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EL SEÑOR QUE SANA.

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Presentación del tema: "EL SEÑOR QUE SANA."— Transcripción de la presentación:

1 EL SEÑOR QUE SANA

2 ¿Acaso hay algo imposible para Dios?
“al que cree todo le es posible” (Marcos 9:23).

3 Recién había salido de Egipto camino a Canaán, Moisés se enfrenta a una situación difícil en el desierto y en vez de quejarse, Exo.15:25, dice: “Y Moisés clamó a Jehová”, eso es lo que nosotros también deberíamos hacer, cuando estamos en necesidad, debemos orar. El texto continua diciendo: “y Jehová le mostró un árbol”; y Moisés tan pronto escucha la voz de Dios “lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron”. Aquí encontramos que Dios estaba atento a la oración de su siervo, y a su vez, Moisés estaba dispuesto a obedecer la orden de Dios. Dios le mostró un pedazo de madera, el cual echó Moisés al agua, y al instante el agua se volvió dulce. El resultado es que cuando Dios habla, y tu obedeces lo que Dios manda, sucede el milagro.

4 No podía ser el árbol que a Moisés le pareciera mejor
No podía ser el árbol que a Moisés le pareciera mejor. Quizá el más cómodo para él, ¡NO! Tenía que ser el que Dios ordenaba. ¿Dónde esta el secreto? Obedecer exactamente la Palabra de Dios.

5 Dios entonces inicia una prueba y les dice en el versículo 26: “Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador..” Aquí se registra una promesa maravillosa. Si de allí en adelante el pueblo de Dios obedecía estrictamente todos sus mandamientos, entonces él lo sanaría como había sanado el agua, y lo libraría tanto de males físicos como morales. Por consiguiente, el bienestar físico de Israel dependía de su obediencia.

6 Este gran principio fue cierto no sólo en el tiempo de los hebreos sino a través de todos los siglos. El bienestar físico de la raza humana todavía depende en gran medida de su obediencia a la ley divina. Los que desobedecen las leyes que rigen el sano vivir, sólo pueden culparse a sí mismos por las consecuencias. Por otro lado, los que viven de acuerdo con las instrucciones impartidas por el cielo en cuanto a la salud, estarán notablemente libres de enfermedades. Dios se interesa no sólo en el estado espiritual del hombre sino también en su estado físico (Ver 3 Juan 2).

7 La obediencia a las leyes establecidas por Dios, tienen mucho que ver con nuestra salud espiritual y física “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15; Sant.2:10-12; Ap.22:14). (Ver Gen. 1:9, 2:16,18; Ap.21:4; Is.65:21).

8 El Señor sana daño emocional y corazones rotos.
Dios se revela como Jehová tu sanador cuando estamos en necesidad de… Curación Emocional: El Señor sana daño emocional y corazones rotos. Salmo 147:3: “Él sana a los quebrantados de corazón y venda sus heridas.” Cualquier dolor que llevas, tenemos que entregarlo al Sanador. Cristo Jesús. (Ver Mat.11:28).

9 “Echad toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Ped.5:7).
Dios es el gran Médico del alma que se compadece del ser humano por cada dolor que le lacera el corazón. “Ninguna cosa que de alguna manera afecte nuestra paz es tan pequeña que él no la note” (CC 100).

10 Dios se revela como Jehová tu sanador cuando estamos en necesidad de…
La Sanidad Física: Algunos de nosotros estamos pasando por tiempos difíciles, tratando de procesar el dolor y el desánimo que viene de las dificultades físicas. Tal vez sea el dolor personal o tal vez estamos devastados por la noticia de un familiar o amigo. En momentos como este, es necesario pedir a Jehová para hacer su trabajo de sanación en nuestras vidas. La Biblia está llena de ejemplos del toque sanador de Dios.

11 Por ejemplo, En 2 Reyes 20:5-6 leemos que el rey Ezequías se enfermó y estaba a punto de morir. Como resultado de la intensa intercesión, fue curado y su vida fue extendida. Esta es verdaderamente una historia sorprendente: “Vuelve, -le dijo Dios al profeta Isaías- y dile a Ezequías, príncipe de mi pueblo: “Así dice Jehová, el Dios de David, tu padre: He oído tu oración, he visto tus lágrimas y voy a sanarte… Añadiré a tus días quince años.” En los Evangelios vemos que Jesús pasó una sorprendente cantidad de tiempo curando las personas. (Ver Mat.4:23,24).

12 Dios se revela como Jehová tu sanador cuando estamos en necesidad de…
Curación Espiritual: Este es el más importante de los tres reinos de la curación. El Señor ve que somos espiritualmente enfermos y Él ofrece sanación y la integridad a través de la sangre derramada de Jesús en la cruz. Nuestro diagnóstico es malo y nuestro pronóstico es terminal. Jeremías 17:9 registra la enfermedad incurable del corazón humano: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?“ Somos pecadores que han sido infligidos con la enfermedad de la muerte y la destrucción y estamos en necesidad desesperada de un nuevo corazón.

13 Aquí se da a conocer la trágica razón por la cual el hombre cuyo corazón no ha sido regenerado escoge ser una “retama en el desierto” del pecado, en vez de ser un fructífero “árbol plantado junto a las aguas” de la vida redentora. El motivo está en la naturaleza irregenerada, pecaminosa del hombre. “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso”. Es decir: “incurable”. Por sí mismo no puede curar su propia maldad (Ver Jer.13:23; Jer.30:12-13; Mat.9:12-13).

14 “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne DÉJATE GUIAR POR ÉL Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne” (Eze.36:26,27).

15 ÉL SABE LO QUE HACE

16 Al principio de su ministerio, Jesús se puso de pie en la sinagoga un día sábado, y cito del libro del profeta Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos” (Lucas 4:18). Una vez que somos liberados espiritualmente, Jesús puede romper todas las ataduras que nos controlan, incluyendo las adicciones y patrones de pecados profundos. Si bien es cierto que Jesús sanó a muchas personas físicamente, Él siempre está más interesado en curar el problema del pecado. ¿Te acuerdas de lo que dijo Jesús a Juan el Bautista, cuando le preguntó si realmente era el Mesías? Leamos la respuesta en Mateo 11:05: “Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres es anunciado el evangelio.”

17 “¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis?
La entrada del pecado en nuestras almas es retratado vívidamente en Isaías 1:5-6: “¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas ni vendadas ni suavizadas con aceite.” ¡Imagínate! Tu y yo somos Una herida que huele a podrido, nadie la quiere ver, y mucho menos tocar.


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