No confesamos tres dioses sino un solo Dios en Tres Personas

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Transcripción de la presentación:

No confesamos tres dioses sino un solo Dios en Tres Personas 5. LA SANTÍSIMA TRINIDAD La Trinidad es una. No confesamos tres dioses sino un solo Dios en Tres Personas

1. La revelación del misterio de la Trinidad de Personas en la Unidad de Dios El misterio de la Santísima Trinidad nos ha sido revelado al llegar la plenitud de los tiempos. En el Antiguo Testamento se encuentran únicamente algunas alusiones . Por ejemplo: Gen 1, 26: "Dijo Dios: hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza"; y algunas teofanías como la del Sinaí (cfr. Ex 19,16-20.30).

La Iglesia ha expresado la fe acerca de este misterio en los primeros concilios En el primer Concilio ecuménico (Nicea, a. 325) enseñó que el Hijo es "consubstancial" al Padre, es decir un sólo Dios con el Padre . En el segundo Concilio ecuménico (Constantinopla, a. 381) confesó que el Hijo es

"Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado, consubstancial al Padre“ , y que el Espíritu Santo "con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria“ . El Símbolo Atanasiano o Quicumque, es un resumen preciso de la fe de la Iglesia en el misterio de la Santísima Trinidad madre

Es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. Es la fuente de todos los otros misterios de la fe. Es la luz que los ilumina. Es la enseñanza más fundamental y esencial en la jerarquía de las verdades de fe.

Es también el misterio de la vida íntima de Dios, a la que hemos sido llamados a participar por la gracia . Es un misterio estrictamente sobrenatural, inaccesible a la sola razón . Se puede mostrar que no hay contradicción en el misterio, pero el hombre nunca podrá entenderlo del todo.

2. Procesiones, relaciones y Personas en Dios Las personas divinas son realmente distintas entre sí por sus relaciones de origen. El Padre es quien engendra, el Hijo quien es engendrado, y el Espíritu Santo es quien procede. Cada una de las Personas es Dios, y no "parte" de Dios; pero cada Persona se distingue realmente de las otras dos.

La distinción real de las personas entre sí reside únicamente en las relaciones mutuas. El Hijo procede del Padre: se llama generación a esta procesión, porque el Hijo procede por vía de conocimiento: es el Verbo e Imagen del Padre;

El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo: procede de ambos, como de un único principio, por vía de amor mutuo: se llama espiración a esa procesión. De estas dos procesiones (generación y espiración) se siguen cuatro relaciones entre sus términos: paternidad, filiación, espiración activa y espiración pasiva.

Una es la divinidad (la esencia divina), y una es la omnipotencia, la eternidad, la simplicidad, la bondad, la verdad, la inmensidad, la inmutabilidad. Se llama misión (o envío) de una Persona divina a su misma procesión eterna en cuanto que tiene un término temporal. El Hijo ha sido enviado por el Padre y el Espíritu Santo ha sido enviado por el Padre y el Hijo .

3. La vida sobrenatural de las criaturas espirituales es participación en la vida divina intratrinitaria Dios nos ha hecho partícipes de su naturaleza divina: nos ha divinizado por la gracia sobrenatural, adoptándonos como hijos en el Hijo. El hombre en gracia participa de la vida intratrinitaria . El Paráclito nos identifica con Cristo y nos hace clamar: Abba, Padre! .

Por la gracia, la Santísima Trinidad habita en el alma del justo. A Jesucristo vamos por Santa María, y también por San José: De la trinidad de la tierra a la Trinidad del Cielo.

Para meditar: El Símbolo Atanasiano (Quicumque) El fin último de toda la economía divina es la entrada de las criaturas en la unidad perfecta de la Bienaventurada Trinidad. Pero desde ahora somos llamados a ser habitados por la Santísima Trinidad (CIC 260). El Símbolo Atanasiano fue atribuido a Atanasio de Alejandría (+373) pero muy probablemente es posterior al siglo IV. Escrito en latín, es un resumen didáctico de la doctrina cristiana, y se centra especialmente en el dogma de la Santísima Trinidad. Puede rezarse y meditarse una vez al mes, especialmente en el tercer domingo, como signo de adoración y alabanza a la Trinidad Beatísima.

