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Ciclo C Domingo IV del Tiempo de Adviento «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!»

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Presentación del tema: "Ciclo C Domingo IV del Tiempo de Adviento «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!»"— Transcripción de la presentación:

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2 Ciclo C Domingo IV del Tiempo de Adviento «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!»

3 2 Por eso, el Señor los abandonará hasta el momento en que dé a luz la que debe ser madre; entonces el resto de sus hermanos volverá junto a los israelitas. 3 El se mantendrá de pie y los apacentará con la fuerza del Señor, con la majestad del nombre del Señor, su Dios. Ellos habitarán tranquilos, porque él será grande hasta los confines de la tierra. 4 ¡Y él mismo será la paz! Si Asiria invade nuestro país y pisa nuestros palacios, le opondremos siete pastores y ocho príncipes del pueblo: 5 Ellos apacentarán a Asiria con la espada y al país de Nemrod con el acero. Palabra de Dios Te alabamos Señor Primera Lectura - Miqueas 5, 2-5a

4 «Belén de Efratá, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el rey de Israel» Texto Miqueas, otro de los profetas menores, nos ha legado oráculos donde se suceden las más duras amenazas con las más rosadas promesas. Miqueas conoció la caída de Samaria y es contemporáneo de Isaías. Con él tiene, bastante semejanza. El mensaje de salvación de hoy comienza con una apelación a Belén. Es, una de las profecías más determinadas y concretas que se encuentran en el Antiguo Testamento.

5 De él descendería uno en quien Dios mismo habría de colocar el poder, a quien habría de asistir el Espíritu en todas sus obras y a quien habría de acompañar siempre la paz divina. De ello hablaban los profetas. De Belén de Judá era oriundo David, el pastor de Israel, el gran rey que supo unir bajo su cetro a todas las tribus del reino. Bajo su reinado el pueblo vivió la paz, el esplendor y el bienestar. David fue el gran siervo de Dios. A él fueron hechas las solemnes promesas, de asistencia particular, de bendición singular y de salvación universal.

6 Él será el nuevo pastor que lo guíe, Pastor poderoso. El Señor estará siempre con él. Volverá de nuevo la paz. Su grandeza abarcará los confines de la tierra. Él es el Señor y la Paz. Miqueas lo recuerda y, emocionado, dirige la mirada hacia ese príncipe que sucede a David. Allí nace el vástago, donde se encuentra la raíz: en Belén de Judá. Desde antiguo van apuntando hacia él las promesas divinas. Él reunirá a su pueblo.

7 2 Escucha, Pastor de Israel, tú que guías a José como a un rebaño; tú que tienes el trono sobre los querubines, 3 resplandece entre Efraím, Benjamín y Manasés; reafirma tu poder y ven a salvarnos. 15 Vuélvete, Dios de los ejércitos, observa desde el cielo y mira: ven a visitar tu vid, 16 la cepa que plantó tu mano, el retoño que tú hiciste vigoroso. Salmo Sal 79 (80) 2-3. 15-16. 18-19 18 Que tu mano sostenga al que está a tu derecha, al hombre que tú fortaleciste, 19 y nunca nos apartaremos de ti: devuélvenos la vida e invocaremos tu Nombre.

8 Él es el hombre de la diestra de Dios, pues todo el poder y autoridad de Dios le han sido dados. La estabilidad y constancia de los fieles creyentes se deben por entero a la gracia y a la fuerza que hay depositada a favor nuestro en Jesucristo. «Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve» El salmista ruega a Dos que muestre su favor a Israel, como Pastor para que le saque del lamentable estado en que se encuentra. Israel es comparado a una viña en Is 5:1-7; aquí a una vid (8,15). También la Iglesia, Jn 15:1 y ss. La raíz es Cristo (Rom 11:18). Los creyentes, débiles y necesitados de sustentación y savia. La vid no tiene al principio, un aspecto atrayente, pero se extiende rápidamente, y su fruto es excelente. Todo esto se aplica al Mesías, el Hijo de David, Salvador y Guardián de la viña de Dios.

9 5 Por eso, Cristo, al entrar en el mundo, dijo: "Tú no has querido sacrificio ni oblación; en cambio, me has dado un cuerpo. 6 No has mirado con agrado los holocaustos ni los sacrificios expiatorios. 7 Entonces dije: Aquí estoy, yo vengo –como está escrito de mí en el libro de la Ley– para hacer, Dios, tu voluntad". 8 El comienza diciendo: "Tú no has querido ni has mirado con agrado los sacrificios, los holocaustos, ni los sacrificios expiatorios", a pesar de que están prescritos por la Ley. 9 Y luego añade: "Aquí estoy, yo vengo para hacer tu voluntad". Así declara abolido el primer régimen para establecer el segundo. 10 Y en virtud de esta voluntad quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre. Palabra de Dios Te alabamos Señor Segunda Lectura - Hebreos 10, 5-10

