El milagro del mar
Mucho tiempo, viajé el alma triste y desconsolada… Que de vez, me dejé mover por sentimientos… Tenía sólo una envidia irse con el viento… Por suerte que tenía el Mar para reconfortarme… Ella que conocía todos mis secretos… Venía verla a menudo a pasos lentos y discretos…
Busqué sin éxito el interior tranquilo… Iba por mal camino, como un aprendiz en trabajo lleno… Era tan vulnerable y solitario… Sólo, sentada en un banco delante de Océano… Olvidaba todo, también como las rosas eran efímeras… Le gritaba desesperadamente…
Soñando frecuentemente en el fondo de mi corazón… Buscaba en vano una felicidad tierna… Me descubría su extensión infinita de una gran belleza… Este Mar me fascinaba tanto por su serenidad… Venía cada tarde, contarle… Mis esperas y mis dificultades…
Así como mis consuelos eran frecuentemente austeros… Secretamente me inventaba montones de quimeras… Tenía sólo un deseo solo y único… Era gustar sin endurecerme jamás… Toda mi vida fue edificada un dolor de vivir… Le hablo de eso, si usted supiera así me libra…
Luego un día, agotando por batirme abdiqué por fin … Los ojos llenos de lágrimas lloré todo… Yo que necesitaba sólo dulzura… Me hundí en mi falta de solidez… Sin embargo, pedía sólo la sinceridad… Sufría mi vida por numerosos errores…
Entonces, decidí poner término a este desacuerdo… Revisé con Mar mis esperanzas profundas… Le expliqué humildemente mis dependencias… En estas confesiones me confesé con tanta confianza… Le abrí los brazos para ser comprendidos por lo menos… A partir de este momento allí me hice mi propio amigo…
Ahora robo orgullosamente en decente paraíso… Completamente cambié mi vida… Soy rolliza en una nueva vuelta… Donde vi mis primeros instantes de libertad… Aquellos a los que el Mar largamente me había aconsejado… Desde este claro respiro con la frescura del tiempo…
En adelante, preciosamente agradezco el Destino … De haberme señalado el verdadero camino… Ves… Tú allá el Mar… No tengo ningún pesar amargo… Bailo con los ruidos de tus vacantes y de tus mareas… Me sacié de tus aguas apacibles y descansadas… Puedo simplemente quererme por fin…
Cómo no adorar este inmenso Océano… Donde me alimenté de su ternura… También de pensarlo decir… Quiérete ahora… Gracias el Mar por este respeto dulce…
« El milagro del mar » Buen Dia