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Publicada porInmaculada Camacho Montero Modificado hace 8 años
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La automanifestación de Dios va dirigida al hombre y el hombre es llamado a responder a esa invitación divina mediante la fe. Tanto la Revelación como la fe son libres. La Revelación es libre porque es acción soberana de Dios, que se mueve únicamente por amor a nosotros. La fe es libre porque no existe un motivo que nos lleve necesariamente a creer que sea verdad lo que escuchamos en la Revelación. Nadie puede obligar a otro a creer. Nicodemo conversando con Cristo Crijn Volmarijn
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SIGNOS Y MILAGROS 1 Para poder creer de un modo coherente es preciso que, una vez escuchada la Revelación, se cuente con suficientes razones para identificar este mensaje como proveniente de Dios. 2 La fe no se reduce a la razón, pero tampoco la destruye. Ambas se complementan armónicamente. La Revelación es digna de ser creída: hay razones o motivos que mueven a aceptarla (“credibilidad” de la Revelación). 3 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, creed por las obras (Jn 10, 37). Estas obras hacen que la fe no sea un puro salto en el vacío, fruto de una mera decisión de la voluntad. Curación del ciego. El Greco The Metropolitan Museum of Art. New York
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SIGNOS EN EL ANTIGUO TESTAMENTO Dos motivos principales para creer, en el itinerario del pueblo de Israel hasta la fe: los grandes hechos salvíficos realizados por Yahvé y la palabra de los profetas. Estos hechos y palabras no dan la fe, pero son signos de credibilidad. Hechos: signos porque dan a conocer que es Dios quien actúa. Llevan su marca y mueven al pueblo a confiar en Él. Profetas: para ayudar a su pueblo, Dios se sirve de ellos para confirmarlo en la verdad y bondad de la fe revelada. Hablaban en lugar de Dios: anunciaban promesas divinas. Caída de las murallas de Jericó Museos del Vaticano Rafael
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SIGNOS EN EL NUEVO TESTAMENTO Sinópticos: los “signos” aparecen como algo injustamente exigido por parte de las autoridades judías o por Herodes. En cambio, los milagros son actos de Jesús que muestran el poder de Dios. Hechos de los Apóstoles: ambos términos son idénticos y designan actuaciones extraordinarias de Pedro, de Felipe... San Felipe bautizando al eunuco de la reina de Etiopía Rembrandt Cristo ante Herodes Museo de la Ópera del Duomo. Siena Duccio
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Evangelio de San Juan: Cristo es el único signo fundamental. Jesús realiza los milagros precisamente porque en Él obra Dios y están muy unidos a lo que dice sobre sí mismo: multiplicación de los panes, Jesús es alimento (Jn 6, 34); resurrección de Lázaro, Jesús es la Vida (Jn 11, 25). Colección Particular Tintoretto Muros laterales de Sant'Angelo in Formis. Capua in Formis. Capua Anónimo Románico Capilla de los Scrovegni. Padua Giotto curación del ciego de nacimiento, Jesús es la Luz (Jn 9, 5);
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LA CREDIBILIDAD SEGÚN EL MAGISTERIO La credibilidad de la Revelación ha sido objeto de los dos últimos Concilios ecuménicos. Vaticano I: Dios mismo quiso dar unos argumentos externos de su Revelación, es decir, hechos divinos, y en primer lugar milagros (...) que al mostrar con toda claridad la omnipotencia e infinita sabiduría de Dios, son signos certísimos de la Revelación divina, acomodados a la inteligencia de todos (Dei Filius, 3). Para poder creer, deben unirse a estos signos externos los auxilios internos del Espíritu Santo. La Transfiguración (detalle) Pinacoteca Vaticana Rafael
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Vaticano II: no emplea la palabra “credibilidad”, pero sí con frecuencia lo que ese término significa. Un signo de suma importancia es el testimonio de los cristianos: todos están llamados a ser testigos del amor de Dios (GS 43; LG 20, 35). Para eso, tenemos que estar unidos con Cristo, que es el signo fundamental de la Revelación (LG 15). El signo no es algo sino alguien, la Persona de Jesús, en el que el hombre descubre al mismo Dios. Jesús con palabras y obras, signos (...) confirma con el testimonio divino que Dios está siempre con nosotros. DV 4 El Bautismo de Cristo Museo del Prado El Greco
