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Publicada porFelisa Agüero Hernández Modificado hace 7 años
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Domingo V del Tiempo Ordinario «Vosotros sois la luz del mundo»
Ciclo A Domingo V del Tiempo Ordinario «Vosotros sois la luz del mundo»
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Primera Lectura - Isaías 58,6-10
6 Este es el ayuno que yo amo : soltar las cadenas injustas, desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los yugos; 7 compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo; cubrir al que veas desnudo y no despreocuparte de tu propia carne. 8 Entonces despuntará tu luz como la aurora y tu llaga no tardará en cicatrizar; delante de ti avanzará tu justicia y detrás de ti irá la gloria del Señor. 9 Entonces llamarás, y el Señor responderá; pedirás auxilio, y él dirá: «¡Aquí estoy!». Si eliminas de ti todos los yugos, el gesto amenazador y la palabra maligna; 10 si ofreces tu pan al hambriento y sacias al que vive en la penuria, tu luz se alzará en las tinieblas y tu oscuridad será como al mediodía. Palabra de Dios Te alabamos Señor
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«Romperá tu luz como la aurora»
Isaías. Tercera parte del libro. Aquí, una requisitoria de Dios. Dios le recrimina su pecado -faltas contra el prójimo- y revela la invalidez de su culto. El culto se centra, en este pasaje, en dos prácticas concretas: ayuno y sábado. Culto y justicia social; prácticas religiosas y misericordia. No hay autenticidad en el culto, si no va animado por el respeto al prójimo.
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de la forma que sea: súplica afligida, penitencia, sacrificio…
La práctica del ayuno, será, práctica religiosa, si es religioso el espíritu que la mueve; es decir, si pretende, expresa y realiza efectivamente la unión con Dios salvador, de la forma que sea: súplica afligida, penitencia, sacrificio… Pero de hecho no llegará a Dios, si en el fondo no llega al hombre. No encontrará a Dios, si el ayunado no se acerca al hombre como imagen y semejanza de Dios; en otras palabras, si no se hace prójimo.
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de una entrañable abertura al hermano. Eso une a Dios y salva.
No consiste tan sólo en privarse de algo, sino en acompañar la privación de una entrañable abertura al hermano. Eso une a Dios y salva. El texto es de por sí claro y transparente. El ayuno sin misericordia se convierte en una especie de chantaje a Dios. Ayuno, sí; pero con entrañas de misericordia y obras de justicia.
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Salmo 112(111) 4-5.6-7.8-9 Brilla como luz en las tinieblas
para los de recto corazón; él comprende, es clemente y justo. Le va bien al compasivo y que presta, y lleva sus negocios en conciencia, pues nada logrará perturbarlo: el recuerdo del justo será eterno. No tiene miedo a las malas noticias, pues en su corazón confía en el Señor; su corazón está firme, nada teme, al final, despreciará a sus adversarios. Es generoso en dar a los pobres, su honradez permanece para siempre, su cuerno aumenta en gloria.
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«El justo brilla en las tinieblas como una luz»
Salmo sapiencial sostenido por un dichoso que posee sabiduría, dicha y bendición por su buena relación con Dios y con el prójimo. Tratemos de conseguir semejante misericordia. Somos luz en la luz de Cristo; somos misericordia y compasión en su compasión y misericordia.
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Segunda Lectura - I Corintios 2,1-5
1 Por mi parte, hermanos, cuando los visité para anunciarles el misterio de Dios, no llegué con el prestigio de la elocuencia o de la sabiduría. 2 Al contrario, no quise saber nada, fuera de Jesucristo, y Jesucristo crucificado. 3 Por eso, me presenté ante ustedes débil, temeroso y vacilante. 4 Mi palabra y mi predicación no tenían nada de la argumentación persuasiva de la sabiduría humana, sino que eran demostración del poder del Espíritu, 5 para que ustedes no basaran su fe en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Palabra de Dios Te alabamos Señor
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«Os anuncié el misterio de Cristo crucificado»
La ciencia de Pablo, salvífica y sobrenatural y, por tanto, auténtica, es Cristo, y éste crucificado. Una persona capaz de transformar al hombre en todo su volumen. En él se zambulle Pablo y de él recibe, por la fe viva, su poder salvador.
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No separemos, pues, nuestros ojos de Cristo muerto en la cruz.
No es cosa de hombres; es cosa de Dios y no puede separarse de la santa cruz. Apartarse del misterio y pretender, de la forma que sea, fundamentar en la propia persona la fuerza de salvación es desnudar la cruz de Cristo del poder divino que la impregna. No separemos, pues, nuestros ojos de Cristo muerto en la cruz. Él es nuestra salvación, sabiduría y fuerza de Dios.
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Lectura del Santo Evangelio Mateo 5,13-16
13 Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres. 14 Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. 15 Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. 16 Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo. Palabra de Dios Gloria a Ti, Señor Jesús
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«Vosotros sois la luz del mundo»
El Señor Jesús, comparando a los discípulos con la sal y con la luz, les explica que son dos cosas las que deben tener en cuenta para cumplir con su misión en el mundo: 1) ser fieles a su identidad; y 2) la necesidad de “ubicarse” en un lugar apropiado desde el cual su luz pueda iluminar a los que se encuentran “en la casa”.
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La sal, para ser sal de la tierra, debe ser verdaderamente cristiano,
acogiendo en sí mismo la fuerza transformante del Señor, viviendo como el Señor enseña.
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Por otro lado el Señor Jesús compara la misión de sus discípulos
con la función que desempeña una lámpara puesta en un lugar oscuro (Mt 9,15-16): de ellos ha de brotar una luz que debe iluminar a todos los hombres. La Luz que él mismo recibe del Maestro, del Señor: Él mismo es la Luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo (Jn 1,9), Luz que viene de Dios.
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luz que se hace visible a todos particularmente en sus buenas obras,
Al percibir aquella luz —luz que viene de Dios— que emana del ser del discípulo, luz que se hace visible a todos particularmente en sus buenas obras, Muchos se verán impulsados a volverse a Dios y a darle gloria ellos mismos.
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Gracias Señor por tu Palabra purificadora,
que ilumina, alimenta, enriquece, alegra, consuela y compromete. Concédenos vivir conforme a ella.
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Que, lejos de falsificar mi vida, la mantenga soldada a tu gracia,
HAZME, SEÑOR, SER SAL Y LUZ Que, lejos de falsificar mi vida, la mantenga soldada a tu gracia, alimentada por tu Palabra y sostenida con tu mano salvadora. Que siendo, Tú, el salero de mi existencia cuentes conmigo, Señor, para sazonar oportunamente tantas situaciones que reclaman ilusión y fuerza, alegría y optimismo, dignidad y verdad. Que siendo, Tú, la fuente de la luz para alumbrar miserias y soledades, tristezas y angustias, aflicciones y pruebas luchas y tribulaciones en las que combaten tantos hombres. HAZME, SEÑOR, SER SAL Y LUZ Que dé gusto, no a lo que el mundo quiere, y sí a una nueva forma de vivir y de sentir. Que ofrezca, la luz de tu presencia, a los que viven como si no existieras a los que, creyendo en Ti, caminan como si el Evangelio no conocieran. Que sepa ser conservante como la sal: que guarde, para mí y para los demás, tu gracia y poder, mi fe y mi fidelidad mi oración y mi confianza en Ti. Oración: P. Leoz
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