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Rosalía Rendu:.

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Presentación del tema: "Rosalía Rendu:."— Transcripción de la presentación:

1 Rosalía Rendu:

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3 Rosalía: (Nombre que recibió en comunidad) Significa: Corona de rosas.
Es de origen latino.

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5 JEANNE MARIE RENDU Nació el 09 de Septiembre de 1786
En la localidad de CONFORT - Departamento de AIN- FRANCIA Padres: JUAN ANTONIO RENDU Y MARIA ANA LARACINE Bautismo el mismo día de su nacimiento Su comunión la hizo en forma clandestina, pues era la época de la revolución. Estudió en el pensionado de las Ursulinas. Ingresa a la Compañía el 25 de Mayo de 1802 cuando solo tenía 16 años de edad.

6 La Fe nacida en las montañas
Mientras que algunos biógrafos o testigos durante la Causa de Beatificación hablan explícitamente de la fe de la hermana Rosalía, es evidente que su amor por los pobres tiene sus raíces en la fe y en la convicción de Dios se encuentra en ellos. Esa fe nace en el terreno accidentado de las montañas del Jura, en un hogar donde Dios era el centro y donde se tenía que estar dispuesto a arriesgarlo todo, incluso la propia vida, para permanecer fieles.

7 Ella quedó fascinada con El.
Hija de la Revolución Hija de una familia que se destacó por su ayuda a los sacerdotes perseguidos por la Revolución. De hecho el Obispo de Annecy encontró refugio en ella con el supuesto nombre de Pierre. Ella quedó fascinada con El. Los acontecimientos vividos durante la revolución marcaran su vida y forjarán su carácter.

8 ¿Quién fue esta chica sencilla
de campo?

9 Juana María pasó sus primeros años en un ambiente profundamente cristiano. Sin embargo, esto no quiere decir que fuera una niña excesivamente piadosa. La tradición oral del pueblo, transmitida por uno de los parientes de Rosalía dirá que la niña era ‘viva’, incluso ‘traviesa’, pero muy devota. Tenía un corazón muy amable y deseosa de ayudar a quieren eran pobres. Esta sensibilidad por el otro, sus ganas de servir la recibió de sus padres, pero especialmente influyó en ella el ejemplo de su madre.

10 Armand de Melun amplía el retrato, que describe a su amiga como una niña que era "bastante enérgica, impulsiva y tenaz... traviesa... nacida con un temperamento vivaz e impetuoso“. Nos dice que "trató de realizar toda travesura a esa edad, para que no quedara ninguna cuando llegase a la edad de la razón". Añadió que “molestaba a sus hermanas, le gustaba lanzar sus muñecas en el jardín vecino, estaba más interesada en las mariposas que en los libros, y que en los juegos no era la última ".

11 Dirá también que a partir de los 7 u 8 años, ya era madura, piadosa y ejercía una buena influencia sobre sus compañeros de juego. Le encantaba jugar a profesores y alumnos, y se tomaba su papel de maestra en serio. Hacia que sus alumnos recitaran el catecismo y las oraciones… Nada temían mas sus pequeños compañeros de juegos que disgustarla y escondían sus travesuras de ella, no fuera que Juana María no quisiera jugar con ellos nunca más.

12 Amorosa, exuberante, fuerte
Parece, pues, que en medio de esos juegos normales de la infancia, creció en el corazón de la niña ese amor profundo por los necesitados que, más tarde, la introduciría en la familia de San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac y la llevaría a dedicar su vida a aliviar el sufrimiento humano. Los años se encargaría de moderar el ímpetu de Juana María, pero esa misma exuberancia de la niñez, nunca desalentada por el sufrimiento personal o por catástrofes externas, más tarde la harían ganar sus muchos colaboradores para el servicio de los pobres.

13 Su vocación Es en su Primera Comunión donde surge la primera idea de dedicar su vida al servicio de Dios y de los pobres. Su Primera Comunión, la llevó a cabo en un sótano de Confort. Armand de Melun escribe, "Había ante el Altar un sacerdote, que se preparaba para el martirio, y una niña, que prometió a Dios que estaba recibiendo por primera vez, todo el amor de su vida en la persona de los pequeños y los pobres".