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JESUCRISTO, SIGNO DE CREDIBILIDAD Durante algún tiempo, los motivos de credibilidad se han buscado en argumentos externos a Jesucristo (milagros, profecías). Pero no es una argumentación suficiente. El milagro central afirmado por el cristianismo es la Encarnación. Cuando una persona considera la vida terrena del Hijo de Dios Jesús, puede llegar a creer en su divinidad (Cristo). El verdadero signo de credibilidad es Jesucristo. Por encima de todo, el cristianismo es Jesucristo y la comunión con Él. AnunciaciónToledo El Greco
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LA NARRACIÓN DE LA HISTORIA DE JESÚS Jesús no es un mito, ni una idea atemporal: es un personaje histórico (7-4 a.C.-30 d.C.) (Hch 2, 22). La fuente más importante para conocer la vida y la obra de Jesús son los escritos del Nuevo Testamento. Noticias extrabíblicas: Plinio el Joven (112), Tácito (116), Suetonio (120); Flavio Josefo, el Talmud. Siglo XVIII: debate sobre la credibilidad de las fuentes cristianas. Este debate puede considerarse superado hoy en día. Los Evangelios no son biografías según nuestra mentalidad moderna. Pero corresponden exactamente a lo que se entendía en el mundo greco-romano por una biografía. Hoy ha quedado de nuevo aclarado que los Evangelios transmiten el mensaje y los hechos de Jesús con fidelidad (DV 19). Cristo ante Pilatos. Duccio Museo de la Ópera del Duomo. Siena
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La Santa Madre Iglesia firme y constantemente ha creído y cree que los cuatro referidos Evangelios, cuya historicidad afirma sin vacilar, comunican fielmente lo que Jesús Hijo de Dios, viviendo entre los hombres, hizo y enseñó realmente para la salvación de ellos, hasta el día que fue levantado al cielo. (...) Escribieron, pues, sacándolo ya de su memoria o recuerdos, ya del testimonio de quienes "desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra" para que conozcamos "la verdad" de las palabras que nos enseñan (cf. Lc., 1,2-4). DV 19 Ascensión Parroquia de San Benito Abad Yepes (Toledo) Luis Tristán
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TESTIMONIO DEL AMOR MISERICORDIOSO Centro de su mensaje es que el Reino de Dios ha llegado: Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio. (Mc 1, 14-15) Las obras de Jesús acompañadas desde el principio por la acción de Espíritu: † En el bautismo (Mc 1, 10). † En su predicación (Lc 4, 18). † En su lucha contra los demonios (Mt 4, 1; 12, 28). † En su ofrecimiento en la cruz (Rm 1, 4). † Y en su resurrección (Rm 8, 11). El Espíritu del Señor está sobre mí, porque Él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres; para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor. (Lc 4, 18-19) Resurrección Iglesia de Santo Domingo el Antiguo Toledo El Greco
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Mientras los profetas del Antiguo Testamento se remitían expresamente a Yahvé, Jesús habla siempre en primera persona: Yo os digo. Testimonia así que actúa con el poder de Dios. (Jn 7, 40-52) Un atento estudio de los textos evangélicos nos revela que ningún otro motivo, a no ser el amor hacia el hombre, el amor misericordioso, explica los ‘milagros y señales’ del Hijo del hombre. Juan Pablo II, Discurso, 9.12.1987 Jesús no rechaza a los pecadores, sino que les muestra también a ellos el amor sin límite de Dios. Les ofrece el perdón (Lc 15, 32). El amor de Jesús es el motivo más decisivo para que alguien se abra a la fe. Constituye una respuesta divina al deseo y a la necesidad de amor que cada hombre experimenta. Cristo y la samaritana. Alonso Cano Museo de San Fernando. Madrid
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EL TESTIMONIO DEL HIJO Se presentó como Hijo en sentido propio y verdadero: como igual a Dios (Jn 8, 12-59). Condenaron a muerte a Jesús por blasfemia, declaró que era el Hijo de Dios (Mt 26, 63-66; Mc 14, 61-64; Lc 22, 70-71). Afirmó que estaba en el Padre y el Padre en Él (Jn 14, 10-11). El Hijo fue obediente hasta la muerte de cruz (Jn 4, 34; 5, 30; 8, 28). El sufrimiento que experimentó al cumplir la voluntad del Padre, concedió a su fidelidad un valor singular. Pero la cruz no se puede comprender sino a la luz de la Resurrección. La cruz no es la última palabra. La presentación ante Caifás. Giotto Capilla de los Scrovegni. Padua
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LA RESURRECCIÓN La Resurrección ha constituido desde el comienzo el fundamento de la fe y el contenido esencial de la predicación cristiana (I Tes 4, 14; I Co 15, 3-4). Si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación carece de sentido y vuestra fe lo mismo. Además, como testigos de Dios, resultamos unos embusteros, porque en nuestro testimonio le atribuimos falsamente haber resucitado a Cristo, cosa que no ha hecho si es verdad que los muertos no resucitan. (I Co 15, 14-16) La resurrección Museo del Prado El Greco
