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Publicada porBeatriz Molina Ortíz Modificado hace 6 años
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“Mantengan entre los incrédulos una conducta tan ejemplar que, aunque los acusen de hacer el mal, ellos observen las buenas obras de ustedes y glorifiquen a Dios en el día de la salvación” (1 Pedro 2:12)
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El propósito inmediato de la mayordomía es llevar adelante la misión de Dios de redimir al mundo.
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LA MAYORDOMÍA Y LA PIEDAD
“Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos” Levítico 20:26 ¿Cómo entender la mayordomía y la piedad? “El ideal que Dios tiene para sus hijos está por encima del alcance del más elevado pensamiento humano. La meta a alcanzar es la piedad, la semejanza a Dios” (La educación, p. 17). La piedad refleja la verdadera religión, es la esencia de quien representa a Cristo. La imitación de piedad no da poder al cristianismo. La falsa piedad es sólo una simple apariencia de religiosidad. El mayordomo fiel no vive de apariencia, ni da preferencia al pecado, sino que se dedica a la santidad (2 Timoteo 3:1-9). Las personas íntegras para con Dios no se rigen por las circunstancias. Ellas son fieles a los principios divinos, aunque tal fidelidad les cueste la vida (Apocalipsis 2:10, Daniel 3). Ellas son justas, a pesar de las circunstancias. La piedad en la vida del mayordomo fiel se revela más fuertemente ante las adversidades, como se nota con Noé, Daniel y Job, los cuales viven la justicia en una sociedad injusta (Ezequiel 14:14). PIENSA: Los mayordomos fieles no solo tienen forma de piedad. Son piadosos; y esta piedad se revela en su forma de vida.
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EL CONTENTAMIENTO ¿Qué es el contentamiento en el mayordomo?
“No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación” (Filipenses 4:11). ¿Qué es el contentamiento en el mayordomo? El contentamiento es el sentimiento de satisfacción con las condiciones que estamos viviendo en determinado momento, pero que puede ser magnificado cuando vivimos con satisfacción en todas las circunstancias. El contentamiento es un elemento principal de la arquitectura de la mayordomía, pero es imposible para nosotros lograrlo por nosotros mismos (Juan 15:5). Debemos comprender tres elementos que identifican el contentamiento. Primero, nuestro contentamiento debe depender de Cristo en cada situación. Somos "guiados por el Espíritu de Dios" (Romanos 8:14). Segundo, debemos comprender y reconocer qué es la piedad con contentamiento (Salmo 16:5, 6; 23:4, 5; Hechos 16:24, 25). Tercero, siendo que no hemos nacido satisfechos, debemos aprender cómo estar satisfechos o con contentamiento (Filipenses 4:11, 12). Jesús dijo: "Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí" (Mateo 11:29). PIENSA: En el contentamiento, entregamos la autoridad sobre nuestra vida a Dios. Es un asunto de la perspectiva correcta (2 Corintios 12:10).
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LA CONFIANZA "Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia.” (Proverbios 3:5) ¿Cuán distintiva es para un mayordomo el desarrollo de la confianza en Dios? La confianza como un resultado de la mayordomía significa algo más profundo que solo usar la palabra en forma intercambiable con "creer". Es un milagro. El sabio Salomón nos instruye: "Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia" (Proverbios 3:5). La confianza se desarrolla con el tiempo, y no toma atajos al corazón de Dios. Él se demuestra digno de confianza cuando dependemos de él. Confiar en Dios con todo nuestro corazón no se reserva nada y no retiene nada de nuestro compromiso total con él. No basta con creer solamente. Cuando el hombre reconoce el supremo dominio de Dios, él comprende su entera dependencia y se rinde confiado al Señor que de él cuida y le da sentido a la vida. El salmista David expresa esta relación en las palabras: “Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará” (Salmos 37:5). La entrega demuestra dependencia y confianza. PIENSA: Confiamos cuando llevamos "cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo" (2 Corintios 10:5)
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NUESTRA INFLUENCIA “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:16) ¿Cómo vivir nuestra mayordomía de tal manera que sea una influencia redentora? Jesús vino al mundo para glorificar a Dios (Juan 11:4, 12:28), así que los mayordomos de Dios deben aprender de su Maestro (Mateo 5:16, Juan 8:12). Cristo desea que las personas glorifiquen al Padre a través de las obras que Él realiza por medio de nosotros (Efesios 2:8-10, Tito 2:7). Por eso el mayordomo debe ser piadoso, justo y bondadoso en el trabajo (Colosenses 3:23-25), en el hogar (1 Pedro 3:1-7), en todo lugar y en todo lo que haga (1 Corintios 10:31, Mateo 6:33). La fidelidad y la piedad alcanzarán a todo aquel que entre en contacto con nosotros (1 Corintios 4:9), pues nuestra poderosa influencia impactará muchos corazones (Salmo 37:6; Mateo 5:14). Compartir a Cristo puede ser tan sencillo como cuidar niños para que una madre sola pueda ir a una entrevista de trabajo; cortar el césped gratis para una pareja de ancianos; o visitar al hijo de un vecino en la cárcel. En realidad, cuando hacemos estas cosas, las estamos haciendo por Cristo (Mateo 25:31 en adelante). Esta influencia cristocéntrica tiene poder para conquistar al mundo. PIENSA: ¿Qué decisiones necesitas tomar para que tu confianza en Dios determine qué camino escoger?
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LAS PALABRAS QUE QUEREMOS (Y QUE NO QUEREMOS) OÍR
“Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25:21). ¿Cuán significativas son estas palabras para el mayordomo fiel? Los mayordomos no han oído todavía esta felicitación de Cristo. Pero algún día Dios reconocerá delante del universo la relación que su pueblo tiene con él y su fidelidad en un mundo de pecado, cuando diga: "Bien hecho". Las palabras de Cristo bien hecho son las más agradables y satisfactorias que un mayordomo alguna vez oirá. Tener la aprobación divina sin restricciones, expresada acerca de nuestros intentos de administrar sus posesiones, trae gozo inefable, después de que hayamos hecho lo mejor posible de acuerdo con nuestras capacidades (2 Corintios 8:12). "Cuando los discípulos de Cristo devuelven lo suyo al Señor, acumulan tesoros que se les darán cuando oigan las palabras: `Bien, buen siervo fiel… entra en el gozo de tu Señor’” Esta será una sorpresa para nosotros. Nos uniremos a los ángeles que cantan, como si hubiéramos ya sabido el canto. Y Jesús "verá el fruto de la aflicción de su alma y quedará satisfecho" (Isaías 53:11). PIENSA: ¿Tu mayordomía, te está preparando para escuchar estas palabras?
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El resultado de la mayordomía tiene más que ver con el carácter interior de la persona que con las emociones externas, aunque también involucran nuestros sentimientos. Centrados en Cristo, cada rasgo positivo del carácter influye en los otros y los complementa, produciendo contentamiento sin tomar en cuenta la situación. La felicidad precede a la mayordomía. A fin de que nosotros seamos felices, debemos vivir para hacer felices a otros. Será para nuestro beneficio ceder nuestras posesiones, nuestros talentos y nuestros afectos en devoción agradecida a Cristo, y encontrar así felicidad aquí y en la gloria inmortal del más allá. ¡Seamos buenos mayordomos!
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