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Publicada porLaura Gil Cáceres Modificado hace 6 años
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“¿Con qué limpiará el joven su camino. Con guardar tu palabra
“¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra. Con todo mi corazón te he buscado; no me dejes desviarme de tus mandamientos. En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Salmo 119:9-11).
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La mayordomía comprometida incorpora prácticas y hábitos que demuestran una vida dedicada a Cristo.
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HÁBITO: BUSCAR A DIOS EN PRIMER LUGAR
“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas" (Salmos 37:21). ¿Cuál debiera ser el primer hábito a desarrollar en la vida de un mayordomo? El primer hábito que los mayordomos establecen en su vida es poner a Dios primer lugar. "Conságrate a Dios todas las mañanas; haz de esto tu primer trabajo. Sea tu oración: "Tómame, ¡oh Señor!, como enteramente tuyo. Pongo todos mis planes a tus pies. Úsame hoy en tu servicio. Mora conmigo y sea toda mi obra hecha en ti'. Este es un asunto diario. Cada mañana conságrate a Dios por ese día. Somete todos tus planes a él, para ponerlos en práctica o abandonarlos según te lo indicare su providencia. Sea puesta así tu vida en las manos de Dios, y será cada vez más semejante a la de Cristo" (El camino a Cristo, pp. 69, 70). Este hábito no sólo implica la dedicación de la primera hora del día a la oración y al estudio de la Biblia. Aunque esto está incluido, va más allá. Significa poner a Dios por encima de los bienes materiales, el trabajo, la familia y la vida misma. PIENSA: Realmente has desarrollado el hábito de poner a Dios en primer lugar en tu vida?
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HÁBITO: ESPERAR EL REGRESO DE JESÚS
"Felices los siervos cuyo señor los encuentra vigilando, cuando vuelva". - (Lucas 12:37, NVI). ¿Por qué debemos desarrollar el hábito de esperar el regreso de Jesús? La promesa de Jesús de su retorno, para ser una expectativa de felicidad, necesita ser vivida y administrada como una responsabilidad de la mayordomía. Esperar el regreso de Jesús es otro hábito del mayordomo de Dios, pues, como peregrino en el mundo, su hogar es la patria celestial. Los siervos de Dios en el mundo tienen el hábito de esperar el regreso de Cristo (Tito 2:13, 2 Timoteo 4:8) por reconocer que su patria no es este mundo, sino el Cielo, donde Dios habita (Filipenses 3:20; 11:8-10, 13-16), un lugar prometido y garantizado por Cristo (Juan 14:1-3). Si soy un mayordomo que administra las posesiones de Dios, y Él está próximo a regresar, entonces quiero estar listo y esperando ese glorioso evento. PIENSA: Vives como un mayordomo que aguarda la venida de su Señor.
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HÁBITO: USO SABIO DEL TIEMPO
"Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría” (Salmo 90:12) ¿Cuán necesario es para un mayordomo el uso sabio del tiempo? Dios creó el tiempo (Génesis 1). Es un producto perecedero que podemos usar de cualquier manera que queramos, pero una vez que se fue no puede nunca ser recuperado. Es uno de los activos más importantes que los mayordomos tienen que manejar, y es mucho más valioso que el dinero. El hábito de aguardar el retorno de Cristo promueve el hábito de usar el tiempo, dado por Dios, con sabiduría, para prepararnos y ayudar a otras personas a prepararse para el inminente advenimiento de Cristo. El tiempo es un don de Dios. Él espera que lo administramos para su gloria. "Lo importante es que desarrollamos una rutina en la que Dios está presente en todo momento" (Charles Duhigg; La fuerza de la costumbre, p. 28) No podemos perder tiempo con nada que no sea provechoso para nuestro desarrollo espiritual. El mandamiento del sábado nos alerta sobre este hecho (Éxodo 20:8-11). PIENSA: “Cuando nos vemos tentados a gastar dinero en baratijas, debemos recordar la
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HÁBITO: SER SANOS DE MENTE, CUERPO Y ALMA
“Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”(1 Corintios 6:20) ¿Por qué es importante desarrollar hábitos saludables? La salud viene con una responsabilidad especial para el mayordomo. Hemos de presentarnos "como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios" (Romanos 12:1). "Vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo" (1 Corintios 6:19). El mayordomo se mantiene sano emocional, física y espiritualmente. El ser humano es un todo indivisible. Todo está interconectado. Por lo tanto, todo debe ser santificado (1 Tesalonicenses 5:23). El mayordomo sabe que su cuerpo no le pertenece (1 Corintios 6:19, 20). Debemos comprender la relación que tiene la mente con el cuerpo. Aquello que alimenta nuestras mentes afectará la manera en que funciona nuestro cuerpo. Nuestros hábitos de salud tienen mucho que ver con nuestra visión de Dios, como cualquier otra posesión. PIENSA: ¿Qué hábitos de salud estás desarrollando en tu vida?
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HÁBITO: AUTODISCIPLINA
“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7). ¿Cuán necesario se vuelve para el mayordomo el hábito de la autodisciplina? El dominio propio, o disciplina propia, adiestra la voluntad y refina el carácter, al reflejar a Cristo (2 Corintios 7:1). La disciplina es para el mayordomo cristiano lo que el entrenamiento para el corredor (1 Corintios 9:26,27). El poder de equilibrio, o autodisciplina, es el atributo otorgado por el Espíritu Santo que da al creyente el control de toda su vida. La autodisciplina confiere a cada uno la visión para vigilar y la fuerza para dominar sus impulsos pecaminosos, por el poder del Espíritu Santo. Aprende a escuchar y discernir la voz del Espíritu que lo orienta por el estudio de la Palabra. Cuando reconocemos, por medio de Cristo, una debilidad espiritual, el dominio propio nos ayuda a introducir una rutina de hacer lo que es correcto. La recompensa es una mejora personal del caminar con Dios por fe. PIENSA: ¿Estás dispuesto a hacer de la disciplina un hábito?
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La mejor forma de desarrollar los mejores hábitos es no perder tiempo con cosas insignificantes (o incluso importantes), sino aprovechar el tiempo con cosas esenciales designadas por Dios (Efesios 5: 15-17), las cuales nos harán realidad y satisfechos ante el Juez cuando Él hace el acierto de cuentas con los habitantes del mundo (Salmo 119: 9-11, Filipenses 4:8, Mateo 5:8, 1 Tesalonicenses 5:23). La excelencia en cualquier área resulta de buenos hábitos; así también, los más eficientes mayordomos son aquellos que se dedican a desarrollar hábitos positivos y espirituales.
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