TE ALABO
¡Te alabo! ¡Bendito, Santo! ¡Recibe mi alabanza! ¡Te alabo a ti, Glorioso Cordero de Dios, que estas a su diestra, sentado en el Trono!
¡Te alabo por levantarme amorosamente cada vez que caigo! ¡Por ponerme tu hombro para llorar cuando el dolor me acosa!
Por tenerme asida fuertemente de la mano en el azaroso peregrinar por este mundo. Porque me defiendes cuando el león rugiente me acosa.
Te alabo por haber recibido a mis hijos y nietos cuando los deposité sobre tu altar en ofrenda. ¡Y porque nadie los arrebatará de tu mano!
¡Porque cuando todo parece perdido apareces tu en tu Inmensa Gloria, trayendo contigo para nosotros la victoria!
¡Te alabo porque veo, camino, hablo, amo, como, canto, oro,! ¡VIVO!
¡Te alabo porque podías bajarte de esa cruz cuando de ella pendías, pero no lo hiciste por el infinito amor que por nosotros sentías!
¡Te alabo porque mientras yo te ignoraba, tu, incomprensiblemente, en tu inmenso amor en mi castigo me sustituías y mi condena anulabas!
Te alabo por tu creación maravillosa, por la diversidad, la belleza, la vastedad. ¡Los cielos cuentan tu Gloria, Hacedor de hermosura!
¡Te alabo por tu Presencia constante y consoladora junto a mí! Porque soy, me dices, la niña de tus ojos.
Te alabo porque puedo dejar mis aflicciones a tus pies, porque tu yugo es fácil y ligera mi carga.
¡Te alabo Rey de reyes y Señor de señores! ¡Te alabo en tu infinito poder y majestad! ¡ Rey de Gloria!
Porque tu Nombre es sobre todo nombre que se nombra. ¡El único Nombre bajo el cielo dado a los hombres por el cual podemos ser salvos!
¡ Porque eres el Lirio de los Valles! ¡El mas hermoso de los hijos de los hombres! ¡La Gracia se derramó en tus labios!
Te alabo porque tu Reinas por la eternidad. ¡Admirable, Consejero, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
¡Te alabo, te adoro, por siempre, eternamente, hasta el fin! ¡Te adoro en espíritu y verdad!
¡Te espero, con ansias; espero verte, Precioso Rey, viniendo a buscarme en aquella bendita nube en la cual vendrás a buscarme! ¡Glorioso! ¡Sublime! ¡Majestuoso!
fin