Credo John D. Rockefeller, hijo
Creo en la dignidad del trabajo, sea físico o intelectual;
creo que el mundo no le debe a ninguna persona la existencia pero sí le ofrece a cada individuo la oportunidad de vivir.
Creo en el valor de toda persona, y en su derecho a la vida, a la libertad y a procurar su felicidad.
Creo que la verdad y la justicia son fundamentos esenciales en el mantenimiento del orden social.
Creo en la seriedad de una promesa;
creo que la palabra del hombre debe ser tan valiosa como su dinero;
creo que el carácter, no la riqueza ni el poder, es de gran valor.
Creo que cada obligación implica una responsabilidad; cada oportunidad un deber; cada posesión una deuda.
Creo que la ley fue hecha para el hombre y no el hombre para la ley: que el gobierno es el siervo del pueblo y no su amo.
Creo que la economía es esencial en una sociedad; que es el primer requisito en una estructura financiera fundamental, ya sea en el gobierno, en los negocios o en los asuntos personales.
Creo que el servicio oportuno es una obligación que el individuo tiene para con la sociedad; y que el sacrificio constituye la mayor grandeza del ser humano.
Creo en un Dios omnipotente y omnisapiente…
y que el más alto logro del individuo, su más gloriosa felicidad y su más provechosa utilidad, se alcanzan cuando se vive en armonía con la voluntad divina.
Creo que el amor es lo más grande que existe en el mundo; que por medio de él se puede vencer al odio; que la verdad puede triunfar y triunfará siempre sobre la fuerza bruta.