14 Observándolas maduró el deseo de ayudarlos
Su vocación Fue en Gex donde descubrió el hospital en el que las Hijas de la Caridad atendían a los enfermos. Observándolas maduró el deseo de ayudarlos .

15 “Desde la edad de la razón, Juana había pensado en consagrarse a Dios
“Desde la edad de la razón, Juana había pensado en consagrarse a Dios. Ninguno de los placeres del mundo la atrajo. Ella no quería formar parte de sus celebraciones o brillo. Al mismo tiempo, se sintió atraída por sus gemidos y su miseria" Armand de Melun.

16 Su vocación Junto a otras jóvenes inician su discernimiento vocacional. Ella no tiene dudas de que esta es su vocación. Finalmente con otra joven emprenderán el camino hacia la Casa Madre. No fue fácil salir de casa. Sor Rosalía años más tarde recordará este momento vívidamente. Dolor y lágrimas. Aunque amaba profundamente a su Madre, lo hizo con el deseo de hacer la voluntad de Dios y es lo que hará toda su vida: LA VOLUNTAD DE DIOS. .

17 SOR ROSALIA A SU MAMÁ “Comparto su sufrimiento. Estoy inmensamente afligida por no ser capaz de ir donde usted y decirle esto en persona. Sí, querida y tierna madre, creo que estoy haciendo un gran sacrificio y que me cuesta muy caro. Sigo esperando que usted permanecerá con nosotros y que será capaz de darnos este consuelo justo y deseado”. .

18 El 25 de mayo de 1802 Sor Rosalía entró en el Seminario (noviciado) en la Casa Madre de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl en París. A la salida del Seminario (final de la primera etapa de formación) fue enviada al barrio de Mouffetard, uno de los más pobres de París, donde sirvió a los pobres durante 53 años. Allí hizo de: enfermera, de juez de paz, de catequista de los niños de la calle e incluso, aún a riesgo de su vida, se interpuso entre los revolucionarios cuando querían fusilar a un militar que se había acogido en su casa.

19 VIRTUDES QUE LA CARACTERIZARON

20 LA PRUDENCIA: Dio el ejemplo maravilloso de un perfecto dominio que logró solucionar las situaciones más espinosas. Resolvió problemas muy delicados y los resolvió con una prudencia mezclada de audacia. Ya desde niña había aprendido por lo vivido, resistencia a los perseguidores durante la revolución….

21 LA FORTALEZA Emprendió una serie de obras, algunas de ellas totalmente nuevas, que resultaban necesaria y no se rindió ante las dificultades, sino al contrario con paciencia soportó las pruebas que señalaron especialmente los últimos años de su vida. En medio de las revoluciones mostró una valentía poco común arrostrando los terribles deberes que le imponía la caridad en medio de los motines de su barrio tan difícil.

22 LA JUSTICIA Sabía recordar a sus compañeras y a los demás que era importante cumplir las obligaciones que habían asumido. Si tenían que dar clases por ej. Darlas bien. Si tenían deudas pagarlas…Esto le valió que algunas veces se las viera con la justicia de los hombres….Era directa y exigente, primero consigo misma.

23 LA TEMPLANZA Su fuerza de sabiduría, de vigilancia, de dominio de sí, supo conducir su vida entre los 2 escollos, de una vida fácil y de un excesivo rigor. Y esta sabiduría vivida con una perfecta serenidad, dio a toda su vida un maravilloso encanto. Por ello mantuvo una constante vigilancia sobre sus deseos, sus reacciones, sus motivaciones para no superponerlos por encima de lo que Dios le iba pidiendo.

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25 LA NATURALIDAD Y LA MORTIFICACIÓN
Ejercía control de sí misma, sobre su naturaleza humana. Su vida se desarrollaba con una corrección perfecta. No se permitía verlo todo, saberlo todo,…Tenía tal dominio de si misma que le permitía ser tan libre, tan natural en sus movimientos

26 Las virtudes propias de nuestro estado

27 Humildad Sencillez Caridad

28 Humildad Le había declarado al orgullo una guerra sin cuartel, en ella misma y en los demás. Perseguía sin piedad al amor propio. Para combatirlo utilizaba algunas expresiones de una energía que contrastaba tremendamente con la moderación habitual de su lenguaje.

