¡Señor que yo vea!
Señor que yo te vea en el canto y en el llanto,
Tal ves no te pueda ver en la violencia.
Pero sí en la reconciliación.
En el estudio quiero verte.
Y en el juego ¿Por qué no?
Dios quiso que el ser humano empezara chiquito para que volteando el niño para arriba aunque él niño no pueda ver a Dios, pueda Dios ver que se parece a Él.
El aprender a compartir la amistad de una amiguita (de un amiguito) enseña al niño (a la niña) a ver la compañía, la amistad, del Dios que está con nosotros.
¡Señor que yo vea para que aunque no te vea sí vea que Padre que eres!