EDIFICANDO NUESTRA CASA FOTOGRAFÍA : DE VARIOS AUTORES

Un carpintero ya entrado en años estaba listo para retirarse. Le contó a su Jefe sobre sus planes de dejar su trabajo en la construcción, para llevar una vida más hogareña con su esposa y disfrutar de su familia. Aunque iba a carecer de su cheque mensual, necesitaba retirarse. Y seguro lograrían superar esta etapa de alguna manera.

El Jefe, lamentaba que su buen empleado dejara la compañía y le pidió si podía construir una sola casa más, como un favor personal. El carpintero accedió, pero se veía fácilmente que no estaba poniendo el corazón en la obra. Utilizaba materiales de inferior calidad y el trabajo era deficiente. Era una desafortunada manera de terminar su carrera.

Cuando el carpintero terminó su trabajo y su jefe fue a inspeccionar la casa, el jefe le extendió al carpintero las llaves de la puerta principal. ¡Esta es tu casa! -dijo- es un regalo de la compañía para ti.

¡Qué tragedia! ¡Qué pena! Si solamente el carpintero hubiera sabido que estaba construyendo su propia casa, la hubiera hecho de manera totalmente diferente. ¡Ahora tendría que vivir en la casa que construyó de la peor manera!

Así somos nosotros. Construimos nuestras vidas de manera distraída, reaccionando cuando deberíamos actuar, dispuestos a poner en ello lo mejor de nuestra parte. Muy a menudo, no ponemos lo mejor de nosotros en nuestro trabajo. Entonces, con pena vemos la situación que hemos creado y encontramos que estamos viviendo en la casa que nosotros mismos hemos construido.

Si lo hubiéramos sabido antes, la hubiéramos hecho distinto. Piensa como si fueras el carpintero. Piensa en tu casa. Cada día clavamos un clavo, levantamos una pared o edificamos un techo. Pero nuestra casa no es solamente un cuerpo y un alma. También tenemos espíritu, y a éste lo descuidamos.

El espíritu busca lo que es de Dios y la comunión con él. Generalmente olvidamos lo que concierne a Dios y nuestra relación con Él. Sabes que Jesús nació para morir por todos los errores y la mala construcción de nuestra vida. Murió por nuestros pecados, nuestras enfermedades y nuestra paz. El resucitó y hoy está sentado junto al Padre pidiendo por nosotros.

Jesús dice de sus enseñanzas : Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; en la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó; y fue grande la ruina de aquella casa. Lucas 6:49

Construye con sabiduría. Es la única vida que podrás edificar. Inclusive si sólo la vives por un día más, ese día merece ser vivido con gracia y dignidad. Por eso debes subsanar los errores de tu vida. Ora al Padre así:

Padre Eterno, hasta ahora edifiqué mi vida descuidadamente y sin tener en cuenta mi relación contigo. Me arrepiento por todo eso. Deseo tener vida espiritual. Te pido perdón por mis pecados y acepto a Jesús que murió en la cruz, y resucitó, como mi Salvador. Ven a morar en mi vida y ayúdame a edificarme sobre la roca fuerte. Amén.

Continúa orando, hablando con Dios para que tus cimientos permanezcan arraigados con fuerza en la roca. Si lees la Palabra de Dios, la Biblia, irás fortaleciendo tu vida espiritual. Muchos de tus amigos pueden estar edificando con poca voluntad sobre la arena y necesitarán este mensaje, no dejes de enviarlo.

¡¡EL SEÑOR TE BENDIGA CON UN PRECIOSO DÍA DE PAZ!!