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Publicada porJulia Valenzuela Araya Modificado hace 9 años
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Ingeborg Holm, de Victor Sjöström (1913). Productora: Svenska Biografteatern. Guión: Victor Sjöström, a partir del drama homónimo del escritor sueco Nils Krok (1865 – 1928). Fotografía: Henrik Jaenzon. 73 m. Muda. B/N. 2006 metros. Reparto: Hilda Borgström: Ingeborg Holm. Aron Lindgren: Sven Holm / Erik Holm cuando ya es un joven marinero. Erik Lindholm: empleado de la tienda de comestibles. Georg Grönroos: intendente de la asistencia pública. Richard Lund: el médico. Carl Barcklind: el médico de la familia. William Larsson: oficial de Policía. Bertil Malmstedt: Erik Holm de pequeño.
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Ingeborg Holm (1913). Cartel de la película.
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Ingeborg Holm (1913). Una de las primeras escenas de la película. El matrimonio Holm, acompañado de sus tres hijos, han pasado la mañana en el jardín. El padre, Sven, lleva a la pequeña en brazos. Son días de felicidad.
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Ingeborg Holm (1913). Después de las horas pasadas en el jardín, el matrimonio Holm almuerza acompañado de sus tres hijos. El padre, Sven, a la dcha; la madre, Ingeborg, a la izq. La sirvienta está detrás de ella, aunque no se ve más que parte de la cabeza. Erik, el mediano, de frente; Valborg, la mayor, de espaldas. La pequeña, en el ángulo inferior izq.
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Ingeborg Holm (1913). El matrimonio Holm, una vez conocido el crédito de diez mil coronas que le ha sido concedido a Sven para abrir una tienda de comestibles, debate con total confianza la naturaleza y características del nuevo negocio.
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Ingeborg Holm (1913). El empleado aprovechado. Estando ya el dueño enfermo, el empleado, amparándose en la impunidad que le ofrece el pasar horas solo mientras Ingeborg atiende a su marido, coquetea con algunas jóvenes clientas, de su misma condición social, provocando la irritación y la huida de otras clientas más exigentes y serias.
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Ingeborg Holm (1913). El médico de la familia le comenta a Ingeborg las características de la dolencia de su marido, una tuberculosis que requiere absoluto reposo.
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Ingeborg Holm (1913). Desolada, Ingeborg se derrumba sobre el cuerpo de su esposo, que acaba de fallecer, un instante antes de entrar ella en el dormitorio. Los tres hijos, a la izq, en un ejemplo de profundidad de campo. La pequeña es la primera en entrar y darse cuenta de lo ocurrido.
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Ingeborg Holm (1913). Todavía en la casa, Ingeborg, viuda, llena de deudas y enferma, rodeada de sus tres hijos.
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Ingeborg Holm (1913). Agobiada por las deudas, Ingeborg ha tenido que poner la casa en venta, cerrar el negocio y acogerse a la beneficencia pública. Aquí la vemos, junto a sus tres hijos, esperando ser atendida y saber qué va a ser de todos ellos.
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Ingeborg Holm (1913). Con algunos pocos enseres, Ingeborg se instala, junto con sus tres hijos, en las dependencias de un centro asistencial público. Vemos las cuatro camas que les corresponden. Pronto tendrá que entregar a sus hijos a familias adoptivas, ante la imposibilidad de sufragar su manutención y temiendo que se dediquen a la mendicidad. La oferta que le hacen es entregarle veinte coronas al mes por trabajar en el centro de acogida, pero esa cantidad no es suficiente para atender las necesidades de los pequeños.
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Ingeborg Holm (1913). Cuando ya la pequeña de las hijas ha sido entregada a su nueva familia de acogida, Ingeborg, una noche, prepara cuidadosamente las valijas con las pocas pertenencias de sus otros dos hijos, la mayor, Valborg, y Erik, el mediano. Es a éste a quien le guarda en la caja una fotografía de ella dedicada, que su hijo reencontrará cuando sea ya un joven marinero.
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Ingeborg Holm (1913). El burócrata rutinario e insensible. Ingeborg se inclina sumisa ante el superintendente del servicio asistencial público. Ella ha encontrado trabajo, pero el salario que recibe es insuficiente para mantener a sus hijos; de ahí que tenga que entregarlos a familias adoptivas.
