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III TALLER DE SACRISTANES

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Presentación del tema: "III TALLER DE SACRISTANES"— Transcripción de la presentación:

1 III TALLER DE SACRISTANES
PARROQUIA DE SANTA MARÍA DE LA ASUNCIÓN, NOCHIXTLÁN, OAX. III TALLER DE SACRISTANES

2 TEMA: MATERIA DE LOS SACRAMENTOS, OBJETOS LITÚRGICOS Y CUIDADO DE LA SACRISTÍA.
La sacristía, que normalmente debería estar separada de la habitación para revestirse, es una sala donde se guar­dan los ornamentos y otros materiales litúrgicos… (ceremonial de los obispos #53 )

3 OBJETIVO: Al finalizar el taller, los miembros del equipo de sacristía, conocerán los elementos físicos fundamentales para llevar a cabo una celebración eucarística, así como el respeto por la Sacristía.

4 I. MATERIA DE LOS SACRAMENTOS
A) El Pan: Las hostias se hacen con harina de trigo integral, sin levadura, amasadas con agua pura, sin colorantes, ni azúcar, sal, manteca, miel, etc. Son redondas como signo de unidad y perfección. Se confeccionan en oración; igualmente cuando deben recortarse para adaptarse al viril de la custodia. Es la materia para la Eucaristía. De ordinario se les graba algún símbolo eucarístico. Se recomienda que la hostia de quien preside sea grande. Deben usarse las recientemente hechas, para evitar corrupción o endurecimiento (un promedio de 20 días o al máximo un mes). No conviene dar a los niños, que aún no comulgan.

5 Resumen: El pan es la materia de la celebración Eucarística
Resumen: El pan es la materia de la celebración Eucarística. Deben usarse hostias frescas. Colocar las hostias enteras, procurando que no vayan partículas para evitar que éstas se caigan después de consagradas.

6 B) El Vino: El vino debe ser puro de uva naturalmente fermentada, no mosto.
Algunos prefieren el vino blanco como signo de pureza y porque es más fácil de limpiar; otros prefieren el vino tinto por el color de la sangre porque expresa mejor la Sangre de Cristo y porque se puede distinguir mejor del agua al servirlo. El vino que se emplea debe contar con la autorización eclesiástica para su uso en la Eucaristía. Que el alcohol natural no pase del 8%.  Se conserva en un lugar fresco y seguro. Si está avinagrado, ya no se use. El que sobra en las vinajeras ya no se regrese a la botella o garrafa.

7 Resumen: El vino debe ser de uva, naturalmente fermentado, no mosto y contar con la debida aprobación eclesiástica.

8 C) El Agua: Consérvese agua natural y potable.
Que no sea producto de destilación; aunque alcalina, acídula o gaseosa. Hoy se facilita con el agua embotellada. Resumen: Debe ser natural y potable.

9 D) El Incienso: El incienso significa oración, sacrificio y reverencia.
De preferencia que sea incienso puro, de aroma suave y con poco aditivo (mirra, bálsamo, cáscara de naranja, canela). Se puede usar en todas las Misas (entrada, Evangelio, ofrendas, Consagración). Obliga en la exposición eucarística solemne, en la dedicación de iglesias, y en la despedida del cadáver en las exequias. Conviene en las procesiones litúrgicas, así como en las Laudes y Vísperas solemnes. De costumbre se use carbón natural; sólo excepcionalmente se usan las pastillas de carbón.

10 Resumen: Debe ser puro, de aroma suave.

11 E) LOS SANTOS ÓLEOS: En el Presbiterio hay un lugar propio, así como la Sagrario, para guardarlos. No se les enciende lámpara adelante, pues no es presencia eucarística. Las crismeras ministeriales para uso de los sacerdotes convienen que tengan suficiente óleo, del año, con algodón, y estén en lugar seguro. Los óleos se renuevan cada año en la Misa Crismal. Por consiguiente, los óleos del año anterior se queman o se colocan en lámparas de la iglesia. Las ánforas se hierven y limpian con limón o alcohol. El algodón se quema y las cenizas se entierran en jardines. No se vacían en la alcantarilla. Resumen: Debe usarse óleo del año.

