Jesús acompaña, acoge, consuela, libera. Jesús cura almas y cuerpos Jesús cura almas y cuerpos. Marcos, 1, V domingo. Tiempo Ordinario –B- 5 de febrero de 2006

29 Al salir de la sinagoga, Jesús se fue inmediatamente a casa de Simón y de Andrés, con Santiago y Juan. El Evangelio no puede quedar reducido al ámbito religioso. Interesa al ser humano en todas sus facetas. La casa es un lugar idóneo para recibir y vivir el mensaje de Jesús.

30 La suegra de Simón estaba en cama con fiebre. Le hablaron en seguida de ella, 31 y él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. La fiebre le desapareció y se puso a servirlos. La evangelización –la nuestra, con la de Jesús- no puede ser sólo cuestión de hablar, sino de hacer, de construir: luchar contra el mal, sanar, curar, rehabilitar, ponernos al servicio de los demás, acompañar y dignificar la vida que, en todas sus manifestaciones, es manifestación de la mano creadora de Dios.

32 Al atardecer, cuando ya se había puesto el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. 33 La población entera se agolpaba a la puerta. 34 Él curó entonces a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios, pero a éstos no los dejaba hablar, pues sabían quién era. Nosotros, ¿sabemos curar? ¿Nos distinguimos por nuestro buen corazón? ¿Pasamos de largo sin ver o sin querer ver el sufrimiento de las personas?. A veces el “milagro” que cura es la cercanía, el interés, una mano tendida, la ayuda desinteresada, una cara acogedora, una palabra oportuna...

35 Muy de madrugada, antes del amanecer, se levantó, salió, se fue a un lugar solitario y allí se puso a orar. 36 Simón y sus compañeros fueron en su busca. 37 Cuando lo encontraron, le dijeron: – Todos te buscan. Jesús opta por la soledad para orar, en su diálogo con el Padre encuentra la fuerza para su actividad. Oración y misión forman una unidad indisoluble. A Simón le parece urgente que Jesús vuelva a su ministerio –”Todos te buscan”-. No deberíamos caer en la tentación del excesivo activismo. También nosotros necesitamos de esa raíz en profundidad que es la oración la oración GALILEA

38 Jesús les contestó: – Vamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para predicar también allí, pues para esto he venido. 39 Y se fue a predicar en sus sinagogas por toda Galilea, expulsando los demonios. Jesús no se queda “instalado”, satisfecho con el éxito obtenido. Sigue su camino, continúa su misión de predicar, curar, liberar Sigue su camino, continúa su misión de predicar, curar, liberar....

Dios, Padre/Madre Haznos partícipes de la oración de Jesús. Enséñanos a orar como Él mismo oró: en espíritu y en verdad. Danos espíritu de oración. Sólo Tú puedes recoger nuestro corazón en ti. Sólo Tú puedes concedernos que, a través del diario quehacer, te hallemos a ti, a través del diario quehacer, te hallemos a ti, que eres lo único necesario, Lo único en quien nuestro corazón puede descansar. Venga tu Espíritu en nuestra ayuda, y, como nosotros no sabemos qué debemos pedir, interceda Él por nosotros con gemidos inefables interceda Él por nosotros con gemidos inefables. Karl Rahner