29 “Es nuestro enemigo capital -decía-
“Es nuestro enemigo capital -decía-. Buscadlo y lo encontraréis en el fondo de todas las cosas. Se disfraza para engañarnos y echarnos a perder. Pero es preciso que lo cojamos del cuello y lo estrangulemos”. “Un grano de amor propio basta para quitar el mérito de una obra buena” “es una locura atribuirnos el éxito de algunas de nuestras empresas, puesto que se lo debemos al recuerdo de algún pobre que habrá rezado por nosotros o a la intervención de algún alma buena que no conocemos”.

30 “Para impedir las caídas tenemos que apoyarnos en estas dos muletas, la confianza en Dios y la desconfianza en nosotros mismos. Y si alguna vez caemos, tenemos que hacer como los niños cuando resbalan, dan con la nariz en el suelo, se ponen a llorar, miran a su madre y se consuelan con ello y se levantan”. “¡No sé en qué está pensando esta gente! -de­cía-; los parisinos son así: ¡venir a consultarme a mí, que no tengo ni sentido común, ni inteligencia, ni formación! No hago más que decirles que me dediqué a guardar animales en mi tierra; pero no logro convencerles. Son seguramente mis pecados los que han hecho que caiga sobre mí esta publicidad”. “No soy más que una mala losa de vidrio -decía en otra ocasión-­cuando se rompe, la sustituyen por otra que sea más bonita y más fuerte”

31 Un día recibió una carta llena de injurias de un individuo cuya mala conducta era la desesperación de una honrada familia, a la que sor Rosalía se sentía muy unida: “El me conoce bien -fue su comentario-; así es perfectamente como soy; ha hecho un retrato perfecto de mí”. No podía soportar que los pobres la llamasen su “bienhechora”. “Lla­madme vuestra servidora -les decía-, o vuestra amiga, o vuestra herma­na. Eso es lo que realmente soy”.

32 La sencillez. Conserva la mirada dirigida hacia Dios en todas las circunstancias. No ve nada más que a él. Ese es su secreto. Esta visión de Dios da una gran naturalidad a la vida. Cuando una de las jóvenes compañeras de Sor Rosalía no se atrevía a hacer alguna cosa por timidez, ella le decía: “¿Pero de qué tiene miedo? ¿No habla usted en nombre de Dios?”. Y la mandaba actuar ante personas extrañas o la enviaba a hacer peticiones o reclamaciones a las oficinas administrativas

33 . “Sed como el agua limpia -decía sor Rosalía- que corre sin ningún sabor ni color; y así siempre”.
Nadie era tan sencilla como Sor Rosalía -dirá una de sus compañe­ras-; hacía lo que hace todo el mundo; parecía como si fuera como todo el mundo; pero lo hacía todo con tanta perfección que resultaba inimi­ table”.

34 La Caridad Durante toda su larga vida pudieron verse reflejadas en ella las virtudes de San Vicente de Paúl. La caridad la impulsó no sólo a socorrer sin descanso todas las miserias, sino también a llevar a cabo gestos verdaderamente heroicos. Su nombre y su acción se encuentran en el inicio de todas las obras caritativas que florecieron en la primera mitad del siglo XIX, como la Sociedad de San Vicente de Paúl.

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36 Federico Ozanam uno de sus amigos privilegiados
Sor Rosalía conoció muy bien el espíritu, la generosidad y el amor de Ozanam a los pobres. Ella tuvo la dicha de ver reunirse varias veces, en su casa de la calle L’Epée de Bois, a los primeros hermanos de San Vicente de Paúl, y de sentir cómo se avivaba y propagaba el fuego de la caridad. Los jóvenes venían en grupo o individualmente a su casa a buscar consejos, orientaciones, para luego ser mensajeros de la caridad. A través de su experiencia orientó el apostolado de este grupo, fue su consejera y logró que se expandiera por todas partes.

37 La Obra de Sor Rosalía Rendu
Fue la “madre buena de todos” sin distinción de religión, de ideas políticas ni de condición social. Con una mano recibía de los ricos y con la otra daba a los pobres. A los ricos Sor Rosalía les procuraba la alegría de hacer el bien.

