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Publicada porEugenia Torregrosa Moya Modificado hace 9 años
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1 Familia Dominica Fr. Luis Javier Rubio OP
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2 Que bonita familia... La Orden de Predicadores ha nacido como familia; una familia que comparte el mismo carisma común de la predicación. Este fue el proyecto de Domingo. Esta familia dominicana, familia particular y unida en el seno de la gran familia cristiana. Copyright 1996-99 © Dale Carnegie & Associates, Inc.
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3 Una familia para... Las ramas de la familia dominicana son múltiples: frailes, monjas, congregaciones de hermanas, seglares en fraternidades, grupos de jóvenes, institutos seculares y sacerdotes seculares en fraternidad. «Cada una tiene su carácter propio, su autonomía. Sin embargo todas participan del carisma de Santo Domingo, comparten entre ellas una vocación única de ser predicadores en la Iglesia» (Capítulo México 1992)
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4 El anuncio del Evangelio Más allá de la amistad y de la unión íntima entre las ramas diversas, se desarrolla la toma de conciencia de una complementariedad, de una responsabilidad mutua para trabajar juntos en el anuncio del Evangelio al mundo.
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5 La Salvación de las almas Nuestro celo se funda en la pasión por abrir a la humanidad caminos de vida, de verdad y libertad por la palabra. Desde los orígenes, el carisma de la Orden de Predicadores consiste en “la salvación de las almas”, mediante la predicación. El amor por la predicación es la señal distintiva de todas las ramas de nuestra Orden.
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6 Diversidad y Unidad Hay diversos modos de vivir el carisma y la misión de la predicación, que se complementan entre si y, consecuente mente, acrecientan el vigor y riqueza de la misión común.
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7 Una misma fe Hoy descubrimos cada vez más la importancia de su dimensión de familia en la que mujeres y hombres, laicos y clérigos pueden estar unidos para colaborar en la misión evangélica, perteneciendo a comunidades o fraternidades, respetuosos con las diferencias, pero unidos por la fe.
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8 Una tarea Esta tarea común de la predicación es la oferta de la experiencia de un Cristo vivo, a quien se le puede encontrar y a quien se le puede hablar. Esta tarea nos impone la obligación de escuchar la voz, los ojos y el corazón de quienes se dirigieron al apóstol Felipe rogándole: «queremos ver a Jesús» (Jn 12,21)
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9 Lo que somos... La respuesta de Domingo, y una de las claves del éxito como predicador, fue su modo de vivir. Lo que atrae a las gentes hacia Cristo Jesús, no es precisamente lo que decimos, sino lo que somos.
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10 Descubrirnos como familia Descubrimos que somos familia en la sencilla celebración de nuestras fiestas, en la oración común, en la reflexión compartida y, finalmente, cuando salimos juntos a la misión. Comunión y misión son el nexo vital que nos une. Monjas y frailes, laicos y hermanas, varones y mujeres, recorremos los mismos caminos proclamando la misma Palabra con voces distintas
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11 Contemplación comunitaria Nuestra vida apostólica y nuestra enseñanza deben brotar de la abundancia de la contemplación. Es en ella donde Domingo encontraba la fuente de su pasión por la predicación
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12 Somos hermanos Nosotros no nos elegimos como los amigos pueden hacerlo, sino que nos recibimos los unos a los otros como hermanos que tienen un Padre común. La elección de vida común nos hace responsables los unos de los otros y de la marcha armoniosa de la comunidad
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13 Unidos en Cristo Esto es posible únicamente porque Cristo, centro de nuestra vida comunitaria, constituye nuestra unidad. Lo que está en juego es importante, porque nuestra predicación, aunque personal, es un fruto producido en común
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14 Orden y Familia Orden de Predicadores” designa orgánicamente a las personas convocadas por el Espíritu Santo, cuyo modo de vida, confirmado por la Iglesia, deriva del carisma particular dado a Santo Domingo Familia Dominicana” evoca el acercamiento mutuo hacia una mayor unidad de todos los llamados por el mismo Espíritu a participar de diferentes modos de este carisma
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15 Todos Predicadores Tanto las hermanas como los miembros de los Institutos Seculares, de las Fraternidades Laicales y Sacerdotales, las monjas y los frailes pueden ser considerados verdaderamente, por diversos títulos, integrantes de la Orden de Predicadores, entendiendo el término Orden en un sentido amplio que incluye a todos los que asumen el compromiso de un género de vida particular, inspirado en la vida y misión de Santo Domingo y aprobado por la Iglesia
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16 Seguimiento de Cristo Nuestra familia dominicana se consagra a Dios siguiendo a Cristo para llevar en la Orden una vida evangélica bajo la mirada de María, y comprometiéndose a permanecer fieles al espíritu y al proyecto de Domingo
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17 Una nueva autoridad Debemos encontrar juntos nuestra voz Para ser realmente una familia de predicadores debemos reconocer la autoridad de unos para con otros. Yo debo admitir la autoridad de una hermana porque habla desde la verdad de su experiencia como mujer, o quizá también como profesora o teóloga”; Debo dar autoridad al laico dominico que sabe mucho más que yo de muchas cosas: quizá del matrimonio, o de alguna ciencia o arte. Si reconocemos la autoridad de unos y de otros, seremos verdaderamente una familia de predicadores. Juntos podemos hallar una autoridad que ninguno de nosotros tiene individualmente. Debemos encontrar juntos nuestra voz
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18 Conclusión Así, desde la unidad y la diversidad, la Familia Dominicana será signo profético para el mundo actual, porque nacemos como familia, nos formamos como familia, y somos misión como familia
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19 Una sola familia para Predicar el Evangelio
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