Los antiguos pobladores mesoamericanos tenían la costumbre de decapitar a sus prisioneros, que eran sacrificados, y enseñar al público las cabezas de los cautivos aun ensangrentadas, las apilaban en una especie de varas de madera para honorar a sus dioses.

Se han encontrado varios tzompantlis, pero dos son los mas importantes: El de Chichén Itzá, encontrado en 1970 por el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma. El Templo Mayor, se considera en más grande tzompantli ya que tiene mas de cráneos humanos. Existieron otros en ciudades como Tenochtitlán y Tlatelolco.

El apogeo de la ciudad inicio alrededor del 950 d. C. cuando los Itzá la transformaron en una esplendida ciudad mesoamericana.

Es considerado “un verdadero monumento a la crueldad de la guerra” pues para los antiguos mesoamericanos representaba honor hacia los dioses pues significaba grandeza en las batallas. Su nombre significa en lengua náhuatl “muro de calaveras” y probablemente se levantó durante el dominio de los cocones y sus capitanes mercenarios del altiplano.

Este edificio es una plataforma rectangular de aproximadamente 60 m de largo por 12 m de ancho, con una saliente en el centro que le da en conjunto el aspecto de una T mayúscula. El frente oeste comprende el acceso al edificio ya que cuenta con una escalinata.

Su base sostiene tres tableros decorados con las calaveras y divididos entre si por molduras. Los que están en los extremos tienen reproducciones de cráneos en altorrelieve, el del centro es mas ancho y tiene dos hileras de cráneos.

La ornamentación se realiza en altorrelieve donde hay la representación de guerreros armados que en una de sus manos hay la cabeza de un decapitado. Todos estos individuos llevan tocados emplumados, collares, brazaletes, pulseras, cinturones, orejeras, sandalias rodilleras y tobilleras; y éstos se alternan con águilas que parecen devorar corazones.

El edificio está finalizado por esculturas de cabezas de serpientes emplumadas que resultan en los ángulos frontales de la estructura, también, el Tzompantli lleva la representación de dos serpientes emplumadas.

El Tzompantli pasó a la historia dejando una tenue importancia en la cultura moderna mexicana; como por ejemplo: el altar de día de muertos y el pan de muertos, presenta elementos culturales característicos del sincretismo y del arte del Tzompantli.