38 La Obra de Sor Rosalía Rendu
Todos los días, en todo tiempo, Sor Rosalía recorre las calles y callejuelas que suben hasta el Panteón, la vertiente sur de la Montaña Santa Genoveva: rue Mouffetard, Passage des Patriarches, rue de l’Epée de Bois, rue du Pot de Fer… Con su rosario en la mano y su pesado cesto en el brazo, apresura el paso, porque sabe que la esperan.

39 La Obra de Sor Rosalía Rendu
Como responsable de su Comunidad, Sor Rosalía recibió la misión de acompañar a cada una de sus Hermanas, de apoyarlas, formando a los nuevos miembros y siendo líder en la vida de la Comunidad. Rosalía llevó esto a cabo con gran cuidado, comunicando su amor y alegría de servicio. Humilde en su autoridad, Sor Rosalía corregía con gran sensibilidad. Generalmente decía algo así: “Nuestro Señor le pide esto a usted… ¿no lo entendió?”… “Ella era precisa en la manera en qué debíamos recibir a los pobres”. ¡Ellos son nuestros Señores y nuestros Amos!

40 La Obra de Sor Rosalía Rendu
Al llegar al barrio de San Médard, en París, constata: “El barrio más pobre de París, en el que los 2/3 de la población carece de leña en invierno, el que deja más críos en los “Niños Expósitos”, más enfermos en el Hôtel-Dieu, más mendigos en las calles… más obreros sin trabajo en las plazas, más detenidos por la Policía correccional…” Mal alojados, hambrientos, explotados, los pobres van cayendo en la degradación y se sienten impulsados a la rebelión.”

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42 La Obra de Sor Rosalia Rendu
Junto con su comunidad, cuida, alimenta, visita, consuela, apacigua… ¡incansablemente! Dotada de una viva sensibilidad, se compadece de todo sufrimiento: “Hay algo que me asfixia -dice- y que me quita el apetito… es pensar que hay tantas familias a las que les falta el pan”…; y su intuición femenina le sugiere el gesto oportuno, la solución a inventar. Para el servicio de los pobres -cualesquiera que sean- se atreve a emprenderlo todo, con inteligencia y audacia; nada la detiene cuando se trata de “levantar” o de volver a levantar a la persona.

43 La Obra de Sor Rosalia Rendu
No cuestiona el orden establecido, no alimenta la rebelión; no es ése su método. Para luchar contra la injusticia y la miseria, despierta la conciencia de los que tienen el poder o el dinero, trabaja en la instrucción de los niños y jóvenes de las familias pobres y, para responder a las urgencias, estimula a compartir. “organiza la caridad”.

44 La Obra de Sor Rosalía Rendu
Su inquietud por la juventud y su talento de educadora. A veces se veían en su despacho a jóvenes que iban a todas las escuelas y que aspiraban a todas las carreras: estudiantes de derecho y de medicina, alumnos de la Escuela Normal y de la Escuela Politécnica, todos iban a buscar la manera de hacer una “buena obra” o a dar cuenta de un servicio. Con cariño y respeto, Sor Rosalía los acompaña personalmente, se preocupa por sus condiciones de vida, los sostiene, asegura la relación con su familia, y, como buena educadora, pide a cada uno lo que puede poner al servicio de los pobres: a uno su pluma, a otro su actividad, a éste su palabra, a todos, algo de su tiempo para llevar la ayuda. Les recomienda la paciencia, la comprensión y la cortesía. “Amad a los pobres, no los acuséis demasiado… recordad que el pobre es aún más sensible a las buenas maneras que a las ayudas”. De este modo, Sor Rosalía despertó y formó vocaciones de laicos y de sacerdotes para la caridad.

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46 La Obra de Sor Rosalia Rendu
. La Obra de Sor Rosalia Rendu Su rectitud, la valentía y la extraordinaria libertad en la revolución de julio de 1830 “Las tres Gloriosas”: ¡el pueblo monta en cólera! París está lleno de barricadas. Mientras que en la calle de l’Epée de Bois se ocupan de los heridos, -insurrectos o soldados- Sor Rosalía va en busca del general de Montmahaut, un bienhechor de los pobres, desaparecido. Arriesgando su vida, atraviesa las barricadas y lo descubre gravemente herido en la plaza del Hôtel de Ville… lo reanima: ¡está salvado!

