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MIGUEL HERNÁNDEZ, el poeta del pueblo

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Presentación del tema: "MIGUEL HERNÁNDEZ, el poeta del pueblo"— Transcripción de la presentación:

1 MIGUEL HERNÁNDEZ, el poeta del pueblo
En cuclillas, ordeño una cabrita y un sueño… ¡Oh, qué carcajadas tan disparatadas las de las granadas.

2 Nace en Orihuela Después de Miguel nació Encarnación, y tras ella, Concheta, tuvo tres hijas más que murieron a muy corta edad, cosa que era muy normal en aquellos tiempos de tanta miseria y necesidad. El 30 de octubre del 1910, Concheta (buena y callada) por fin parió a su tercer hijo, al cual le pondrían de nombre Miguel, como su padre. Miguel vino al mundo en una casa humilde, donde el padre (serio y mandón) era un pequeño tratante de ganado y tenía un rebaño de ovejas y cabras que él mismo cuidaba, también vendía su leche por las casas de su pueblo alicantino de Orihuela, así sacaba adelante a la familia, que aquella noche tenía una boca más que alimentar.

3 Miguel va al colegio del Ave María
El hermano mayor era Vicente de 4 años, que pronto aprendería el oficio del padre, y su hermana Elvira de dos. Desde pequeño, el poeta ya destacaba por su gran curiosidad. Era como un detective de la vida y de la naturaleza. A los 8 años la madre lo lleva al colegio del Ave María, donde aprende a leer y escribir, y en el que destaca de entre los compañeros, y por ello, a los dos años le dan una beca de "pobre", la cual le permitirá entrar en el colegio Santo Domingo, donde conocería un compañero de clase que le gustaba la literatura como a él, y que serían amigos inseparables: Ramón Sijé. -Si te vas al cielo antes que yo, -comentaba el poeta-, te escribiré un poema que te recuerde siempre. -Eso es una “elegía”, Miguel -contestaba Ramón. Los jesuitas se dieron cuenta de su talento y quisieron costearle una carrera eclesiástica, a lo cual el padre dijo ¡¡que no!!

4 Su gran amigo: Ramón Sijé
La familia pasaba por muy mala época, y Miguel tuvo que dejar el colegio. Su padre lo necesitaba para cuidar el ganado y vender la leche por las casas del pueblo. No le permitió concluir el Bachillerato -Ya has estudiado bastante -le dijo D. Miguel. Ahora tienes que aprender un oficio. Miguel pronto se hizo a la idea de que debía cumplir las órdenes de su padre, pero tampoco abandonaría su sueño de ser poeta. Parecía que el destino de Miguel ya estaba escrito ¡¡pero dentro de él ya había una llama que no la podría apagar nadie!! Mientras cuidaba el ganado, Miguel aprovechaba para leer sus autores favoritos, Góngora y Garcilaso. Estas aficiones a la lectura no le gustaban nada a su padre, pero Miguel se iba al patio interior de la casa, y allí se ponía a escribir sus primeros poemas. Pronto formó parte de una tertulia literaria de su pueblo en la que participa Ramón Sijé, su entrañable amigo. En 1930, Miguel empieza a publicar algunos poemas en el periódico El pueblo de Orihuela.

5 Leía a los clásicos Los versos de Góngora le encantaban.
A Miguel le gustaba el magnífico poeta Garcilaso. (…) Movióme a compasión ver su accidente; díjele, lastimado: «Ten paciencia, que yo alcanzo razón, y estoy ausente. Los versos de Góngora le encantaban. A Córdoba ¡Oh excelso muro, oh torres coronadas de honor, de majestad, de gallardía! ¡Oh gran río, gran rey de Andalucía, de arenas nobles, ya que no doradas! (…)

6 Perito en lunas En Marzo de 1931 recibe su primer premio en un concurso poético celebrado en Elche por su "canto a Valencia", esto le anima a ir a Madrid a conocer gente de letras, y sale un reportaje de él en la revista La gaceta literaria, pero Miguel no encuentra el apoyo que espera y se vuelve a su pueblo, donde participa en el homenaje a Gabriel Miró. En Murcia, el 20 enero de 1933, sale de la imprenta el primer libro de Miguel, Perito en lunas.... ese mismo año conoce a Josefina Manresa, con la que más tarde se casaría.

7 Miguel en Madrid En marzo de 1934 decide regresar a Madrid, donde trabaja como colaborador de José María Cossío en "Los toros“. Se relacionó con poetas como Pablo Neruda, Rafael Alberti, Luis Cernuda y otros. En la revista Cruz y Raya publica su auto sacramental “Quien te ha visto y quien te ve“ y termina de escribir "El torero mas valiente“. Conoce en Madrid a una pintora gallega y personas relacionadas con el arte y la cultura.

8 II REPÚBLICA Se afilia al partido comunista. Durante la República participó en misiones pedagógicas que llevaría cultura a las zonas mas deprimidas de España. Desde el inicio de la guerra tomó partido por la República. Actúa, como soldado y como poeta, luchando en los frentes de Teruel, Andalucía y Extremadura.

