San Francisco Javier
7-4-1506 Nace en el Castillo de Javier (Navarra, España). 24-6-1537 Ordenado sacerdote en Venecia. 1540 Destinado a las Indias. 7-4-1541 El mismo día de su 35 cumpleaños sale de Lisboa. 6-5-1542 Llega a Goa. Desde allí, durante unos 7 años evangeliza buena parte del sur de la India, Ceilán, Malaca, etc. 15-8-1549 Llega a Kagoshima, Japón. 1551 Regresa a la India y hace nuevos proyectos. 3-12-1552 Muerte en la isla de Sanchón, frente a las costas de China. 12-3-1622 Es canonizado junto a San Ignacio, Santa Teresa, San Isidro Labrador y San Felipe Neri por el Papa Gregorio XV. 1904 San Pío X le nombra Patrono de las Misiones.
Después de ocho años, a punto ya de terminar sus estudios, conoció al que desde entonces sería su mejor amigo, Iñigo de Loyola. Con paciencia, habilidad y muchos ejemplos personales, Iñigo fue mostrando a Francisco lo banal de los bienes materiales, repitiendo una frase del evangelio que terminó por convencerle de lo absurdo de su posición: "¿De qué te sirve ganar todo el mundo, todos los honores y riquezas si luego pierdes tu alma?"
Algún tiempo después, Javier expresaría muy gráficamente las nuevas prioridades de su vida: "¡Qué descanso vivir muriendo cada día, por ir contra nuestro propio querer, buscando no los propios intereses sino los de Jesucristo!"
La vocación misionera de Francisco le llevó primero a Italia y Portugal, para luego embarcar con rumbo a las Indias Orientales en calidad de nuncio del Papa. En La India predica tres años y tres meses, atendiendo una leprosería.
También solía dormir en los hospitales para estar cerca de los enfermos y le gustaba dar catequesis a los niños. Muy lejos ya de sus ambiciones materiales, solía exclamar: "Basta Señor: si me mandas tantos consuelos me vas a hacer morir de amor".
Realizó trece viajes de evangelización por La India, donde obtuvo entre las clases populares un éxito abrumador. Dormía en sus pobres chozas, compartía su arroz y sólo bebía agua. Viajó a Malaca durante seis meses y en varias islas de Las Molucas se detuvo durante un año y medio.
Emprendió su último viaje con rumbo a China, país cerrado a los extranjeros pero en el que Javier depositaba grandes esperanzas. Fue abandonado y enfermó en la isla de Sancian, donde soportó estoicamente los sufrimientos de su enfermedad entre oraciones a Jesús y María.
Murió allí mismo el 3 de diciembre de 1552 Murió allí mismo el 3 de diciembre de 1552. A su entierro asistieron únicamente un catequista que lo acompañaba, un portugués y dos negros.
Ese mismo día, el Cristo de nogal del siglo XIV, que aún se conserva, sudó sangre en la capilla del castillo de Javier.