12 II. OBJETOS LITÚRGICOS:
A) LAS VELAS: La luz en el altar es símbolo de la luz divina, de la presencia de los ángeles, y de la fiesta por la obra salvadora de Cristo. Las velas deben ser de cera. No artificiales, ni de parafina, ni veladoras. Menos aún eléctricas o de gas. Otras materias servirán para iluminar la iglesia, pero no para ser signos en el altar. La Iglesia quiere excluir toda inmundicia de sus "celebraciones, y por eso usa los dos combustibles más puros: para las velas, la cera de abeja virgen; y para la lámpara del Santísimo, el aceite de oliva. Conviene acomodarlas cerca del altar, en forma simétrica, aunque depende de la forma y estructura del lugar. Se les pone capitel, de la medida de la vela, para evitar que la cera caiga y manche. Cuando hay corriente de aire, pueden ponerse protectores de cristal transparente (bombillas). Se limpian regularmente.

13 -Por lo general se usan:
Dos velas en los días ordinarios de feria y las memorias; Cuatro en las fiestas y domingos ordinarios; Seis en las solemnidades, los Domingos de tiempos fuertes y en otras celebraciones importantes; Siete en la Misa del obispo.

14 Para la Vigilia Pascual y las peregrinaciones se requieren velas en abundancia.
Las velas se encienden con una candela; es más digno que los cerillos o el encendedor. Se sujeta a una varilla curvada ligeramente en su extremo, para encender las velas altas y el Cirio Pascual. Para encender las velas se hace reverencia al altar, o genuflexión si al centro está el Santísimo, y comienza a encenderlas, primero al lado derecho y luego al izquierdo, sin estirarse sobre el altar ni sobre las velas ya encendidas, del interior hacia el exterior. Para apagarlas, empieza por el lado izquierdo, y del exterior hacia el interior. Cuando las velas son altas, debe procurarse tener una campanilla hueca, que puede estar fijo a un mástil curvado en el extremo, para apagar las velas. No se trata de oprimir, sino sólo de sofocar la flama. Debe comprobar que no se ha dejado encendido el Cirio Pascual.

15 LOS CANDELABROS pueden ser de plata, cobre, bronce, latón, madera u otra materia decente; pero que no sean de mejor calidad que los vasos sagrados. Su colocación depende de la estructura del presbiterio. Formen un todo armónico, eviten mezcla de estilos, sino busquen afinidad con el altar. Que no obstaculicen la visibilidad del altar. Conviene limpiar los candeleros de la cera que desechan y cae, y procurar que tengan la mecha chica. Los candelabros se limpian en agua caliente para quitar la cera y luego se pulen. Conviene que estén limpios al meterse a la bodega; así al sacarlos basta con sacudirlos. Debe haber cera de reserva para imprevistos y para repuesto normal. Resumen: Las velas deben ser de cera.

16 B) EL CÁLIZ: Damos el nombre de Cáliz a la copa destinada, en la celebración de la Eucaristía, a contener el vino (mezclado con un poco de agua) que será transformado en la sangre de Cristo y que se usará, en el momento de la distribución de la Eucaristía, para que los fieles puedan comulgar con la especie del vino. Cuando hablamos del cáliz nos referimos sólo a esta copa, a este vaso y a nada más. El cáliz es, probablemente, el objeto más antiguo. Todos los relatos de la institución de la Eucaristía nos dicen que Jesús, en la última cena, la víspera de su pasión: Mt 26, 26-30; Mc 14, 22-26; Lc 22, y 1C 11, 23-25).

