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Había un joven que se llamaba Alberto. Alberto tenía que comprar soda para su rinoceronte que vivía con él. El rinoceronte sólo tomaba soda de fresa, pero.

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Presentación del tema: "Había un joven que se llamaba Alberto. Alberto tenía que comprar soda para su rinoceronte que vivía con él. El rinoceronte sólo tomaba soda de fresa, pero."— Transcripción de la presentación:

1 Había un joven que se llamaba Alberto. Alberto tenía que comprar soda para su rinoceronte que vivía con él. El rinoceronte sólo tomaba soda de fresa, pero Alberto no tenía dinero. Sabía que su mascota se pondría bien triste si no tuviera su soda favorita. Guardó la botella en el bolsillo - he put the bottle away in the pocket Sintió un dolor fuerte - he felt a strong pain Anduvo a la esquina - he walked to the corner Se pondría triste si no tuviera - he would get sad if he didn’t have…

2 Por eso, decidió robar la soda de un supermercado que estaba en la esquina. Salió de la casa y anduvo a la esquina. Entró en la tienda y buscó una botella de soda. Después de un rato encontró la soda y guardó la botella en el bolsillo para esconderla.

3 Luego salió de la tienda y empezó a regresar a casa. Sin embargo, mientras iba a su casa, sintió un dolor fuerte en la pierna. Se miró los pantalones y ¡vio que todo estaba rojo!

4 Pensó que iba a morir, y por eso fue directamente al hospital.

5 Al llegar, los paramédicos lo examinaron y vieron que la botella de soda había explotado. Se lo dijeron a Alberto…

6 y él volvió a su casa y le dio los pantalones (mojados por la soda) al rinoceronte. El próximo día anduvo a la tienda y admitió que, a lo mejor, nunca jamás debía robar sodas otra vez.

7 En tu opinión 1. ¿Por qué sólo tomaba soda de fresa el rinoceronte? 2. ¿Por qué no tenía dinero Alberto? 3. ¿Qué hizo el rinoceronte con los pantalones mojados? 4. Cambia el cuento empezando donde dice «...y guardó la botella en el bosillo para esconderla» para que haya un desenlace diferente.

8 Capítulo 1 Lectura 2 El que causa dolor, siente dolor Había un hombre viejo, cuya familia vivía muy lejos, que era muy malo. Toda su vida era malísima. Nunca le decía la verdad a nadie. Tenía familia. Sin embargo, todos le odiaban, y no pasaba tiempo con sus parientes. No tenía mucho dinero, pero lo que tenía lo guardaba debajo de la cama. Nunca confiaba en los bancos. Desde la ventana de su apartamento les tiraba globos de agua a los niños que jugaban en la calle.

9 A veces daba media vuelta cuando estaba caminando por la calle para gritarles algún insulto a las viejitas. Era obvio que ese viejo no era amable sino que era cruel y maleducado. ¡ Era tan malo que se comiera las uvas en el supermercado sin pagar por ellas! Sin embargo, nadie le decía nada a él acerca de las uvas porque era tan antipático que todos le tenían miedo. Un día cuando estaba en un baño público robando todo el papel higiénico, sintió un dolor fuerte en el pecho. A lo mejor iba a morir.

10 Regresó a su apartamento inmediatamente. Recogió todo el dinero guardado debajo de su cama y se lo tiró por la ventana a los niños en la calle. Todavía sentía un dolor fuerte en el pecho. Mientras corría con las manos en el pecho hacia el hospital, se encontró con una de las viejas que había insultado. El viejo dejó de correr y le dijo: — ¡ Señora, lo siento muchísimo! ¿Me podría perdonar?

11 Luego, mientras todavía corría, se encontró con otra vieja y a ésta le dijo: —Discúlpeme por todo. Trataré de ser más cortés. Y así siguió pidiéndoles perdón a cada viejita en la calle hasta que por accidente se topó con una iglesia. Entró en ella y le pidió al cura que le perdonara antes de morir. Dio media vuelta, salió de la iglesia, y volvió a correr otra vez al hospital. En el hospital le dijeron que solamente tenía indigestión. El médico le dijo que a lo mejor no iba a morir ese día. A lo mejor debía comer menos uvas.

12 El hombre regresó a la esquina inmediatamente. Sabía que no podía pedirles su dinero a los niños porque había sido tan antipático con ellos. Sin embargo, necesitaba su dinero. Sabía que necesitaba llevar un disfraz. Entró en una tienda de disfraces. Compró el disfraz que se parecía a una persona simpática. Fue a la esquina. Al verlo, las viejecitas y los niños pensaron que era tan simpático que empezaron a darle su dinero extra, porque ya se habían hecho tan ricos.

13 El hombre malo guardó el dinero en sus bolsillos. Cuanto más simpático era, más dinero le daban. Después de unos momentos de llevar el disfraz, ya le habían devuelto todo su dinero. Estaba tan contento que tenía todo su dinero, que empezó a saltar de alegría. Al saltar, se le cayó su «disfraz simpático.» El hombre se echó a correr. Al verlo, las viejecitas y los niños se echaron a correr detrás de él por todas las calles.

14 Sintió dolores fuertes por todo el cuerpo cuando le empezaron a tirar piedras y palos; sin embargo, guardó su dinero en los bolsillos y corrió muy rápido. Por el resto de su vida el hombre tenía que llevar una variedad de disfraces al salir de la casa para que las viejecitas y los niños no pudieran reconocerlo.

15 Ejercicios: 1. Compara y contrasta esta lectura con la mini-situación de la página anterior. Busca por lo menos tres diferencias y tres similitudes entre los dos cuentos. 2. Desde el punto de vista de una las viejas, escríbele una carta a este hombre malo para decirle que él debe portarse mejor. La carta debe tener una extensión mínima de 70 palabras.


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