Rompiendo el mito de Cleopatra
Ciertamente, en la Ciudad de Alejandría del antiguo Egipto, nació una bella mujer, cuyo nombre fue Cleopatra. Como sucesora del trono ptolomeico, recibió una educación de primer nivel; aprendió idiomas, desarrolló el arte de la conversación y la seducción: ésta última fue la clave para lograr la alianza con Roma y poder conservar su imperio, aunque no por mucho tiempo. Sobre Cleopatra se han dicho muchas cosas, algunas de las cuales no son ciertas, entre ellas, está la que dice que su poder sobre los hombres fue su belleza física, sin embargo, algunos historiadores han encontrado registros donde se dice que Cleopatra, tenía más que belleza física, un carisma, una encantadora manera de conversar. Otra de las cosas que se dice de ella es que mandó matar a su hermano y primer esposo, Ptolomeo XIII, cuando lo que pasó fue que éste perdió la vida en una batalla. El primer encuentro con Julio César cuentan algunos historiadores, que ella se envolvió en una alfombra para llegar hasta él, cuando la realidad fue que Julio César ya sabía de ella y procuró conocerla, quedando inevitablemente prendado de ella.
Una mentira más acerca de Cleopatra fue su vida licenciosa, que dicen que llevó, cuando lo que hizo fue salvar a Egipto de una depresión Económica, al devaluar su moneda. Siguiendo con la sarta de mentiras, y con relación a la batalla de Actium, se dice que las naves de Cleopatra, en vez de luchar al lado de Marco Antonio, huyeron inadvertidamente, ¿será posible, que no hayan visto sus naves?, usted, sí, usted. ¿lo cree?
Una más, con relación a la muerte de Cleopatra, se dice que ella, junto con sus dos fieles sirvientes, se suicidó con la mordedura de un áspid, la cual estaba en un pequeño cesto. Se necesitan más de una cobras para matar a tres personas, por lo que se desprende, de que Cleopatra murió envenenada, y no por mordedura de áspid. Con estos puntos se ha tratado de romper tantos mitos sobre Cleopatra, dejando, querido lector, una reflexión: ¿Es confiable este texto? ¿Es producto de la Imaginación o de la investigación ¡INVESTÍGUELO UD. MISMO!