9 Josefina Manresa, su gran amor
El 9 de marzo de 1937, Miguel Hernández se casa con Josefina Manresa. Participa en el II Congreso Internacional de Intelectuales Antifascistas que se celebra en Valencia. Salen publicados sus libros Viento del Pueblo, Teatro en la guerra y El labrador de más aire. Nace su primer hijo, Manuel Ramón, el 19 de diciembre de 1937. Escribe el drama Pastor de la muerte, y el libro El hombre acecha. Muere su hijo el 19 de octubre de 1938. Comienza a escribir Cancionero y Romancero de ausencias: Tristes guerras si no es amor la empresa. Tristes armas si no son las palabras. Tristes hombres si no mueren de amores.

10 MIGUEL ES ENCARCELADO0 El 4 de enero de Nace su segundo hijo, Manuel Miguel, (Manolillo). Al finalizar la guerra es detenido en Rosal de la Frontera (Huelva). En esta ocasión consigue salir libre gracias a la ayuda de un buen amigo suyo, Pablo Neruda, pero pronto es detenido de nuevo en su pueblo, Orihuela, pasando a los calabozos del Seminario, convertido en Penal. De allí pasa a las cárceles de Sevilla y Madrid, donde compone las famosas «Nanas de la cebolla». Un día, estando en prisión, Miguel recibió una carta de su esposa Josefina, en donde le contaba el lamentable estado en el que se encontraba ella y su hijo, al que sólo podía alimentar con pan y cebollas. Él, sin juicio ni sentencia y en un estado lamentable, le envió a su mujer unas breves letras y a su hijo este poema maravilloso.

11 CARTA A JOSEFINA Miguel está desesperado por recibir correspondencia de su esposa y le escribe esta sencilla carta de amor desde la cárcel. El olor de la cebolla que comes me llega hasta aquí, y mi niño se sentirá indignado de mamar y sacar zumo de cebolla en vez de leche. Para que lo consueles, te mando esas coplillas que le he hecho, ya que aquí no hay para mí otro quehacer que escribiros a vosotros y desesperarme. (…) Miguel Hernández Madrid, 12 de septiembre de Mi querida Josefina: Esta semana, como las anteriores, llega el martes y no ha llegado tu carta. También empiezo a escribir ésta para que me dé tiempo a echarla después, cuando el correo me traiga la tuya, que no creo que falte hoy. (…) Cuando te sea posible come mucha fruta y mucho vegetal, principalmente patatas. Es lo que más conviene a tu salud y a la de nuestro sinvergüencilla. (…) Josefina: recibe para ti y para nuestro hijo y para nuestros hijos mayores el cariño encerrado y empiojado y ... perdido de tu preso Miguel ¡Adiós!

12 NANAS DE LA CEBOLLA   La cebolla es escarcha   cerrada y pobre.         Escarcha de tus días         y de mis noches.         Hambre y cebolla,         hielo negro y escarcha         grande y redonda.         En la cuna del hambre         mi niño estaba.         Con sangre de cebolla         se amamantaba.         Pero tu sangre,         escarchada de azúcar         cebolla y hambre.         Una mujer morena         resuelta en lunas         se derrama hilo a hilo         obre la cuna.         Ríete niño         que te traigo la luna         cuando es preciso.         Tu risa me hace libre,         me pone alas.         Soledades me quita,         cárcel me arranca.         Boca que vuela,         corazón que en tus labios         relampaguea.         Es tu risa la espada         más victoriosa,         vencedor de las flores         y las alondras.         Rival del sol.                                                                         Porvenir de mis huesos y de mi amor. Desperté de ser niño: nunca despiertes. Triste llevo la boca: ríete siempre. Siempre en la cuna defendiendo la risa pluma por pluma. Al octavo mes ríes con cinco azahares. Con cinco diminutas ferocidades. Con cinco dientes como cinco jazmines adolescentes. Frontera de los besos serán mañana, cuando en la dentadura sientas un arma. Sientas un fuego correr dientes abajo buscando el centro. Vuela niño en la doble luna del pecho: él, triste de cebolla, tú satisfecho. No te derrumbes. No sepas lo que pasa ni lo que ocurre.

13 Miguel Hernández enferma
1940. Es trasladado a Madrid, a la prisión de la plaza Conde de Toreno. El 18 de enero es condenado a pena de muerte por haber escrito contra el fascismo. Meses más tarde se le cambiará esta pena por una condena de 30 años de prisión. En septiembre es trasladado a la Prisión de Palencia, y de allí pasa al Reformatorio de Adultos de Ocaña. Sufre bronquitis y otras enfermedades. Miguel Hernández en esta época escribe unos cuentos a su hijo (Manolillo), que son ilustrados por un maestro nacional, también preso y compañero de celda: El conejito, el potro oscuro, la gatita mancha, el ovillo rojo, un hogar en el árbol,...

