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Presentación del tema: "**********************************"— Transcripción de la presentación:

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Llena, Señor… mi pequeñez de tu grandeza, mi inseguridad de tu confianza, mi debilidad de tu fuerza, mi insensibilidad de tu ternura, mi agitación de tu paciencia, mis sombras de tu luz, mis dudas de tus certezas. mi rencor de tu perdón, mi soledad de tu presencia, mi orgullo de tu sencillez, mi inconstancia de tu entereza, mis abandonos de tu fidelidad, mis fracasos de oportunidades nuevas. mis cansancios de tu perseverancia, mis caminos de tus huellas, mis vacíos de tu abundancia, mis desánimos de tus promesas, mis silencios de tu palabra, mis egoísmos de tus entregas, mis tristezas de tu alegría, mis dispersiones de tu escucha atenta. Te entrego, Señor, mis fragilidades, tú puedes hacer grandes cosas con ellas. Perdón, Señor… por mis falsas seguridades y la desconfianza ante las promesas que tú me haces. por creerme en posesión de la verdad y no querer aprender de nadie. por mis faltas de acogida y de cariño, de esfuerzo y de perseverancia, de humildad y de coraje. por mis flaquezas e incoherencias, por mis actitudes intolerantes. ********************************** Atiende, Señor, el grito… de los que son perseguidos, maltratados y discriminados. de los inmigrantes y extranjeros que no son bien aceptados. de los que sólo reciben migajas de la mesa de la creación que todos habitamos. de los que no tienen fe y la están buscando. de los que sufren el dolor y la enfermedad y se encuentran desesperados. de los que sufren cualquier clase de problema y no tienen fuerzas para afrontarlos. de los que se sienten solos y no tienen a nadie a su lado. Concédeme, Señor: Un deseo para mi vida: creer sin desfallecer. Un deseo para los que amo: que te quieran como yo te quiero. Un deseo para mi alma: verme libre de toda angustia. Un deseo para mis días: que no anhele lo que no me corresponda. Un deseo para nuestra Iglesia: que nunca se canse de ser casa de salvación. Un deseo para mis ojos: que sepan descubrirte en todo, sobre todo y a pesar de todo. Concédeme, Señor, un deseo para mi pobre oración: que sea sincera y no interesada. Un deseo para mi caridad solidaria: que nunca sea una farsa. Un deseo para mi esperanza: que espere y nunca te deje de lado. salud para que con mi vida y con mi voz, con mi corazón y mis manos, con mis pies y todo mi ser... pueda seguir dándote gloria y alabanza. Escucha, Señor, la súplica de mi pobre corazón, cansado sin tu cercanía. triste cuando estás ausente...; pero a tu lado lleno de esperanza porque en ti hay siempre respuesta para mi inquietud... ¡Gracias, Señor, por tu presencia en mi vida! [I.L.] 20º Dom. T. O. Ciclo A Fe que rompe barreras Señor socórrenos. Salomé Arricibita UNA MIRADA ABIERTA. Los protagonistas de las lecturas son personas forasteras invitadas a no quedarse fuera, e incluso son puestas como modelo de referencia. El profeta Isaías hace una invitación para romper barreras, traspasar límites, derribar fronteras e integrar lo diverso. Frente al exclusivismo intolerante, un universalismo inclusivo donde se construya juntos desde la entrega al Señor y el servicio existencial, practicando el derecho y la justicia. Un Dios que acoge a todos y a nadie rechaza. Un Dios que busca personas y comunidades donde esto se ponga en práctica. Una buena ocasión para revisar mis actitudes intolerantes, mis visiones cerradas, mi responsabilidad ante “los que no son de los nuestros”, mi tendencia a poner barreras, levantar muros, delimitar fronteras… UNA MUJER PERSEVERANTE. Una mujer anónima que todo lo tiene en contra: es extranjera (y, por tanto, marginada en el mundo judío), es mujer (lo que significa debilidad, menosprecio y no reconocida su dignidad) y tiene una hija endemoniada (es decir, todo el mundo cree que es un castigo de Dios). Pero es una mujer fuerte y valiente, capaz de “cambiar” al mismo Jesús que se deja ensañar por su fe. Parece decirle: Dios no puede limitar su oferta de amor, se regala a todos sin despreciar a nadie, la abundancia de su amor no puede tener fronteras. Puedo fijarme en cómo actúa la mujer: cuando sabe que está Jesús, sale corriendo a su encuentro, corriendo y gritando, gritando y llorando, llorando y suplicando, se postra ante él, se pone de rodillas… ¿Qué puedo aprender de ella? UNAS ACTITUDES MODÉLICAS. Jesús alaba a la mujer, en ella se reflejan algunas actitudes intensas, profundas, ejemplares: Una FE CONFIADA: conoce los prejuicios de la fe judía, pero no le importan, sólo piensa que Jesús salva, que es misericordioso, que ayuda a quien más le hace falta… Una ORACIÓN QUE LE SALE DEL ALMA: perseverante, repetida, constante, convencida… Una CARIDAD GENEROSA, no pide nada para sí, lo importante es el bien de su hija, vive descentrada para vivir para otros, por su hija lo aguanta todo, por ella lo arriesga todo… Una HUMILDAD contagiosa. Se siente rechazada y menospreciada (¡incluso por Jesús!), pero no se ofende ni responde con agresividad. Acepta y “recoge el guante”, y replica desde la experiencia profunda que marca su vida. Se contenta con unas “migajas”, no pretende más. Puedo hacer un rato de reflexión y revisar cómo me acerco a Dios, con qué actitud, qué va configurando mi oración… repasar los dones que recibo de Dios. Puedo poner confiadamente en sus manos mi pequeñez, mi debilidad, mis contradicciones, mis fragilidades… para que Él haga con ellas cosas grandes.