17 A lo largo de la historia, esta copa llamada “cáliz” (derivado del latín”calix”) ha tenido diferentes formas. A parecer de los eruditos, el cáliz era de cristal y su decoración consistía en presentar pintada o dorada su base. Según dicen, era de cristal para no excitar la codicia de los gentiles. También se sabe que, en los primeros siglos, se usaban cálices de madera, pero este elemento dejó de utilizarse pronto a causa de la porosidad que con frecuencia presenta la madera. Muchos de los cálices antiguos descansan sobre una base más o menos decorada y disponen de dos asas situadas cerca de la parte superior de la copa. Desde los siglos IX a XI, la copa de los cálices es semiesférica o cónica. A principios del siglo XIII la copa se hace más alta, con el pie lobulado y con ornamentación variada. El renacimiento cambió mucho la forma del cáliz, acampanando la copa (como si fuera el cáliz de una flor) sostenida por un esbelto tallo que nace de una base muy ancha. En la actualidad, en general, se han retomado las formas más simples, tanto para la copa como para el pie, decorado, frecuentemente, con algún motivo de carácter eucarístico. Hasta el siglo XIII, existían los llamados cálices ministeriales. Eran cálices más o menos grandes destinados a la comunión de los fieles con la especie del vino.

18 C) EL COPÓN: Es el vaso destinado a la reserva de la Eucaristía
C) EL COPÓN: Es el vaso destinado a la reserva de la Eucaristía. El origen del copón tiene una explicación muy sencilla: pronto se experimentó la necesidad de reservar el Santísimo Sacramento para poder llevar la comunión a los enfermos o a los prisioneros; por ello se hizo conveniente disponer de vasos sagrados donde guardar la Eucaristía con toda dignidad. Actualmente, el copón suele tener la forma de una copa, pero a diferencia del cáliz va acompañado de una cubierta cóncava que acostumbra a estar coronada por una pequeña cruz. La palabra copón proviene del vocablo latino cuppa, que significa copa. Las normas referentes al material o forma son las mismas que se indicaron para los cálices.

19 D) LA PATENA: La patena es un plato, cuya concavidad es mínima, destinado a contener el pan de la Eucaristía. Presenta una cierta unidad con el cáliz y por eso, en cuanto a la materia que ha sido hecha la patena, se ha asemejado, a lo largo de la historia, a la que se ha usado para el cáliz. En la actualidad es habitual usar una patena de mayores dimensiones, que con frecuencia toma la forma de plato o de cesta, para que se pueda consagrar, no sólo el pan para el sacerdote y el diácono, sino también el destinado a los demás ministros y a los fieles, sobre todo si tenemos en cuenta que lo más aconsejable es que todos comulguen con las formas consagradas en la celebración de la que se participa. Las normas que deben tenerse presentes en la actualidad, en lo tocante a la forma o al material con que se hacen las patenas, son las mismas que se han citado en relación con el cáliz.

20 E) EL CORPORAL: El corporal es un lienzo de ropa blanca, habitualmente cuadrada, que se extiende sobre los manteles del altar en el momento de preparar las ofrendas eucarísticas. Sobre el corporal se colocan la patena con el pan y el cáliz con el vino preparados para el sacrificio de la Eucaristía. Este lienzo recibe el nombre de corporal porque, en determinadas épocas se colocaba directamente, encima de él, el pan eucarístico, el Cuerpo del Señor. También se pone debajo de la custodia durante la exposición del Santísimo. Antiguamente el corporal era lo suficientemente largo para que con él se cubriera también el cáliz, a fin de que no cayesen en él polvo o motas o (en algunas épocas del año) mosquitos.

21 F) LA HIJUELA: Fina pieza de tela, de forma redonda que se usa para que la forma ya colocada en la patena, desde el inicio de la misa hasta antes de la presentación de las ofrendas, no reciba ningún roce. Esta pieza se utiliza muy poco actualmente. G) LA PALIA: Pequeña pieza de tela, de forma cuadrada, y usualmente reforzada con almidón o un cartón o madera, para cubrir la boca del cáliz, evitando así que entre cuerpos extraños en él.

22 H) EL MANUTERGIO: Paño o toalla que emplea el sacerdote para secarse las manos.
I) LAS VINAJERAS: Recipientes que contienen el agua y el vino para la celebración. J) EL PLATILLO Y LA JARRA PARA EL LAVABO: Utensilio para lavarse las manos a quien preside la celebración. K) EL PURIFICADOR: Paño con el cual se seca el cáliz o se recogen las partículas de otros vasos sagrados.

