Madre RAFOLS Una vida al servicio de los demás

María Rafols Bruna nace en Villafranca del Penedés (Barcelona) allá por un 5 de noviembre de 1.781, hace ahora muchos, muchos años.

Sus padres se llamaban Margarita y Cristobal Sus padres se llamaban Margarita y Cristobal. Vivían en una típica casita de payeses catalanes: EL MOLINO D´EN ROVIRA

Muy pequeñita aún, a los dos días de nacer, es bautizada en la parroquia de su pueblo, Santa María de Villafranca

Tiene más hermanitos y le gusta jugar mucho con ellos, sobre todo con el más pequeño, José, al que llaman: “la alegría de la casa”

Es una niña muy trabajadora y ayuda mucho a su mamá en las tareas de la casa. Tiene un gran corazón.

Va creciendo y comienza a asistir a la escuela de su pueblo. Cuando no hay clase le gusta corretear por el campo y jugar con las flores bajo el cielo azul

Pasa muchos ratos con su mamá, aprendiendo de ella, junto al fuego del hogar, la vida de Jesús y su amor a los hombres.

María Rafols vive una juventud sencilla y serena. Una sola cosa le preocupa: ENTREGARSE A DIOS Y A LOS DEMÁS

Entonces conoce a un sacerdote catalán llamado JUAN BONAL y juntos piensan como podrán ayudar a los enfermos y a los pobres.

En el año 1.804, con un grupo de once compañeras, marcha a Zaragoza para fundar una nueva familia religiosa: LA CONGREGACIÓN DE HERMANAS DE LA CARIDAD DE SANTA ANA. Tiene entonces 23 años. El 28 de diciembre rezan juntas a los pies de la Virgen del Pilar para que las ayude en su nueva tarea.

El padre Juan Bonal las lleva al Hospital de Nuestra señora de Gracia. Allí los enfermos son atendidos por las Hermanas que ponen todo su empeño y esfuerzo en cuidarles y curarles.

Ellas, con su cariño y acogida, empiezan a mostrar a todo el mundo que Dios es Padre y nos QUIERE.

Llega el año 1.808, los franceses quieren apoderarse de España. Comienza la Guerra de la Independencia.

A las hermanas no les importan los peligros ni las dificultades. Siguen cuidando a los enfermos con el mismo cariño y sufren tanto, que algunas de ellas mueren

También ayudan a los prisioneros que están en la cárcel. Un día, María Rafols acude al campamento de los franceses para pedirle al general francés la libertad de algunos presos. Otras veces también a pedir alimentos y agua para los heridos

“Lo que hacéis con mis hermanos, conmigo lo hacéis” Y es que Maria Rafols había entendido muy bien la frase del Evangelio donde dice Jesús: “Lo que hacéis con mis hermanos, conmigo lo hacéis” Por todo esto, años más tarde, la ciudad de Zaragoza le concede el título de <<HEROÍNA>>

Los años que siguen a la guerra son duros y difíciles Los años que siguen a la guerra son duros y difíciles. Las Hermanas pasan momentos muy malos, incluso están a punto de desaparecer. María Rafols es encarcelada. Su inocencia queda probada; un año más tarde, sin embargo, es desterrada a Huesca. En ningún momento pierde la esperanza, porque ve en todo la voluntad de Dios.

En Huesca, las Hermanas comienzan una nueva obra: LA EDUCACIÓN Y FORMACIÓN DE LOS NIÑOS EN LA ESCUELA

De vuelta a Zaragoza, después de seis años de destierro, queda encargada de un grupo de niños desamparados, con los que actúa como una verdadera MADRE.

Cae enferma y poco a poco su salud va empeorando. El día 30 de agosto de 1.853 muere. El grano de trigo queda enterrado en el surco, la primavera lo convertirá en espiga llena: EL CRECIMIENTO Y LA EXPANSIÓN DE SU OBRA

Y ahora, desde el cielo, también quiere mucho a los niños y a toda la gente. Por eso, nos manda a todos, en este día tan especial, un mensaje para todos nosotros, un mensaje que todos, seguro, conocemos:

La meta es el camino. Adelante, tú puedes, nosotros podemos.

FELIZ DÍA A TOD@S MARÍA RAFOLS (1.781-1.853)