2 Lectura del libro de Isaías (56,1.6-7): Así dice el Señor:
«Guardad el derecho, practicad la justicia, que mi salvación está para llegar, y se va a revelar mi victoria. A los extranjeros que se han dado al Señor, para servirlo, para amar el nombre del Señor y ser sus servidores, que guardan el sábado sin profanarlo y perseveran en mi alianza, los traeré a mi monte santo, los alegraré en mi casa de oración, aceptaré sobre mi altar sus holocaustos y sacrificios; porque mi casa es casa de oración, y así la llamarán todos los pueblos.» Salmo 66, R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben El Señor tenga piedad y nos bendiga,  ilumine su rostro sobre nosotros;  conozca la tierra tus caminos,  todos los pueblos tu salvación. R/. Que canten de alegría las naciones,  porque riges el mundo con justicia,  riges los pueblos con rectitud  y gobiernas las naciones de la tierra. R/.  Oh Dios, que te alaben los pueblos,  que todos los pueblos te alaben.  Que Dios nos bendiga;  que le teman hasta los confines del orbe. R/.

3 Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los Romanos (11, ): Os digo a vosotros, los gentiles: Mientras sea vuestro apóstol, haré honor a mi ministerio, por ver si despierto emulación en los de mi raza y salvo a alguno de ellos. Si su reprobación es reconciliación del mundo, ¿qué será su reintegración sino un volver de la muerte a la vida? Pues los dones y la llamada de Dios son irrevocables. Vosotros, en otro tiempo, erais rebeldes a Dios; pero ahora, al rebelarse ellos, habéis obtenido misericordia. Así también ellos, que ahora son rebeldes, con ocasión de la misericordia obtenida por vosotros, alcanzarán misericordia. Pues Dios nos encerró a todos en la rebeldía para tener misericordia de todos. Lectura del santo evangelio según san Mateo (15,21-28): En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón.  Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: «Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo.» Él no le respondió nada.  Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: «Atiéndela, que viene detrás gritando.»  Él les contestó: «Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel.»  Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió: «Señor, socórreme.»  Él le contestó: «No está bien echar a los perros el pan de los hijos.»  Pero ella repuso: «Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos.»  Jesús le respondió: «Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas.»  En aquel momento quedó curada su hija.


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