Un día llorarás sangre, tu alma estará espesa como tierra, cegado y obligado a andar a tientas por una garra hostil y cruel... Te desconocerás, “angustia”

Presentación del tema: "Un día llorarás sangre, tu alma estará espesa como tierra, cegado y obligado a andar a tientas por una garra hostil y cruel... Te desconocerás, “angustia”"— Transcripción de la presentación:

1 Un día llorarás sangre, tu alma estará espesa como tierra, cegado y obligado a andar a tientas por una garra hostil y cruel... Te desconocerás, “angustia” será el sol que te amanezca; tu luna, “soledad”... ¿qué vida es esta? ¿Este soy yo? ¿A dónde he caído?

2 ACUÉRDATE DEL CRISTO, QUE DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS
ACUÉRDATE DEL CRISTO, QUE DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS. AFÉRRATE AL CRISTO, QUE DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS. Cuando llegue tu hora, incorpora en tu fe a ese Cristo... ¡TAMBIÉN EN EL ABISMO BRILLÓ LA REDENCIÓN!

3 Un día no habrá en tu alma ningún cartel indicador hacia tu Dios
Un día no habrá en tu alma ningún cartel indicador hacia tu Dios. Lo habrá robado una mano burlona; y ni a rezar te atreverás... Infinita distancia, la amada comunicación perdida. Más duro que dudar de su existencia, saber que Él es... Y tenerlo perdido.

4 ACUÉRDATE DEL CRISTO, QUE DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS
ACUÉRDATE DEL CRISTO, QUE DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS. AFÉRRATE AL CRISTO, QUE DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS. Todavía te queda en el último límite Cristo... ¡TAMBIÉN EN EL ABISMO BRILLÓ LA REDENCIÓN!

5 Nadie lloverá en tu alma su gota de ternura, y te sacudirá como ráfaga helada en tu conciencia, abandonado, Cristo en Cruz. Y verás a tu lado andar errantes tus hermanos jóvenes y te rodearán Bosnia y otras lágrimas y llorarás tu salmo de amarguras...

6 ACUÉRDATE DEL CRISTO, QUE DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS
ACUÉRDATE DEL CRISTO, QUE DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS. AFÉRRATE AL CRISTO, QUE DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS. Mirarás tu ciudad con sus ojos que son compasivos... ¡TAMBIÉN EN EL ABISMO BRILLÓ LA REDENCIÓN!

7 Comprenderás de pronto, partido en dos o en mil por tu pecado, que eres y que todos somos Lázaro, y el pobre hijo pródigo; y en el no-amor sabrás que hasta el espanto Dios bajó a alcanzarte, y para el corazón, quizá, ablandarte, Él te abismó en su misericordia.

8 ACUÉRDATE DEL CRISTO, QUE DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS
ACUÉRDATE DEL CRISTO, QUE DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS. AFÉRRATE AL CRISTO, QUE DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS. Ante Él la rodilla se doble, aún en los abismos... ¡TAMBIÉN EN EL ABISMO BRILLÓ LA REDENCIÓN!