B. González Buelta
Purifica, Señor, nuestra mirada: enséñanos a ver desde una mirada creadora, que ama de manera única la más pequeña criatura, y la mira con cariño para que pueda ser plenamente ella misma.
Concédenos, Señor, reposar los ojos de la contemplación callada sin urgencia ni codicia, en lo oprimido, para poder taladrar la cáscara de todo lo real, y descubrirte en el fondo como creador inagotable de la libertad y del futuro, de la divinidad y la justicia.
Saca de nuestros ojos esta viga que nos ciega para poder estar atentos a la más pequeña señal de la vida insospechada que se asoma a la existencia, en las tierras decretadas estériles y muertas.
Contemplándote a ti palabra visible encarnada, nos llenamos de la imagen que buscamos desde siempre y que configura desde dentro toda nuestra existencia, para que podamos salir a los encuentros y caminos con una mirada liberada.