Automático
“…NO HAY HIJO MALO”
Siempre con el aliento a licor , siempre con el trago en la mano, siempre con el mal humor, de un hombre destrozado
Nunca acompañado de buenos amigos nunca una palabra sobria y amorosa nunca una aceptación de consejos sanos
Todo el tiempo concentrado en el alcohol todo el tiempo preocupado en tener su botella en la mano, todo el tiempo asustando a sus hermanos menores
Yo jamás me resignaba a tener un hijo muerto, aunque estuviese vivo; cada vez que lo veía borracho me entristecía y lloraba, lo abrazaba y compadecía y por él a Dios oraba.
Yo intenté todo para cambiarlo, pero ni mis súplicas ni lagrimas, ni mis canas ni arrugas prematuras pudieron lograrlo.
Pero ya mis días de sufrimiento y angustia por fin acabaron, mi tristeza y tortura por verlo arruinado al fin terminaron.
Hoy mi hijo cumple dos años que no toma y yo estoy muy contenta, pues, ¡por fin ha cambiado! y sé que seguirá así, por lo menos hasta hoy lo ha logrado.
Él cada vez que viene a verme me cuenta que ya no toma y se pone triste porque piensa que yo no lo escucho y que ya no me importa.
Pero yo si lo escucho y si me importa ¡y me importa mucho Pero yo si lo escucho y si me importa ¡y me importa mucho! Lo que pasa que desde aquí no puedo explicárselo. Tampoco puedo hablarle ni acariciarlo.
En la mañana vino a verme para contarme que hoy se cumplen dos años que él no toma.
Y saben qué? “Tenía un ramo de hermosas flores y no una botella en la mano”
Quizás debe ser porque justo hoy, se cumplen dos años, dos años… que este mundo he dejado.
¡No le causes la muerte a quien mas te quiere y te dio la vida!
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