:03:37
Compadecer es padecer con otro; pero no se puede padecer con otro si antes no se ha padecido solo.
Comprender es aprender con otro; pero eso requiere que antes hayamos aprendido nosotros solos.
Por eso, no debes juzgar que estás perdiendo el tiempo ni los esfuerzos cuando estás sufriendo solo; te estás capacitando para sufrir con los demás
Quien sabe sufrir, sabe hacer sufrir menos, quien sabe llorar, sabe comprender mejor a los que lloran.
A veces se sufre más de lo que Dios quiere, o porque se sufre como Dios no quiere, o porque no se sufre con los demás.
No se puede llegar a comprender lo que significa una lágrima si antes no se ha gustado su sabor salado rodando por las propias mejillas y llegando a los propios labios.
¡Qué cosa llamativa! Las lágrimas propias saben a salado; las lágrimas de los demás saben a dulce cuando se mezclan con las propias.
“Escucha mi súplica, oh Yahvé, presta oído a mi grito, no te hagas sordo a mis lágrimas, pues soy un forastero junto a tí, un huésped como todos mis padres" (Salmo 39, 13).
Yahvé siempre escucha nuestras súplicas, sí es que éstas se hallan presentadas con la debida humildad y confianza en su bondad infinita.
Que el Señor os bendiga "Pequeñas Semillitas" "Juan Pablo II inolvidable" Felipe de Urca No sé quién realizó este PowerPoint (pps) que estoy reenviando con gratitud a su “autor desconocido” No sé quién realizó este PowerPoint (pps) que estoy reenviando con gratitud a su “autor desconocido”