Ant.: Gloria a Ti, Trinidad igual, única Deidad, antes de los siglos, y ahora, y siempre (T. P. Aleluya). 1. Todo el que quiera salvarse, es preciso ante todo que profese la fe católica: 2. Pues quien no la observe íntegra y sin tacha, sin duda alguna perecerá eternamente. 3. Y ésta es la fe católica: que veneremos a un solo Dios en la Trinidad Santísima y a la Trinidad en la unidad. 4. Sin confundir las personas, ni separar la substancia. 5. Porque una es la persona del Padre, otra la del Hijo y otra la del Espíritu Santo. 6. Pero el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son una sola divinidad, les corresponde igual gloria y majestad eterna. 7. Cual es el Padre, tal es el Hijo, tal el Espíritu Santo. 8. Increado el Padre, increado el Hijo, increado el Espíritu Santo. 9. Inmenso el Padre, inmenso el Hijo, inmenso el Espíritu Santo. 10. Eterno el Padre, eterno el Hijo, eterno el Espíritu Santo.

11. Y sin embargo no son tres eternos, sino un solo eterno. 12. De la misma manera, no tres increados, ni tres inmensos, sino un increado y un inmenso. 13. Igualmente omnipotente el Padre, omnipotente el Hijo, omnipotente el Espíritu Santo. 14. Y, sin embargo, no tres omnipotentes, sino un omnipotente. 15. Del mismo modo, el Padre es Dios, el Hijo es Dios, el Espíritu Santo es Dios. 16. Y, sin embargo, no son tres Dioses, sino un solo Dios. 17. Así el Padre es Señor, el Hijo es Señor, el Espíritu Santo es Señor. 18. Y, sin embargo, no son tres Señores, sino un solo Señor. 19. Porque así como la verdad cristiana nos obliga a creer que cada persona es Dios y Señor, la religión católica nos prohibe que hablemos de tres Dioses o Señores. 20. El Padre no ha sido hecho por nadie, ni creado, ni engendrado. 21. El Hijo procede solamente del Padre, no hecho, ni creado, sino engendrado.

22. El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, no hecho, ni creado, ni engendrado, sino procedente. 23. Por tanto hay un solo Padre, no tres Padres; un Hijo, no tres Hijos; un Espíritu Santo, no tres Espíritus Santos. 24. Y en esta Trinidad nada hay anterior o posterior, nada mayor o menor: pues las tres personas son coeternas e iguales entre sí. 25. De tal manera que, como ya se ha dicho antes, hemos de venerar la unidad en la Trinidad y la Trinidad en la unidad. 26. Por tanto, quien quiera salvarse es necesario que crea estas cosas sobre la Trinidad. 27. Pero para alcanzar la salvación eterna es preciso también creer firmemente en la Encarnación de Nuestro Señor Jesucristo. 28. La fe verdadera consiste en que creamos y confesemos que Nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios, es Dios y Hombre. 29. Es Dios, engendrado de la misma substancia que el Padre, antes del tiempo; y hombre, engendrado de la substancia de su Madre Santísima en el tiempo.

30. Perfecto Dios y perfecto hombre: que subsiste con alma racional y carne humana. 31. Es igual al Padre según la divinidad; menor que el Padre según la humanidad. 32. El cual, aunque es Dios y hombre, no son dos cristos, sino un solo Cristo. 33. Uno, no por conversión de la divinidad en cuerpo, sino por asunción de la humanidad en Dios. 34. Uno absolutamente, no por confusión de substancia, sino en la unidad de la persona. 35. Pues como el alma racional y el cuerpo forman un hombre; así, Cristo es uno, siendo Dios y hombre. 36. Que padeció por nuestra salvación: descendió a los infiernos y al tercer día resucitó de entre los muertos. 37. Subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso: desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. 38. Y cuando venga, todos los hombres resucitarán con sus cuerpos, y cada uno rendirá cuentas de sus propios hechos.

39. Y los que hicieron el bien gozarán de vida eterna, pero los que hicieron el mal irán al fuego eterno. 40. Ésta es la fe católica, y quien no la crea fiel y firmemente no se podrá salvar. Gloria al Padre... Ant.: Gloria a Ti, Trinidad igual, única Deidad, antes de los siglos, y ahora, y siempre (T. P. Aleluya). V. Señor, escucha mi oración. R. Y llegue a Ti mi clamor. Los sacerdotes añaden: V. El Señor esté con vosotros. R. Y con tu espíritu.  Oremos: Oh Dios todopoderoso y eterno, que con la luz de la verdadera fe diste a tus siervos conocer la gloria de la Trinidad eterna, y adorar la Unidad en el poder de tu majestad: haz, te suplicamos, que, por la firmeza de esa misma fe, seamos defendidos siempre de toda adversidad. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. R. Amén.  

Buenos Aires, 31 de marzo 2007 Auditorio del CUDES P. Juan María Gallardo juanmariagallardo@gmail.com www.oracionesydevociones.info