El final de la vida en el tiempo.
Sea cual sea la situación que estemos viviendo, (al final de nuestra vida temporal), el día del Señor será "ardiente como un horno", con diferente resultado para unos y otros. Los malvados serán quemados como la paja. Los que honran el nombre de Dios, vivirán un día de victoria y felicidad. Y así se pondrá de manifiesto la justicia de Dios.
A los que caminamos por este mundo en medio de sustos y fatigas, nos interesa mucho saber qué camino es el que lleva a la esterilidad o al éxito.
También el evangelio de hoy nos avisa de que estamos caminando en dirección a las últimas realidades.
El lenguaje parece catastrófico, pero, en el fondo, el mensaje de Jesús es de esperanza.
El lenguaje que utiliza Jesús es el típico de esta clase de anuncios proféticos: guerras y revoluciones, terremotos, epidemias, espantos y grandes signos en el cielo...
La lectura no tendría que infundirnos miedo, sino una esperanza serena y seria.
"Que no los domine el pánico... no caerá ningún cabello de la cabeza de ustedes. Si se mantienen firmes, conseguirán la vida".
El camino podrá ser arduo.
Necesitaremos ayuda.
Contamos con Cristo El cuenta con nosotros.