10 La oblación del cuerpo de Jesucristo, lo coloca como instaurador y salvador en la cual todos quedamos santificados. La Antigua Economía basa su religiosidad en los sacrificios, ordenados por la Ley, y en las observancias de la misma Ley. La Nueva, en cambio, basa su religiosidad en la obediencia de Cristo al Padre. La primera es externa, aunque tenga elementos internos, la segunda es interna, profunda y transformativa por la adhesión de Cristo a la voluntad divina hasta la muerte. «Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad»

11 Cristo ofrece su cuerpo, sustitución de los sacrificios y Ley antiguos. El cuerpo aquí es expresión de la obediencia efectiva de Cristo hasta la muerte. Partiendo de ese momento, Dios escribe en nosotros sus leyes. No es otra cosa que el don del Espíritu Santo en nosotros, Ley y Virtud nuevas. Él nos hace dóciles; él nos asimila a Cristo.

12 39 En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. 40 Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. 41 Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, 42 exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! 43 ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? 44 Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. 45 Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor». Lectura del Santo Evangelio Lucas 1, 39-45 Palabra de Dios Gloria a Ti, Señor Jesús

13 La infancia de Cristo en Lucas está impregnada de luz y alegría. El Espíritu llena los corazones; ilumina las mentes; acerca a los hombres al misterio que está realizándose y les hace prorrumpir en alabanzas, himnos y cánticos de júbilo. Las dos madres, la de Juan, el más grande nacido de mujer, y la de Jesús, el Mesías, son las protagonistas de la escena. «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!»

14 La exclamación que brota de sus labios es significativa: Bendita tú entre todas las mujeres... Es la más antigua alabanza y el más respetuoso acatamiento y reconocimiento que haya surgido de boca humana. La madre de Juan entrevé, por el salto del hijo en sus entrañas y por la iluminación del Espíritu en su interior, el misterio de que es portadora su pariente María.

15 Es el más cordial saludo que, con las palabras del ángel, cotidianamente le dirige el cristiano a María. Desde un principio comprendió Isabel la grandeza de María: Madre del Mesías. Es a lo más que podía aspirar una mujer judía. Las palabras de Isabel se han eternizado. Ellas han sido el saludo de multitudes y generaciones en todo lugar y en todo tiempo.

16 Isabel hace la misma profesión de fe ante María. Alaba su disponibilidad y fe. La actitud de María a las palabras del ángel merecen todo encomio y toda alabanza. El reconocimiento de Isabel nos recuerda el reconocimiento de Juan: No soy digno...

17 Gracias Señor por tu Palabra purificadora, que ilumina, alimenta, enriquece, alegra, consuela y compromete. Concédenos vivir conforme a ella.

18 Bendita Tú, María Contigo, renace de nuevo la esperanza por tu alegría interior y, porque tus pies, lejos de plegarse en sí mismos se pusieron en marcha más allá de las montañas ¡Bendita Tú, María! Si Dios te hizo grandes favores, no fue menos cierto que Tú le brindaste tu obediencia, para cumplir su voluntad tu sencillez, para no complicar sus planes tu silencio, para que hablase su inmenso poder tu bondad, para que se fijara sólo en Ti. ¡Bendita Tú, María! Porque, si la Navidad asoma en el horizonte es porque, primero, tu “Si” sonó en Nazaret. Si, los ángeles proclamarán la Gloria de Dios, es porque, Tú antes que ellos, publicaste que El había hecho obras grandes en Ti que su nombre era santo.

19 ¡Bendita Tú, María! Siempre estuviste más dispuesta a dar, que a recibir Al silencio, antes que a la palabra A la pobreza, huyendo de toda apariencia A la docilidad, sin amistad con la dureza. ¡Bendita Tú, María! Porque, tu nombre, tiene sabor a Navidad Tus caminos, son senderos hacia Belén Tu alegría, es preludio de lo que nos espera Tus brazos, cuna que mecerán al Niño Dios. ¡Bendita Tú, María! Porque sigues aportando ilusión a nuestro mundo Luz al sendero de nuestra fe Porque sigues siendo el gran portal donde Dios nació. ¡Bendita Tú, María! Por salir a nuestro encuentro y llevarnos ante el rostro de Aquel que nace en Belén Por hacernos participes de tu gozo y recordarnos que, el servicio, es exigencia de la fe. Porque, ante los días de Navidad, nos invitas y nos enseñas a estar vigilantes y dispuestos a acoger a Aquel que viene, pequeño y humilde. Amén. Padre Javier Leoz

20 Los archivos del mes los puedes descargar en: http://siembraconmigo.blogspot.com Si deseas recibir archivos del Evangelio del Domingo envía un correo sin asunto y sin texto a: Siembra_Sagrada-subscribe@gruposyahoo.com Cuanto llegue la respuesta confirma tu solicitud escogiendo la opción 2 (Re-enviando el correo como llegó sin escribir nada). Para cancelar esta suscripción sigue las mismas instrucciones: Siembra_Sagrada-unsubscribe@gruposyahoo.com Servicio Gratuito con Fines Educativos


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