Descargar la presentación
La descarga está en progreso. Por favor, espere
1
******************************
Abre, Señor, mi vida para estar atento a tu llegada. Abre mis oídos para escuchar tu Palabra. Abre mis manos para ayudar a toda persona necesitada. Abre mis ojos para dar profundidad a mi mirada. Abre mi boca para comunicar a todos cuánto nos amas. Abre mi entendimiento para comprender los signos donde tú me hablas. Ven, Señor, a mi vida para que no se me apague la esperanza, para fecundar mi tierra reseca y árida, para vencer las dudas que me asaltan, para darme ánimos cuando las fuerzas me fallan, para hacer crecer los dones que me regalas, para no perder la confianza de que tú siempre me acompañas, para que mi fe sea más viva y encarnada, para ponerme en camino a donde mi presencia sea más necesaria. Abre, Señor, a mi corazón para que sepa acogerte en mi casa Perdón, Señor… por vivir una vida superficial, mediocre y acomodada. por la pérdida de vigor de mi fe y mi falta de esperanza. por mi poco compromiso para salir al encuentro de las personas necesitadas. por estar muy ocupado en mis cosas sin dejar espacio para que tú tengas sitio en mi casa. ****************************** Ilumina, Señor… a nuestra Iglesia para que prepare tu llegada y muestre signos de comunión fraterna. a los gobernantes, para que abran caminos de paz, de justicia y de solidaridad en nuestra tierra. a los que viven en el cansancio, la soledad y la tristeza, para que encuentren la compañía y las personas que les atiendan. a los que están perseguidos y sufren la violencia, para que descubran en ti su fuerza. a las familias, para que sean hogares donde se viva el evangelio y espacios de puertas abiertas. a los que luchan por una sociedad más justa, sostén sus esfuerzos y tareas. Venid, adoremos al Señor que viene a cumplir sus promesas. Ya lo dijo a los antepasados: «Aunque tú te olvidaes de mí, yo nunca te olvidaré», dice el Señor. Venid, adoremos al Señor que viene a revisar nuestros compromisos. Ya nuestros antepasados se comprometieron con el Señor a seguir sus caminos y ser fieles a sus mandatos: «Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo». Venid, adoremos al Señor que viene a proyectarnos planes de futuro. Ya sufrieron los antepasados los rigores de los enfrentamientos y deportaciones; por eso escuchaban esperanzados la voz de los profetas: «De las espadas forjaran arados y de las lanzas rejas para labrar la tierra». Venid, adoremos al Señor que viene a traernos la sorpresa: se puede vivir de otra manera. Así lo entendieron y llevaron a la práctica las primeras personas seguidoras del camino iniciado por Jesús de Nazaret «ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer». [A.F.] 1º Dom. Adviento. Ciclo A Despierta Hna. Glenda. Ven, Señor Jesús. CAMINAD. Dios me empuja a vivir mirando hacia adelante, oteando el horizonte, buscando metas cada vez más altas. Que no me paralicen las dificultades ni se me apague la esperanza. Verme arrastrado por ideales que me movilizan, proyectos que me motivan, utopías que alientan la marcha. Sentirme atraído por el Dios que llama al encuentro, a la comunión, a la vida compartida… llegando cada uno por caminos diversos que confluyen en armonía. Y en ese caminar, encontrar la Luz que me guíe, que me oriente, que me marque la ruta adecuada. ¿Qué o quién ilumina mi vida? ¿soy luz para los demás? ¿Dejo que la luz de Jesús penetre en mi interior y me guíe? Adviento es una invitación a conectar con lo mejor que hay en mi corazón, con los deseos más profundos. Esos sueños de ser mejor persona, más honrada, más madura, más cristiana. Los mejores sueños que llevo dentro, hacen posible que Dios llegue hasta mí. El adviento me invita a pararme para descubrir las buenas semillas que hay en mi interior, y hacer el compromiso de regarlas, cuidarlas, alimentarlas para que vayan germinando. ¿Qué semillas hay en mi interior que debo cultivar y compartir? DESPERTAD. Podemos caer en la tentación de vivir “instalados”, acomodados en una rutina que nos hace “funcionar”, pero que nos deja desorientados, perplejos antes situaciones y acontecimientos que no controlamos. Y nuestra fe pierde vigor, va languideciendo y apagándose. Necesito revulsivos que me despierten de la monotonía, que me hagan estar lúcido y despejado. Necesito voces que me saquen del sueño, me espabilen el oído, me abran los ojos, me despejen la mente, me hagan arder el corazón, movilicen mis manos y mis pies, me saquen de mis letargos… Necesito tocar el fondo de la realidad y descubrir a qué me está interpelando. “Entre el dormir y el soñar, lo más importante es despertar” (A. Machado) Y ponerme en marcha con agilidad revestido de las actitudes de Cristo. ¿Qué me adormece, me paraliza, me ciega, me aísla…? ¿Qué me puede ayudar a despertar? ESTAD EN VELA. Porque Dios llega de la manera más inesperada y en el momento en el que uno menos lo piensa. Velar es mirar una y otra vez por la ventana y desplegar “nuestras antenas” para captar la “onda en la que Él emite”. Velar es no vivir despreocupado, centrado sólo en lo mío, encerrado en mis rutinas de cada día sin pensar en nada más, pasarlo bien sin tener en cuenta lo que está sucediendo a mi lado. Velar es estar listo y preparado para acoger lo que viene sin que lo haya buscado. Velar es dejar que entre en mi casa el Evangelio y me vaya transformando. Y llevarlo en el corazón y en las manos, y entregarlo a todos con quienes me vaya encontrando. Velar tiene una traducción muy sencilla y concreta: preguntarme al final del día cómo he contado con Dios a lo largo de la jornada, dónde y cómo lo he descubierto, qué me ha ido enseñando…
2
Salmo 121, a. 4b R/. Vamos alegres a la casa del Señor. V/. ¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. R/. V/. Allá suben las tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. R/. V/. Desead la paz a Jerusalén: «Vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus muros, seguridad en tus palacios». R/. V/. Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: «La paz contigo». Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien. R/. Lectura del Profeta Isaías 2,1-5. Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén. En los días futuros estará firme el monte de la casa del Señor, en la cumbre de las montañas, más elevado que las colinas. Hacia él confluirán todas las naciones, caminarán pueblos numerosos y dirán: «Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob. Él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas; porque de Sión saldrá la ley, la palabra del Señor de Jerusalén». Juzgará entre las naciones, será árbitro de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Casa de Jacob, venid; caminemos a la luz del Señor.
3
Lectura de la carta del Apóstol
San Pablo a los Romanos 13, Hermanos: Comportaos reconociendo el momento en que vivís, pues ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada, el día está cerca: dejemos, pues, las obras de las tinieblas y pongámonos las armas de la luz. Andemos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas y borracheras, nada de lujuria y desenfreno, nada de riñas y envidias. Revestíos más bien del Señor Jesucristo. Lectura del santo Evangelio según San Mateo 24, En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. En los días antes del diluvio, la gente comía y bebía, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».
Presentaciones similares
© 2025 SlidePlayer.es Inc.
All rights reserved.