según tu palabra, porque mis ojos han visto tu salvación, la que has preparado ante la faz de todos los pueblos, luz para revelación de los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.

14 Los rabinos tomaban a los niños en brazos para bendecirlos.
Conforme a la revelación tenida, Simeón ha visto al Mesías. Su vida sólo aspiró a esto: a gozar de su venida y visión, que era el ansia máxima para un israelita. Por eso lo puede dejar ya ir “en paz,” es decir, con el gozo del mesianismo, en el que estaban todos los bienes cifrados. El Mesías es “tu salvación”, la que Dios envía: Jesús (Isa_40:5).

15 sino “luz” para “iluminar a las gentes” en su verdad.
Pero este Mesías tiene dos características: es un Salvador universal: “para todos los pueblos”; es el mesianismo profético y abrahámico; y es un mesianismo espiritual, no de conquistas políticas, sino “luz” para “iluminar a las gentes” en su verdad. Pero siempre quedaba un legítimo orgullo nacional: el Mesías sería siempre “gloria de tu pueblo, Israel, ” de donde ha salido. También San Pablo, en Romanos, mantendrá este privilegio de Israel.

16 Sus padres se “maravillaron” ante esto.
Era la admiración ante el modo como Dios iba revelando el misterio del Niño, y la obra que venía a realizar. De nadie sino del Espíritu le podía venir este conocimiento profético. Simeón los “bendijo.” Con alguna fórmula, invocó la bendición de Dios sobre ellos. No es extraño este sentido de “bendición” en un anciano y un profeta.

17 Pero, dirigiéndose especialmente a su madre, le dijo proféticamente:
el Niño “está puesto para caída y levantamiento de muchos en Israel.” Va a ser “signo” (Isa_8:18) de contradicción. La vida de Cristo ha sido esto: desde tenerlo por endemoniado hasta confesarlo por Mesías. Como dirá San Pablo, su doctrina fue “escándalo” para los judíos (1Co_1:23) 38.Habrá de tomarse partido por El o contra El.

18 ¿Por qué no se dirige a San José que, sin duda, está allí presente?
De todo ello se va a seguir para su madre algo muy trágico: “Una espada de dolor atravesará tu alma.” No será sólo para ella el dolor de una madre por la persecución, calumnia y muerte de su hijo. ¿Por qué no se dirige a San José que, sin duda, está allí presente? Se diría que se ve a la Madre especialmente unida al Hijo en esta obra.

19 Su vida estaba totalmente dedicada a Dios: no se apartaba del templo,
Lucas también cita en esta escena a una “profetisa,” es decir, mujer inspirada por el Espíritu Santo. Se llamaba Ana. Y da una nota genealógica sobre ella, lo que indica su tradición histórica. Después de siete años, mantuvo siempre su viudez, hasta los ochenta y cuatro. Su vida estaba totalmente dedicada a Dios: no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con oración y ayuno.

20 También esta mujer se encontraba en el templo en esta hora.
También ella tuvo revelación de aquel Niño y de su misión mesiánica. Este encuentro le hizo alabar a Dios por el privilegio incomparable de encontrarse en la presencia del Mesías, y “hablaba” de este Niño a cuantos “esperaban la redención de Jerusalén” (Isa_52:9; Isa_40:2).

21 en una liberación de la opresión herodiana y romana...
Jerusalén está por Israel, como capital. El vocabulario hace pensar directamente en una liberación de la opresión herodiana y romana... ...pero en el fondo late el mesianismo espiritual, ya que esta opresión es por castigo a la conducta moral de Israel, y la liberación es por obra del Mesías, ejerciendo una purificación. Tema-eje en el A.T.

22 le interesa unir este relato con la estancia en Nazaret.
Simeón y Ana son representantes del “resto” fiel de Israel. El relato termina diciendo que, cumplidas estas obligaciones, la Sagrada Familia se fue de Jerusalén a Nazaret, en Galilea. Se omite el tiempo que están en Belén, unos dos años, y la estancia en Egipto. Esto se debe a que en la fuente de Lucas faltaba el relato de Mateo, o a que en su esquema le interesa unir este relato con la estancia en Nazaret.

23 al tiempo que aparecía lleno de sabiduría.
Preparando el relato siguiente, sólo dice, que el Niño crecía y se fortalecía en su cuerpo, al tiempo que aparecía lleno de sabiduría. No sólo la que pudiera obtener por su ciencia “experimental,” sino por la manifestación, paralela y proporcionada a su edad, de toda ciencia sobrenatural. Por eso se veía que la “gracia de Dios,” todo don de Dios, “estaba en El.”

24 Servicio Gratuito con Fines Educativos
Servicio Gratuito con Fines Educativos


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