23 IV. UTENSILIOS QUE SE COLOCAN SOBRE LA CREDENCIA
Cáliz Patena Platillo y jarra para el lavabo Purificador Corporal Palia Manutergio Campana Vinajeras Cofre con la llave del Sagrario.

24 III. CUIDADO DE LA SACRISTIA.
LA SACRISTÍA (Latín: sacrastia) Es un cuarto en el templo, o anexo a él, donde se guardan los ornamentos, los adornos litúrgicos, los vasos sagrados y otros artículos de valor, y don­ de se reúne el clero para revestirse antes de las diferentes ceremonias eclesiásticas.

25 LA SACRISTÍA Y SUS ELEMENTOS
La sacristía, aunque en sentido estricto no forma parte del conjunto litúrgi­co, juega un papel importante en la preparación del culto y en su digna realización. La sacristía mayor consiste en una habitación a modo de capi­lla que incluso puede tener un altar fijo. Debe ser espaciosa y se situará cerca del presbiterio o de la entrada de la iglesia. Es habitual construirla detrás, o al lado, del presbiterio. Sería deseable que hubiese otra sala cer­ca de la puerta de entrada a la iglesia, para cuando haya procesión de en­trada. El motivo central de la sacristía puede ser un crucifijo o alguna otra imagen sagrada. Habitualmente, los clérigos y los ayudantes oran ante esta ima­gen antes y después de las celebraciones litúrgicas. Es conveniente que haya, para información de los celebrantes visitantes, una cartela con el nombre del obispo diocesano y de sus auxiliares en caso de que cuente con ellos, y con el título de la iglesia. En la puerta de acceso a la iglesia debe haber una pila de agua bendita. También, junto a esta puerta, puede colgarse una campanilla para avisar al pueblo cuando una procesión vaya a hacer entrada en la iglesia.

26 Al diseñar o renovar una sacristía se deberían tener presentes los siguien­tes detalles: una mesa o un banco espacioso para extender los ornamen­tos, armarios y cajones grandes para guardar los ornamentos sagrados, una caja fuerte para los vasos sagrados y la llave del sagrario, un lavabo, toallas, un lavabo pequeño con desagüe directo a la tierra (sacrarium), un sitio donde guardar el pan y el vino para el sacrificio eucarístico, una estantería para guardar los libros litúrgicos, un reloj, un soporte para la cruz procesional, un sitio para reservar la Eucaristía durante las ceremonias de Pascua, y un armario o sitio decoroso para los santos óleos, si no se guardan en el baptisterio. Un espejo, para que los minis­tros y ayudantes puedan verse vestidos. En la «sacristía de trabajo» debería haber un lavabo grande con agua ca­liente y fría, una mesa para planchar y una plancha, un lugar donde reco­ger una aspiradora y material de limpieza, más un mueble donde almace­nar los candeleros, los candelabros, la base del cirio pascual, las figuras del belén y accesorios tales como: velas, lámparas votivas, repuesto para lámparas de aceite o de cera, incienso, carbón y las palmas del año ante­rior; también sería práctico tener un refrigerador. En la sacristía o cerca de ella, debe haber una zona para guardar y encender los incensarios. Los ayudantes y el coro deberían tener una habitación separada para cambiar­se.

27 En la sacristía se tendrán en cuenta los mismos principios de limpieza y de orden que son esenciales en el cuidado de la iglesia. Habrá que tener un especial cuidado en la conservación de objetos decorativos, vasos sagra­dos y ornamentos que hayan sido heredados del pasado, excepto los de escaso valor que no vale la pena reparar o restaurar. Importante: Quienes están en la sacristía, antes o después de la celebración litúrgica, deben guardar silencio o hablar en voz baja, debe ser un lugar de recogimiento, de preparación. En las capillas que tenga anexas, como las casa de las comunidades reli­giosas, dicha casa, pude servir como Sacristía para desempeñar lo ante­riormente citado en su artículo, para no comer tanto espacios a la capilla. En cualquier caso debe ser un sitio reservado para tal fin que no se use para otros fines y con acceso en principio limitado a las personas encarga­das del culto.

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29 FIN ¡ A Trabajar !


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