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Me alegro contigo porque sigues llegando por muchos caminos y eres voz que no me deja tranquilo, me pones en movimiento para ser tu testigo. porque me das muestras de cariño a través de tantas personas que conviven conmigo. porque siempre estás cuando te necesito, iluminándome cuando estoy perdido, corrigiendo mis pasos cuando me desvío, apoyando mis opciones cuando elijo, dándome fuerza cuando me desanimo. por la buena noticia que me has transmitido, que me abre horizontes y me llena de sentido. y me siento a tu lado valorado y querido. Perdón, Señor… por vivir la fe con poco entusiasmo y alegría. por no abrir caminos nuevos para que tú puedas llegar a mi vida. por no valorar ni agradecer lo que me aportan mis personas queridas porque mi testimonio no siempre muestra coherencia y valentía. ******************************* Ayúdanos, Señor, a vivir… la alegría de la gratuidad, reconociendo y valorando lo bueno de los demás. la alegría del perdón, venciendo toda tentación de odio, agresividad y rencor. la alegría del compromiso, que nos lleve a la construcción de un mundo distinto. la alegría de la cotidianidad, viviendo las cosas sencillas con agradecimiento y profundidad. la alegría de la fe, que sea punto de referencia que nos sirva para madurar y crecer. la alegría del silencio, para encontrar espacios donde resuene tu evangelio. la alegría de la amistad, para ir creando lazos más fuertes de comunión y fraternidad. la alegría de lo pequeño, que hace presente la realidad de tu Reino. la alegría del compartir para que no tengamos que ver a nadie sufrir. Hoy, Señor, me has invitado a la alegría y quiero estar alegre, porque veo el vacío que existe en el hombre si tú no estás dentro. Porque soy consciente de que la llegada de un amigo altera la vida, nos cambia los planes y nos hace pensar y sentir de otra manera. porque, ante las dificultades, no quiero acobardarme, ni dejarme deprimir o acomplejarme. Intentaré sonreír también en la dificultad. Hoy, Señor, quiero estar alegre: por tu nacimiento, porque tú me das fuerza para iluminar la noche de mi tristeza, porque me llenas de ilusión cada mañana, porque mi alegría eres tú. porque al final de la oscuridad brillas tú, porque en los problemas tu mano me conduce, porque en las dudas siento tu certeza, porque en la soledad eres eterna compañía, porque sin alegría se está secando mi corazón, porque sin alegría la vida no es vida, porque sin alegría falta la luz a cada uno de mis días ¿podré acogerte en mi casa, Señor? Hoy, Señor, quiero estar alegre, simplemente porque al tenerte a ti, Señor, no siento otra cosa en mí sino alegría. Señor, tu llegada y tu nacimiento son la causa de mi gozo, la música de mi alma... ¡Gracias, Señor, porque tú eres la causa de nuestra alegría! [I.L.] 3º Dom. Adv. Ciclo B Soy voz y testigo HOY CLAMA MI VOZ. Salomé Arricibita DESBORDO DE GOZO. El profeta Isaías y san Pablo nos invitan a la alegría. El gozo de saber y sentir que Dios está entre nosotros, con nosotros y en nosotros. La alegría de saber que Dios cuenta conmigo, que soy importante para Él, que no le soy indiferente. Que me ha capacitado para grandes cosas y me ha elegido para La alegría de descubrir que a su lado pueden brotar nuevas esperanzas, surgir nuevas iniciativas, sostenerse los proyectos, encontrar impulsos para seguir creciendo… que no hay lugar para el vacío, la soledad o el desconsuelo. Hay “tiernos brotes” que indican que algo está renaciendo, “pequeños fuegos” que van iluminando las oscuridades que vemos. Hoy se me invita a reflexionar sobre el grado de alegría con que vivo la vida y la fe; la alegría que transmito, el entusiasmo que contagio, el gozo que manifiesto con los que convivo… ¿Qué es lo que más alegría me produce en este momento de mi vida? NO APAGUÉIS EL ESPÍRITU. Soy elegido para una misión: llevar buenas noticias, abrir los ojos y el corazón para darme cuenta dónde es más necesaria mi presencia: allí donde hay dolor, allí donde pueda acompañar y estar cerca, allí donde pueda ofrecer un motivo de esperanza, allí donde pueda compartir mis dones, mis bienes, mi tiempo… allí donde pueda vendar heridas o simplemente escuchar con paciencia y con calma… Dejar que el Espíritu de Jesús no se apague en mí y lo alimente para que me ponga en marcha. Ayudar a desarrollar las semillas del Espíritu que están sembradas en otras tierras, otras personas, otras realidades con las que nunca contaba… ¿Qué tengo que cultivar más en mi vida? ¿Qué “luces del Espíritu” descubro en otros ambientes distintos a los míos? ¿Qué comunico con mis palabras, con mis gestos, con mis decisiones, con mi hechos…? ¿QUIÉN SOY YO? A Juan le pregunta por su identidad. Y es muy lúcido y certero para responder con sinceridad. Conoce quién es y quién no es. Es consciente de sus dones y de sus límites. No quiere protagonismo ni aparentar lo que no es. No quiere ser una celebridad y que se le admire. Se sabe medio, indicador y puente que conduce a quien es más importante. Siente que su misión es ser testigo y dar testimonio de Jesús. No se cree único ni imprescindible. Es capaz de “echarse a un lado” para no impedir que se encuentren con el Mesías. Decide pasar a un segundo plano para no obstaculizar a quién es la figura principal. ¿Soy capaz de conocer mis dones y mis límites? ¿Logro transparentar a Dios con mi vida? ¿Qué tengo que “rectificar, allanar, enderezar” para que el Señor pueda andar por ella sin dificultad? ¿Sé “quitarme de en medio” cuando mi presencia ya no es necesaria para no ocultar lo verdaderamente importante? ¿Busco protagonismos? ¿Dependo de valoraciones y reconocimientos? Me llamas a ser voz en los desiertos y en las calles, en todos los rincones donde haya alguien que pueda escucharme
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Lectura del libro de Isaías
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos, y a los prisioneros la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor. Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna con sus joyas. Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos. Salmo Lc 1, R/. Me alegro con mi Dios Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones. R/. Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. R/. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia. R/.
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Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo
Lectura del santo evangelio según san Juan (1, ): Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. Y éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, a que le preguntaran: «¿Tú quién eres?» Él confesó sin reservas: «Yo no soy el Mesías.» Le preguntaron: «¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?» El dijo: «No lo soy.» «¿Eres tú el Profeta?» Respondió: «No.» Y le dijeron: «¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?» Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: "Allanad el camino del Señor", como dijo el profeta Isaías.» Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: «Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?» Juan les respondió: «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia.» Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando. Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (5,16-24): Estad siempre alegres. Sed constantes en orar. Dad gracias en toda ocasión: ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros. No apaguéis el espíritu, no despreciéis el don de profecía; sino examinadlo todo, quedándoos con lo bueno. Guardaos de toda forma de maldad. Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente, y que todo vuestro espíritu, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo. El que os ha llamado es fiel y cumplirá sus promesas.
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