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Ingeborg Holm (1913). Casualmente, Ingeborg lee en el despacho del superintendente que su hija mayor, Valborg, está enferma, y que la madre de acogida no puede hacerse cargo de la intervención quirúrgica que necesita. Solicita permiso para visitarla, pero se lo deniegan. Ante eso, decide escapar. Durante su accidentada huida para encontrarse con su hija, se detiene, agotada, en la casa de una joven familia de campesinos, que la socorren, la esconden e incluso le ayudan a escapar de los funcionarios que la persiguen. Aquí la vemos con la joven esposa que la ha invitado a entrar en su casa, contemplando la cuna de un niño pequeño y acordándose, por tanto, de los suyos.
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Ingeborg Holm (1913). Casualmente, Ingeborg lee en el despacho del superintendente que su hija mayor, Valborg, está enferma, y que la madre de acogida no puede hacerse cargo de la intervención quirúrgica que necesita. Solicita permiso para visitarla, pero se lo deniegan. Ante eso, decide escapar. Durante su accidentada huida para encontrarse con su hija, se detiene, agotada, en la casa de una joven familia de campesinos, que la socorren, la esconden e incluso le ayudan a escapar de los funcionarios que la persiguen. Pero todo es en vano, pues cuando parece haberse puesto a salvo, la detienen junto a la casa donde está su hija. Ingeborg estaba hablando fuera con la madre adoptiva. No obstante, los funcionarios le permiten entrar y ver a su hija, que yace durmiendo en un sofá. Ella, agotada, polvorienta y embargada por la pena y la impotencia, contempla casi ausente a su hija Valborg.
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Ingeborg Holm (1913). Cuando regresa escoltada a las dependencias del centro asistencial, los dos más altos funcionarios le recriminan su comportamiento y los gastos que su persecución ha ocasionado a los contribuyentes: 32 miserables coronas suecas. Ingeborg soporta estoicamente la reprimenda de burócratas carentes de humanidad, aunque en realidad se halla en otro lugar: su mente sólo piensa en el destino incierto de sus hijos.
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Ingeborg Holm (1913). Transcurridos los anteriores acontecimientos, se reincorpora a su trabajo. Un día se presenta en el centro de acogida su hijita más pequeña, acompañada de la madre adoptiva. Al no reconocerla, Ingeborg queda por completo bloqueada, perdiendo la razón. Éste es el momento que recoge la imagen: Ingeborg acunando un muñeco de trapo con el que había intentado captar inútilmente la atención de su pequeña. Ante el fracaso, el desvarío mental. Un médico trata de ser amable con ella. Las enfermeras se la llevarán. Durante quince años permanecerá sumida en la locura.
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Ingeborg Holm (1913). Han transcurrido quince años desde que Ingeborg se volviese loca. Aquí la vemos, acunando un palo de madera, como si fuera uno de sus hijos, junto a una enfermera y el superintendente. Afortunadamente, su enorme sufrimiento está a punto de concluir.
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Ingeborg Holm (1913). Erik, el mediano de los hijos de Ingeborg, en el momento en que va a extraer del bolsillo una foto dedicada de su madre joven, circunstancia que permitirá que acuda en su ayuda. Se halla en la cubierta de un barco de pesca, donde trabaja. Han pasado quince años desde que se separó de su madre.
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Ingeborg Holm (1913). Erik, el mediano de los hijos de Ingeborg, en el momento de reencontrarse con su madre. Ha rogado a los funcionarios que los dejen solos unos instantes. Procede, como vemos, a enseñarle la fotografía dedicada, y, poco a poco, Ingeborg reconoce a su hijo y recobra la razón.
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Ingeborg Holm (1913). Erik, el mediano de los hijos de Ingeborg, en el momento de reencontrarse con su madre. Ha rogado a los funcionarios que los dejen solos unos instantes. Procede, como vemos, a enseñarle la fotografía dedicada, y, poco a poco, Ingeborg reconoce a su hijo y recobra la razón. Él de rodillas, abraza a su madre, mientras que ella, sentada, acaricia y besa su cabeza. Con esta escena termina la película.
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