47 La Obra de Sor Rosalia Rendu
En cuanto pasa una revolución, la justicia con frecuencia suele ser severa y algunos que se habían mezclado la delatan El Prefecto irá en persona. Pasa entre la multitud y pide hablar con Sor Rosalía. Muy amablemente, le indican que espere su turno; después se entabla el diálogo: “¿Qué puedo hacer para servirle?, dice Sor Rosalía. Señora, no he venido a pedirle un servicio, sino a hacerle uno a usted. Soy el Prefecto de Policía y quiero saber cómo es que se ha atrevido a quebrantar la ley.

48 La Obra de Sor Rosalia Rendu
Señor Prefecto, yo soy Hija de la Caridad, y voy en ayuda de los pobres por todas partes… Si lo persiguieran a usted, yo le ayudaría, ¡se lo aseguro! ¡No se le ocurra hacerlo otra vez!, responde el Prefecto sorprendido. ¡Eso no se lo puedo prometer! Una Hija de la Caridad de San Vicente de Paúl nunca tiene derecho a faltar a la caridad”.

49 ¡1848! ¡Otra vez el horizonte se llena de nubarrones!
La burguesía quiere gobernar y el pueblo desea vivir de otra manera, no quiere ser miserable. Y sucedió lo mismo que en 1830: se libraron batallas en las calles de todo París. En el ángulo formado por la calle Mouffetard y la calle de l’Epée de Bois levantaron una gran barricada. ¡Y estaba bien defendida! Un oficial de la Guardia Móvil pasó la barricada con sus tropas… pero todos sus hombres cayeron bajo la ráfaga de los manifestantes; él se queda solo en medio de los insurrectos llenos de furia, y entonces se precipita en el pequeño patio de la casa de las Hermanas: los fusiles de los manifestantes apuntan hacia él. Sor Rosalía se interpone gritando:

50 -“¡Aquí no se mata!” -“¡No! pero fuera, sí, nos lo llevamos- responden”. Sor Rosalía no consiente… Los hombres, ebrios de sangre, van a tirar por encima de los hombros de las Hermanas que rodean al condenado. Pero Sor Rosalía se tira de rodillas: -“¡En nombre de todo lo que he hecho por vosotros, por vuestras mujeres y vuestros hijos, os pido la vida de este hombre!” ¡Los fusiles se inclinan hacia el suelo!… algunos hombres lloran… el oficial está salvado! -¿Quién es usted, Hermana?”, le preguntan. – “Nadie, señor, nada más que una simple Hija de la Caridad”. “Nada más que esto” ¡SÍ! Una simple Hija de la Caridad… ¡nada más que esto! ¡Pero verdaderamente esto!

51 Durante 54 años, desde su noviciado hasta su muerte, se dedicó a servir a los pobres en Mouffetard, el distrito más necesitado de París. Un alma de oración continua, dijo: "Nunca he rezado tan bien como en la calle”. Los numerosos textos que han aparecido desde su muerte retratan sus gestas arriesgando su propia vida a la cabecera de los enfermos durante las epidemias de cólera de 1832, 1849, y También cuentan en detalle las grandes obras que fundó para los pobres, o que una calle de París lleva su nombre.

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55 Reflexión Reflexiona sobre tu propia vida en la vocación a la que has sido llamada/ llamado, sobre lo que se puede aprender de este retrato humano y espiritual de la Beata Rosalía. ¿Qué frases rescatan al leer su vida? De ella misma, de San Vicente de Paúl, de Santa Luisa de Marillac? ¿De qué forma la historia de Rosalía inspira vocaciones? ¿Cómo puede ayudar a los hombres y mujeres de todo el mundo a crecer en su amor a los pobres?

56 . Robert P. Maloney, C.M.

57 Bibliografía Fuente: Capítulos 1 y 2 of Sister Rosalie Rendu: A Daughter of Charity On Fire with Love for the Poor de Louise Sullivan, H.C. Eva Puelles HC. Año de publicación 2010 Anuario Espiritual 2014 Sor Rosalie Rendu, apóstol de los pobres de París, a los altares Bienaventurada Rosalía Rendu – Hija de la Caridad by CM Communications on February 7, 2017 in Carisma, FAMVIN, Noticias Mizael Donizetti Poggioli HENRI DESMET · AÑO PUBLICACIÓN ORIGINAL: 1980 · FUENTE: CEME. Somos Vicencianos


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