32. SEGUNDO Y TERCER MANDAMIENTOS

Presentación del tema: "32. SEGUNDO Y TERCER MANDAMIENTOS"— Transcripción de la presentación:

1 32. SEGUNDO Y TERCER MANDAMIENTOS
2° No tomarás el nombre de Dios en vano 3° Santificarás las fiestas

2 2º: El nombre de Dios es santo
El segundo mandamiento es: No tomarás el nombre de Dios en vano. Encierra el deber positivo de honrar el nombre de Dios. «Pertenece, como el primer mandamiento, a la virtud de la religión y regula más particularmente el uso de nuestra palabra en las cosas santas» (Catecismo, 2142).

3 2º: El nombre de Dios es santo
 Nombre de Dios Letras o palabras el mismo Dios, Uno y Trino Nombre de Dios = = significado

4 2º: El nombre de Dios es santo
Honramos el nombre de Dios al alabarlo como Creador y Salvador, confesando ante los hombres que es nuestro Señor, y cuando leemos, estudiamos y meditamos la palabra de Dios, de modo digno, atento y devoto.

5 2º: Uso del nombre de Dios
El segundo mandamiento prohíbe todo uso inconveniente del nombre de Dios, de Jesucristo, de la Virgen María y de todos los santos (Catecismo, 2146).

6 2º: La blasfemia También prohibe la blasfemia:
«Consiste en proferir contra Dios —interior o exteriormente— palabras de odio, de reproche, de desafío; en injuriar a Dios, faltarle al respeto en las expresiones, en abusar del nombre de Dios» (Catecismo, 2148).

7 2º: La blasfemia «La prohibición de la blasfemia se extiende a las palabras contra la Iglesia de Cristo, los santos y las cosas sagradas ». «También es blasfemo recurrir al nombre de Dios para justificar las prácticas criminales, reducir pueblos a servidumbre, torturar o dar muerte». «La blasfemia es de suyo pecado grave» (Catecismo, 2148).

8 2º: El juramento También prohíbe el juramento en falso (Catecismo, 2150). Jurar es poner a Dios por testigo de lo que se afirma (veracidad de una promesa o de un testimonio, probar la inocencia de una persona, poner fin a pleitos y controversias, etc.).

9 2º: El juramento verdad justicia juicio
Condiciones que lo hacen lícito: Certeza moral de lo que se afirma. No conjeturas. verdad justicia Lo que se jura debe ser justo. Sin precipitación, de manera ponderada, sabiendo a lo que se obliga el que jura, con necesidad. juicio Catecismo, 2154

10 2º: El nombre cristiano En el Bautismo, la Iglesia da un nombre al cristiano. Los padres, los padrinos y el párroco deben procurar que se dé un nombre cristiano al que es bautizado (Catecismo, 2156). Dios llama a cada uno por su nombre (cf. Is 43, 1; Jn 10, 3). El nombre de la persona exige respeto en señal de la dignidad del que lo lleva (Catecismo, 2158).

11 3º: El domingo o día del Señor
El tercer mandamiento es: Santificarás las fiestas. Manda honrar a Dios con obras de culto en determinados días: en concreto, los domingos y otras fiestas establecidas por la Iglesia.

12 3º: El domingo o día del Señor
En el Antiguo Testamento, el pueblo elegido recordaba la creación y su cumplimiento al séptimo día en el que Dios descansó de su obra, bendiciendo y santificando ese día (Gn 2, 2-3).

13 3º: El domingo o día del Señor
En el Nuevo Testamento el domingo es el día del Señor (dies dominica), en el que la Iglesia celebra la nueva creación —recreación— del hombre en hijo de Dios, fruto de la Resurrección de Cristo (CEC, 2174).

14 3º: El domingo o día del Señor
La sustitución del sábado por el domingo instruye acerca del misterio del Redentor, pues el sábado fue el día en que el Cuerpo de Cristo reposó en el sepulcro, cerrándose así la época de los sacrificios de la Antigua Ley. Los cristianos dedicamos el sábado a la Santísima Virgen, que conservó firme su fe durante el Sábado Santo.

15 3º: El domingo o día del Señor
Además del domingo, la Iglesia, desde el principio, instituyó otras fiestas, con distintos grados de solemnidad, algunas en días fijos, otras en días móviles. En ellas celebramos los misterios de Nuestro Señor, honramos a la Virgen, a los ángeles o a los santos, o conmemoramos la dedicación de las iglesias.

16 3º: La Misa del domingo y de las fiestas de precepto
Para asegurar la santificación de los domingos y de algunos días festivos más solemnes, (las fiestas de precepto) la Iglesia en su primer mandamiento prescribe para estos días la asistencia a la Santa Misa (CEC, 2180). El precepto obliga a oír Misa entera, el mismo domingo o bien la víspera, siguiendo con presencia corporal y con piadosa atención el sacrificio eucarístico.

17 3º: La Misa del domingo y de las fiestas de guardar
«La Eucaristía del domingo fundamenta y confirma toda la práctica cristiana. Por eso los fieles están obligados a participar en la Eucaristía los días de precepto, a no ser que estén excusados por una razón seria (por ejemplo, enfermedad, el cuidado de niños pequeños) o estén dispensados por su propio pastor. Los que deliberadamente faltan a esta obligación cometen un pecado grave» (CEC, 2181).

18 3º: La Misa del domingo y de las fiestas de guardar
Las fiestas de precepto en México son: Año Nuevo Corpus Christi, Virgen de Guadalupe (12 de diciembre), Navidad

19 El domingo, día de gracia y de descanso
Hay que abstenerse de aquellos trabajos y actividades que impidan dar culto a Dios, gozar de la alegría propia del día del Señor o disfrutar del debido descanso de la mente y del cuerpo (CEC, 2185 y 2186). Es una obligación grave, pero puede no obligar, si existe un deber superior de justicia o caridad.

20 El domingo, día de gracia y de descanso
«Cada cristiano debe evitar imponer sin necesidad a otro lo que le impediría guardar el día del Señor. Cuando las costumbres [deportes, restaurantes, etc.] y los compromisos sociales [servicios públicos, etc.] requieren de algunos un trabajo dominical, cada uno tiene la responsabilidad de dedicar un tiempo suficiente al descanso» (CEC, 2187).

21 El domingo, día de gracia y de descanso
En el respeto de la libertad religiosa y del bien común de todos, los cristianos deben esforzarse por obtener el reconocimiento de los domingos y días de fiesta de la Iglesia como días festivos legales. Deben dar a todos un ejemplo público de oración, de respeto y de alegría, y defender sus tradiciones como una contribución preciosa a la vida espiritual de la sociedad humana (CEC, 2188).