DESDE EL CIELO
Un joven que vivía solo con su padre, pertenecía al equipo de fútbol de su colegio. Su padre lo acompañaba a todos los partidos a pesar de que nunca le daban las oportunidades de jugar. El joven amaba el fútbol, no faltaba a ningún entrenamiento ni a ningún juego. Como nunca jugaba, los compañeros lo llamaban “el calentador de la banca”
A pesar de eso, su padre lo acompañaba en la gradería. Cuando entró a la universidad, luchando por todos los medios, consiguió integrar el equipo de fútbol. Pero nunca jugó en los cuatro años que llevaba sin faltar a ningún entrenamiento ni juego.
Cuando ya estaban disputando las finales universitarias, le avisaron que su padre había fallecido. Al sábado siguiente, el equipo perdía y apenas faltando 10 minutos para terminar el juego no estaba bien.
El joven se acercó al entrenador y rogándole le decía: “Por favor déjeme entrar, permítame jugar…yo tengo que jugar hoy” El entrenador se desentendió, pensando que a esas instancias del campeonato no podía entrar el jugador más malo del equipo.Pero tanto insistió el joven que el entrenador sintiendo lástima le dijo: “Puedes entrar, el campo es todo tuyo”
Minutos después, nadie creía lo que estaba viendo. El desconocido jugador estaba haciendo todo perfectamente brillante, corría fácilmente como toda una estrella. Su equipo empató el juego y en los minutos postreros hizo el pase para el triunfo.
La gente estaba emocionada y los compañeros lo pasearon en hombros por toda la cancha. Cuando todo terminó, el joven estaba sentado calladamente en una esquina. El entrenador le dijo: “Muchacho, no puedo creerlo, estuviste fantástico. Dime, ¿cómo lo lograste?”
El joven le dijo: “Usted sabe que mi padre murió…pero no sabía usted que mi padre era ciego. Él asistió a todos los juegos, pero hoy era la primera vez que podía verme jugar desde el cielo…Y yo quise demostrarle que sí podía hacerlo.