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Publicada porVictoria Montes del Río Modificado hace 7 años
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26º Dom. T. O. Ciclo A La fe en los hechos Gracias, Señor,
por tu infinita paciencia, porque siempre me acoges cuando estoy de vuelta, porque me ayudas a recapacitar y darme cuenta de mis contradicciones y mi falta de coherencia. por tu constante espera cuando no actúo correctamente y no cumplo mis promesas, cuando me dejo llevar por el “postureo” y las apariencias, ocultando lo que de verdad merece la pena. porque tu Palabra me despierta y me enseña caminos para que no me pierda, porque me ofrece luz en medio de tantas ofertas para que elija bien cuál es la opción correcta, descubra lo que tú me pides y te dé una respuesta. por contar siempre con tu presencia. Perdón, Señor… Por las bonitas palabras y las buenas intenciones que no concreto en compromisos. Por esconder mis equivocaciones y camuflar mis egoísmos. Por justificar mis debilidades y ver siempre culpables fuera de mí mismo. Por el deseo de aparentar y buscar protagonismo. *************** Haz resonar, Señor, tu llamada… en la Iglesia. Que predique con el ejemplo y la coherencia. en los que gestionan las instituciones. Que gobiernen para todos sin favoritismos ni preferencias. en los jóvenes. Que puedan tener una formación sólida, provechosa y seria. en los evangelizadores. Que sepan comunicar tu Buena Noticia con alegría y paciencia. en las familias. Que cultiven buenos valores para que sus relaciones maduren y crezcan. en cada uno de nosotros. Que respondamos con prontitud y sin resistencias Y volviste, Padre, al día siguiente a invitarnos a tu viña. Traías en tu rostro el gozo y la esperanza de lo vivido y un enorme deseo de que el trabajo llegara para todos. Pero tus hijos nos llenamos de palabras y de buenas intenciones... Donde dijimos un «sí» decidido y resuelto, creció un «no» inexplicable y, donde plantamos un «no» irreflexivo e inmaduro, floreció un «sí» repensado y atardecido. Y nos dices que cuando descubramos nuestras incongruencias, nuestras mentiras y nuestra falta de compromiso..., cuando reconozcamos nuestra esencia de pecadores..., entonces, solo entonces, Encontraremos el camino de tu Reino, ese Reino en el que «los últimos serán los primeros». Y, después, Señor, nos perdimos en las palabras. Creímos que lo esencial y primero era hablar, quedar bien, que los ecos fueran sonoros y rotundos, aunque el corazón se inhibiera y pasara de largo. Y, al mismo tiempo, Señor, nos dimos cuenta de que la solidaridad, la justicia y la hermandad eran excesivas y tristes palabras huecas, si nosotros no éramos solidarios, justos, hermanos... Y la boca se nos llenó de silencios expertos en ahogar palabras vacías. Incomprensibles y contradictorios, Señor, pero siempre hijos tuyos, trabajadores de tu Reino. [I.L.] 26º Dom. T. O. Ciclo A La fe en los hechos Un Dios enamorado. Salomé Arricibita RECAPACITAR Y VOLVER. Los caminos de cada día están habitados por muchas situaciones de desconcierto, desorientación, falta de objetivos, pérdida de lo esencial, desviaciones de lo importante… Siempre es posible un cambio de dirección. Lo importante es hacer pausas, dedicar tiempo, tener momentos para revisar y recapacitar. Y asumir responsabilidades personales. Tenemos tendencia a esconder o camuflar nuestras propias debilidades, o echar las culpas a otros, a las circunstancias, al ambiente… Mis opciones u omisiones personales son las que cuentan y son las importantes. No vale que me escude en el grupo para eludir mis compromisos. Yo soy responsable de mis acciones. Reflexionar, evaluar y volver. Dios siempre trabaja en lo íntimo de mi corazón para encontrar el camino que me lleva hacia Él. Puedo dedicar un tiempo a recapacitar cómo está mi vida, en qué tengo que mejorar, cómo puedo volver a lo que me ha apartado de Dios. ENTRAÑAS DE ENCARNACIÓN. Pablo me invita a mirarme en el espejo de Cristo, a sintonizar con Él, a tener sus mismos sentimientos. Frente al deseo de “ensalzarme” para estar por encima de los demás, él me propone abajarme para servir y amar; frente al aparentar rango y celebridad, él me propone vivir desde la profundidad; frente al aferrarme, él me propone despojarme, frente a querer ser encumbrado por todos, él me propone el camino de la sencillez y la humildad… Una vida alternativa en la que sólo quien tiene entrañas de encarnación, se hace “uno de tantos”, comparte la vida y la realidad de los hermanos, se pone al nivel de los sencillos y se hace cercano… encuentra el camino para llegar a la meta del Dios que nos está esperando. LA RESPUESTA ESTÁ EN LOS HECHOS. La parábola nos habla de la verdad traducida en hechos. Hacemos promesas pero se quedan en el olvido, nos marcamos metas, pero no queremos recorrer los caminos, decimos bonitas palabras y tenemos buenas intenciones, pero se las lleva el viento, decimos “sí” pero luego buscamos escusas para no comprometernos. A Dios no le valen las “poses” y los “postureos”, las apariencias que ocultan lo que de verdad llevamos dentro, querer quedar bien y así mostrarnos satisfechos… Dios no se fija en las apariencias sino que mira el corazón. No se fía de las buenas palabras, sino de las buenas actitudes y buenas obras que sean consecuentes y coherentes con lo que profesamos y decimos. ¿A qué digo “sí” y a qué digo “no”? ¿Qué reflejan mis palabras: lo que quiero que otros oigan o lo que de verdad llevo dentro? ¿Mis palabras ocultan la realidad, sirven de cobertura para decir lo que no pienso? ¿Son mero adorno para buscar prestigio, consideración, éxito…? ¿Hay desfase e incoherencia entre mis palabras y mis hechos? ¿Qué compromisos he asumido que luego no pongo en práctica? ¿Qué promesas hago que después me cuesta concretarlas?
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Salmo 24,4bc-5.6-7.8-9 R/. Recuerda, Señor,
que tu misericordia es eterna Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador, y todo el día te estoy esperando. R/. Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; no te acuerdes de los pecados ni de las maldades de mi juventud; acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. R/. El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. R/. Lectura de la profecía de Ezequiel (18,25-28): Así dice el Señor: «Comentáis: "No es justo el proceder del Señor". Escuchad, casa de Israel: ¿es injusto mi proceder?, ¿o no es vuestro proceder el que es injusto? Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá.»
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Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,1-11):
Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por rivalidad ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás. Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús. Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
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Lectura del santo evangelio según san Mateo (21,28-32): En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?» Contestaron: «El primero.» Jesús les dijo: «Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis.»
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