14 Muere en la cárcel 1941. Continúa su calvario de cárceles. Se le traslada, en junio, al Reformatorio de Adultos de Alicante, su tierra. Su mujer y familiares le visitan, pero la enfermedad se agrava con nuevas recaídas. Se le aprecia bronquitis, tifus y tuberculosis. Consciente de la gravedad, se casa por la iglesia 40 días antes de morir. 1942. El 28 de marzo muere en la enfermería de la prisión alicantina, a los 31 años de edad, siendo enterrado en el cementerio de Nuestra Señora del Remedio, de Alicante.

15 Reconocimiento de su pueblo
Su propio pueblo tardó mucho en reconocer lo grande que era Miguel Hernández... pero ¡¡la poesía de Miguel ha crecido con el tiempo!! La poesía de Miguel es apasionada, casi desgarradora, llana. No es necesario que te guste la poesía para que comprendas lo que quiso expresar Miguel en sus versos. Es la voz del pueblo sencilla y clara.

16 OBRAS

17 Escribió TEATRO

18 La poesía de Miguel Hernández ha inspirado a muchos músicos

19 El Niño Yuntero (…) Contar sus años no sabe, y ya sabe que el sudor es una corona grave de sal para el labrador. Trabaja, y mientras trabaja masculinamente serio, se unge de lluvia y se alhaja de carne de cementerio. A fuerza de golpes, fuerte, y a fuerza de sol, bruñido, con una ambición de muerte despedaza un pan reñido. (…) (…) ¿Quién salvará a este chiquillo menor que un grano de avena? ¿De dónde saldrá el martillo verdugo de esta cadena? Que salga del corazón de los hombres jornaleros, que antes de ser hombres son y han sido niños yunteros. Carne de yugo, ha nacido más humillado que bello, con el cuello perseguido por el yugo para el cuello. Nace, como la herramienta, a los golpes destinado, de una tierra descontenta y un insatisfecho arado. (…) Contar sus años no sabe, y ya sabe que el sudor es una corona grave de sal para el labrador.

20 ELEGIA A RAMÓN SIJÉ . En mis manos levanto una tormenta de piedras, rayos y hachas estridentes sedienta de catástrofe y hambrienta Quiero escarbar la tierra con los dientes, quiero apartar la tierra parte a parte a dentelladas secas y calientes. . Quiero minar la tierra hasta encontrarte y besarte la noble calavera y desamordazarte y regresarte . Volverás a mi huerto y a mi higuera: por los altos andamios de mis flores pajareará tu alma colmenera . de angelicales ceras y labores. Volverás al arrullo de las rejas de los enamorados labradores. . Alegrarás la sombra de mis cejas, y tu sangre se irá a cada lado disputando tu novia y las abejas. . Tu corazón, ya terciopelo ajado, llama a un campo de almendras espumosas mi avariciosa voz de enamorado. . A las aladas almas de las rosas... de almendro de nata te requiero,: que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero. . (1 0 de enero de 1936) . (En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien tanto quería.) . Yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra que ocupas y estercolas, compañero del alma, tan temprano. . Alimentando lluvias, caracoles Y órganos mi dolor sin instrumento, a las desalentadas amapolas . daré tu corazón por alimento. Tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler me duele hasta el aliento. . Un manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y homicida, un empujón brutal te ha derribado. . No hay extensión más grande que mi herida, lloro mi desventura y sus conjuntos y siento más tu muerte que mi vida. . Ando sobre rastrojos de difuntos, y sin calor de nadie y sin consuelo voy de mi corazón a mis asuntos Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada, temprano estás rodando por el suelo. . No perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada. .

21 Andaluces de Jaén Andaluces de Jaén, aceituneros altivos, decidme en el alma: ¿quién, quién levantó los olivos? No los levantó la nada, ni el dinero, ni el señor, sino la tierra callada, el trabajo y el sudor. Unidos al agua pura y a los planetas unidos, los tres dieron la hermosura de los troncos retorcidos. Levántate, olivo cano, dijeron al pie del viento. Y el olivo alzó una mano poderosa de cimiento. (…) Vuestra sangre, vuestra vida no la del explotador, que se enriqueció en la herida generosa del sudor. No la del terrateniente que os sepultó en la pobreza, que os pisoteó la frente que os redujo la cabeza. Árboles que vuestro afán consagró al centro del día eran principio de un pan que sólo el otro comía. (…)

22 Las Cárceles Cadenas, sí: cadenas de sangre necesita. Hierros venenosos, cálidos, sanguíneos eslabones, nudos que no rechacen a los nudos siguientes humanamente atados. Un hombre aguarda dentro de un pozo sin remedio, tenso, conmocionado, con la oreja aplicada. Porque un pueblo ha gritado ¡libertad!, vuela el cielo. Y las cárceles vuelan. (…) Cierra las puertas, echa la aldaba, carcelero. Ata duro a ese hombre: no le atarás el alma. Son muchas llaves, muchos cerrojos, injusticias: no le atarás el alma.


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