PUPILASPUPILAS La obscuridad se ha instalado en mí. Mis ojos, tristes luceros que perdieron su escasa luz de antaño, ya no señalan el camino hacia el mundo interior, y como si de un par de agujeros negros se tratasen, sólo queda silencio en ellos: un silencio que rebota en mis órbitas. El camino que éste describe forma una diabólica espiral hacia mis pupilas: el mismísimo centro que me conecta con el universo exterior.
Pupilas negras, solitarias, fieles guardianas de los secretos que todos poseemos: su color no permite vislumbrar la transparencia de nuestros pensamientos. Miradas furtivas, esquivas, ligeras y atemporales para no ser descubiertos. Miradas profundas, sostenidas, sinceras y melancólicas para iniciar un transvase de pensamientos que refleje lo que realmente somos sin temor. Pupilas, maestras que siguen aprendiendo el lenguaje de las miradas. marian©