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Acudían a Él de todas partes Lectio divina Domingo VI T. O. Ciclo B.

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Presentación del tema: "Acudían a Él de todas partes Lectio divina Domingo VI T. O. Ciclo B."— Transcripción de la presentación:

1 Acudían a Él de todas partes Lectio divina Domingo VI T. O. Ciclo B.
11 Febrero Secretariado Catequesis de Cádiz y Ceuta Música: Cavallería rusticana Elaboración: Manuel López/Eloísa Díaz-Jara Montaje: Eloísa Díaz-Jara Avance Manual

2 Oración inicial Jesús, ¡cuánto podrías hacer conmigo
si me dejara transformar por Ti! ¡Sería un instrumento que Tú podrías usar para comunicar a los hombres tus tesoros y tu gracia! Jesús, ayúdame a vivir tu Evangelio y a sentir el apremio de cumplir la misión que me has encomendado.

3 TEXTO BÍBLICO Mc Se le acerca un leproso, suplicándole de rodillas: «Si quieres, puedes limpiarme». Compadecido, extendió la mano y lo tocó diciendo: «Quiero: queda limpio». La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente: «No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio». Pero cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a él de todas partes.

4 lectura ¿Qué dice el Texto?

5 El Señor va desgranando a través de la enseñanza y de los signos su gran objetivo: anunciar el Reino de Dios. Esta vez el protagonista de la escena es un leproso.

6 Estamos ante el encuentro de Jesús con una de las realidades más duras y dolientes de su época.
Un encuentro que el evangelista describe con trazos de auténtica compasión: “se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: si quieres puedes limpiarme. Sintiendo lástima extendió la mano y lo tocó diciendo: quiero, queda limpio.

7 Vemos cómo Jesús… escucha al leproso, atiende al marginal, toca al intocable, y compasivo, le cura.

8 Preside la misericordia entrañable de esa luz de Dios que vino a disipar toda oscuridad. Y termina el relato con la “desobediencia” de este hombre a la advertencia de Jesús de no decírselo a nadie: comunicará a todos, y con gran fuerza, lo que a él le había ocurrido, haciendo del hecho una proclamación o predicación.

9 Esto es algo que siempre ha sucedido en la historia de la salvación cristiana: cuando alguien ha sido tocado por la Gracia liberadora del Señor, el testimonio es imparable, sin pose ni fingimiento, como les pasó a los primeros discípulos que vieron a Jesús, que al encontrar a Simón le dirán: “hemos visto al Mesías”.

10 La pregunta que nos hacemos ante tantos otros leprosos y tantas otras lepras modernas (soledad, depresión, ateísmo, secularización, hambre, injusticia, guerra, sida...), es cómo podría tocar hoy Jesús toda esta realidad.

11 Y la respuesta que nos da la historia cristiana es siempre la misma: con nuestras manos. No hay otras manos. Así lo dispuso Él. Acercar a través de nuestra pequeña pero insustituible solicitud, la salvación y la Gracia que provienen de Él. Somos carne de Jesús. Somos su Cuerpo.

12 Los varios leprosos de la maldición marginada – sea cual sea su nombre y su tragedia – nos esperan.
También ellos, como ojalá nosotros, quieren proclamar a quien quiera escuchar que el Señor ha hecho con ellos misericordia. El Reino ha comenzado.

13 ¿Qué me dice el Señor el Texto?
meditación ¿Qué me dice el Señor el Texto?

14 La compasión de Jesús, el padecer con lo acercaba a cada persona que sufre. Jesús, se da completamente, se involucra en el dolor y la necesidad de la gente… simplemente, porque Él sabe y quiere padecer con, porque tiene un corazón que no se avergüenza de tener compasión. Señor, si quieres, puedes limpiarme…” Jesús, sintiendo lástima; extendió la mano y lo tocó diciendo: “Quiero: queda limpio”.

15 Y lo tocó... Él no toma distancia de seguridad y no actúa delegando, sino que se expone directamente al contagio de nuestro mal; y así nuestro mal se convierte en el lugar del contacto: Él, Jesús, toma de nosotros nuestra humanidad enferma y nosotros de Él su humanidad sana y capaz de sanar. Esto sucede cada vez que recibimos con fe un Sacramento: el Señor Jesús nos «toca» y nos dona su gracia.