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Los que testifican haber visto a Cristo resucitado son los mismos Apóstoles que se ocultaron decepcionados después de la crucifixión de Jesús. No esperaban la Resurrección (Lc 24, 25). La Resurrección es a la vez un gran misterio y un hecho histórico. Los Evangelios recogen inmediatamente la fe de los discípulos en el Cristo resucitado, con base en dos hechos concretos, el sepulcro vacío y el ciclo de apariciones. Nos hace conocer más a Dios y su omnipotencia amorosa. Si tus labios profesan que Jesús es el Señor y tu corazón cree que Dios lo resucitó, te salvarás (Rm 10, 9). Aparición en los montes de Galilea Museo de la Ópera del Duomo. Siena Duccio
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LA IGLESIA, RAZÓN PARA CREER EN CRISTO Dios ha resucitado a ese mismo Jesús, y de ello somos todos nosotros testigos. Enaltecido y puesto por Dios a su mano derecha, recibió del Padre el Espíritu Santo prometido, el cual, a su vez, él repartió. Eso es lo que estáis viendo y oyendo. (Hch 2, 32-33) Pedro predicando Gemäldegalerie. Berlín Lorenzo Veneziano
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CRISTO EN LA IGLESIA Sólo es posible encontrar al Cristo real en la Iglesia. Es allí donde sigue actuando a través de los siglos. SC 6 La Iglesia, a la que fue confiada la Revelación plena que es Cristo mismo, existe para continuar la misión de Jesucristo hasta el final de los tiempos y dar testimonio del amor de Dios a los hombres. LG 1 La gracia que Cristo nos ganó en la cruz nos es comunicada por la Iglesia. La Iglesia es Cristo salvando hoy.
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LA SANTIDAD DE LA IGLESIA Querida por Dios Padre, fundada por Dios Hijo, vivificada por Dios Espíritu Santo, la Iglesia es santa: Cristo, su fundador es santo, el Espíritu Santo actúa en ella y lleva a los hombres a Dios Padre. Esta santidad ontológica (la Iglesia es santa de un modo fundamental, según su propio ser) debería reflejarse en la santidad moral de los miembros (en la vida y el comportamiento). Los cristianos no siempre reflejamos la santidad de la Iglesia en nuestras vidas. La Iglesia no muestra siempre la santidad moral que debería mostrar, pero sigue teniendo la santidad ontológica. La santidad ontológica no puede aumentar ni disminuir. La Trinidad Museo del Prado El Greco
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La Iglesia es santa y, a la vez, necesitada de purificación constante, porque recibe en su seno a los pecadores (LG 8; GS 43): está para santificarles. Llevamos el tesoro de Jesús en vasos de barro (II Co 4, 7). Los cristianos no pueden disminuir la santidad de la Iglesia, con sus defectos y pecados, pero sí pueden oscurecer su rostro y frenar su paso en la tierra. Pueden impedir que la Iglesia se muestre al mundo tan bella y espléndida como realmente es. LG 50 Cada cristiano es llamado a dar a conocer el verdadero rostro de Cristo, a ser santo. LG 39-42 El regreso del hijo pródigo Museo del Hermitage. San Petersburgo Rembrandt
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(12.03.2000). Una persona santa no es aquella que nunca cae, sino la que se levanta una y otra vez pidiendo perdón a Dios. Juan Pablo II, durante el jubileo del año 2000, pidió perdón al mundo por los pecados pasados y presentes de los cristianos (12.03.2000). Juan Pablo II acompañado del Primado anglicano y del arzobispo ortodoxo Athanasios abre la Puerta Santa de la Basílica de San Pablo extramuros con motivo del Jubileo del año 2000
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Profesar con la boca indica, a su vez, que la fe implica un testimonio y un compromiso público. El cristiano no puede pensar nunca que creer es un hecho privado. La fe es decidirse a estar con el Señor para vivir con él. Y este «estar con él» nos lleva a comprender las razones por las que se cree. La fe, precisamente porque es un acto de la libertad, exige también la responsabilidad social de lo que se cree. La Iglesia en el día de Pentecostés muestra con toda evidencia esta dimensión pública del creer y del anunciar a todos sin temor la propia fe. Es el don del Espíritu Santo el que capacita para la misión y fortalece nuestro testimonio, haciéndolo franco y valeroso. PF 10
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