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Donde se encuentre dificultad en encender una fogata fuera de la iglesia, la bendición del fuego se acomodará a las circunstancias. El pueblo se reúne.

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Presentación del tema: "Donde se encuentre dificultad en encender una fogata fuera de la iglesia, la bendición del fuego se acomodará a las circunstancias. El pueblo se reúne."— Transcripción de la presentación:

1 Donde se encuentre dificultad en encender una fogata fuera de la iglesia, la bendición del fuego se acomodará a las circunstancias. El pueblo se reúne en iglesia, como para otras celebraciones. El sacerdote, acompañado de los ministros se dirige a la puerta de la iglesia. Uno de los ministros lleva el cirio pascual. El pueblo, en cuanto sea posible, se vuelve hacia el sacerdote. El sacerdote saluda al pueblo y hace la exhortación inicial como se indicó antes; luego bendice el fuego y prepara el cirio pascual, como se describió antes. El sacerdote enciende el cirio pascual con luz tomada del fuego nuevo mientras dice: La Luz de Cristo que resucita… Con relación a los elementos que preceden, las Conferencias Episcopales pueden también establecer otras formas que se adapten más a la manera de ser de los pueblos.

2 Una vez encendido el cirio uno de los ministros toma carbones encendidos sacados del fuego y los pone en el incensario y el sacerdote, de la manera acos­tumbrada, pone el incienso. El diácono, o en su ausencia, otro ministro idóneo, recibe el cirio pascual y se inicia la procesión. El turiferario, con el incensario humeante avanza delante del diácono o del otro ministro, que lleva el cirio pascual. Sigue el sacerdote, con los ministros y el pueblo. Todos llevan velas apagadas en sus manos. Cerca de la puerta de la iglesia el diácono, de pie y elevando el cirio canta: Luz de Cristo y todos responden: Demos gracias a Dios. El sacerdote enciende su vela tomando el fuego del cirio pascual. Procesión

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4 Después, el diácono avanza hasta la mitad de la iglesia, se detiene y elevando pascual, canta por segunda vez: Luz de Cristo y todos responden: Demos gracias a Dios. En este momento todos encienden sus velas, tomando el fuego del cirio pascual, prosigue la procesión. Al llegar frente al altar, el diácono se para mirando al pueblo, eleva el cirio y mor tercera vez: Luz de Cristo y todos responden: Demos gracias a Dios. Después, el diácono coloca el cirio pascual sobre un candelero grande preparado al lado del ambón, o en medio del presbiterio. En este momento se encienden las luces de la iglesia, excepto las velas del altar.

5 Al llegar al altar, el sacerdote se dirige a la sede, entrega su cirio al ministro, pone incienso y lo bendice como para el Evangelio. El diácono se acerca al sacerdote, le pide y recibe la bendición, diciéndole: Padre, dame tu bendición; el sacerdote dice en voz baja: El Señor esté en tu corazón y en tus labios -a que anuncies digna y competentemente Pregón Pascual: En el nombre del Padre, y del Hijo,  y del Espíritu Santo. El diácono responde: Amén. Esta bendición se omite cuando quien proclama el Pregón Pascual no es diácono. Pregón Pascual

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7 El diácono, después de incensar el libro y el cirio pascual, proclama el Pregón Pascual. Puede hacerlo desde el ambón o desde el facistol. Todos permanecen de pie y con las velas encendidas en las manos. Pregón Pascual puede ser proclamado, en ausencia del diácono, por el mismo sacerdote o por otro presbítero concelebrante. Pero si, por necesidad, un cantor laico proclama el Pregón, omite las palabras Por eso, queridos hermanos... hasta el final de la invitación (...la alabanza de este cirio), así como el saludo El Señor esté con ustedes. El Pregón Pascual se puede proclamar también en su forma breve.

8 Segunda parte: Liturgia de la Palabra

9 En esta Vigilia, madre de todas las Vigilias, se proponen nueve lecturas: siete del Antiguo Testamento y dos del Nuevo Testamento (Epístola y Evangelio), las cuales deben leerse en su integridad dondequiera se pueda, para que se conserve el carácter ­de la Vigilia, que exige larga duración. Pero donde graves circunstancias pastorales así lo exigen, se puede disminuir el número de lecturas del Antiguo Testamento: Siempre, sin embargo, téngase en cuenta que las lecturas de la Palabra de Dios son la parte fundamental de esta Vigilia Pascual. Háganse al menos tres lecturas del Antiguo Testamento, y ciertamente tomadas de la Ley y los Profetas, y cántense los respectivos Salmos responsoriales. Nunca se omita la lectura del Capítulo 14 del Éxodo con su cántico.

10 Se apagan los cirios y todos se sientan
Se apagan los cirios y todos se sientan. Antes de empezar las lecturas, el sacerdote exhorta a los fieles con las palabras que trae el Misal: Hermanos: Después de haber comenzado solemnemente esta Vigilia Pascual, u otra semejante. Siguen luego las lecturas. El lector se dirige al ambón y proclama la primera lectura. Al terminarla, el salmista o el cantor dice el salmo, al cual va respondiendo el pueblo. En seguida, todos se ponen de pie y el sacerdote dice: Oremos. Todos oran por un momento en silencio. Entonces, el sacerdote dice la oración correspondiente a la lectura. En lugar del salmo responsorial se puede dejar un espacio de silencio sagrado, en cuyo caso se omite el tiempo de silencio después del Oremos.

11 Después de la última lectura del Antiguo Testamento con su salmo responsorial y su oración, se encienden los cirios del altar y el sacerdote entona solemnemente el himno Gloria a Dios en el cielo, en el que todos se unen; mientras tanto se tocan las campanas, según las costumbres del lugar. Terminado el himno, el sacerdote dice la colecta, como de costumbre: Dios nuestro, que haces. Luego un lector proclama la lectura del Apóstol.

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