16 Así Cristo combate los males y los sufrimientos del mundo: haciéndose cargo de ellos y venciéndolos con la fuerza de la misericordia de Dios. Una vez más el Evangelio nos muestra lo que hace Dios ante nuestro mal: Dios no viene… a eliminar del mundo el sufrimiento y la muerte; viene más bien a cargar sobre sí el peso de nuestra condición humana, a conducirla hasta sus últimas consecuencias, para liberarnos de modo radical y definitivo.

17 A nosotros, hoy, el Evangelio de la curación del leproso nos dice que si queremos ser auténticos discípulos de Jesús estamos llamados a llegar a ser, unidos a Él, instrumentos de su amor misericordioso, superando todo tipo de marginación.

18 También nosotros tenemos necesidad de ser acogidos por ellos, un gesto de ternura, un gesto de comunicación. Para ser «imitadores de Cristo» ante un pobre o un enfermo, no tenemos que tener miedo de mirarlo a los ojos y de acercarnos con ternura y compasión, y de tocarlo y abrazarlo. …que el gesto de ayuda sea también un gesto de comunicación.

19 Toma conciencia de que eres como el leproso; el Señor se hace cargo de tu situación.

20 ¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto?
oración ¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto?

21 ¡Dichoso quien cuida del pobre y débil!
¡Dichoso quien tiende su mano al necesitado! ¡Dichoso quien no sabe negar una ayuda! ¡Dichoso quien sabe amar y comprometerse! Dichosos, sí, los que no temen arriesgar todo por el Reino. Dichosos los que saben cambiar la rivalidad por la colaboración, la competencia por la solidaridad, la violencia por la justicia y el amor.

22 Ayúdanos, Señor, a desterrar del corazón
el egoísmo que tantas veces lo envuelve. Ayúdanos a no fracasar en nuestro intento de estar atentos al dolor de los demás. Ayúdanos a saber mirar la realidad, a descubrir la injusticia y la maldad. Ayúdanos a ser mensajeros de esperanza, a arriesgar, si necesario fuera, la vida por los demás.

23 Danos fuerza, Señor, para que tu Palabra y nuestros deseos
lleguen a hacerse realidad.

24 ¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto?
contemplación ¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto?

25 Jesús combate los males y los sufrimientos del mundo: haciéndose cargo de ellos y venciéndolos con la fuerza de la misericordia de Dios. Un gesto de ternura, un gesto de compasión... Pregúntate, ¿cuándo ayudas a los demás, los miras a los ojos? ¿Los acoges sin miedo de tocarlos? ¿Los acoges con ternura?

26 Piensa en esto: ¿cómo ayudas? A distancia, ¿o con ternura, con cercanía?
Si el mal es contagioso, lo es también el bien. Por lo tanto, es necesario que el bien abunde en nosotros, cada vez más. Déjate contagiar por el bien y contagia el bien.

27 El leproso conoce a Jesús. Sabe lo que hay en su corazón
El leproso conoce a Jesús. Sabe lo que hay en su corazón. Por eso se arrodilla y dice "si quieres...” Cree plenamente en que Jesús le ama. ¿Crees tú esto? De tu confianza depende tu curación. Fuera de Jesús, ¿dónde puedes encontrar la salud?

28 En este texto la lepra representa uno o más problemas de la realidad de tu vida. Revísala y ante las “lepras” que vayas encontrando ponte en manos del Señor y dile: “si quieres puedes curarme”.

29 Tus “lepras” siempre tienen solución ya sea a corto o largo tiempo, es cierto que podemos ayudar, buscar soluciones pero sólo Dios sabe el momento justo para actuar. ¿Pides al Señor que te purifique, que te ayude y confías en que Él quiere hacerlo según su voluntad?

30 Ante tantos leprosos y tantas lepras modernas (soledad, depresión, ateísmo, secularización, hambre, injusticia, guerra, sida...), ¿cómo podrías tocar hoy como lo hacía Jesús?

31 acción ¿A qué me comprometo?

32 Revisa tu programa de vida espiritual y concreta medios que te acerquen más a Jesús.

33 Acepta y agradece que Dios te ha dado la vida y una misión a realizar con sus alegrías y dificultades

34 Ayuda a los hermanos que tienen “lepras”: problemas, dificultades, pecado… y acompáñalos a que los pongan en manos de Dios para que se haga su voluntad.

35 Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la acción concreta que te invita a realizar?

36 La oración del leproso te puede servir de ejemplo de oración confiada.
Esta oración es reconocimiento de la culpa, pero es al mismo tiempo deseo de transformación y confianza en la misericordia del Padre. FIN


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