Orar con María, la Madre de Jesús
Según el evangelista San Lucas, después que el ángel anunció a María que iba a ser Madre del Hijo de Dios, ésta fue a casa de Isabel, y una vez se hubieron saludado, la Madre de Jesús entonó un himno de alabanza a Dios que las comunidades cristianas recitan todos los días. Es la única oración de María que se ha conservado.
Proclama mi alma la grandeza del Señor, Se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador, Porque ha mirado la humillación de su esclava. Estoy tan contenta y soy tan dichosa, que por eso le doy gracias con toda el alma a mi Señor...
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, Porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí... Nadie hizo tanto por mí como mi Dios. Él me salvó desde siempre, sin que yo me diera cuenta. Me colmó de tantos favores, que todos envidiarán mi suerte desde ahora. Yo se lo debo todo a mi Dios.
Su Nombre es santo... Y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación... Mi Señor es bueno y misericordioso, quiere el bien de los hombres y es fiel. Nunca falta a su palabra.
Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos, y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos... No le gustan los que se creen seguros de sí mismos. Yo sé que puso a los humildes y a los pobres por encima de los arrogantes y engreídos de corazón, cuyo dios es el dinero...
Auxilia a Israel su siervo, acordándose de la misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia por siempre. Siempre dijo que estaría con los buenos, y estoy segura de ello pues es fiel y siempre ha cumplido su palabra. Lo sé porque lo ha dicho muchas veces y otras tantas lo ha cumplido.
Gloria al Padre, Y al Hijo, Y al Espíritu Santo...
Santa María, ruega por nosotros...