Meditación del Salmo 84, recitado por la Transición automática. Aprendiendo a Orar X Meditación del Salmo 84, recitado por la Hermana Glenda Transición automática.
Que delicia es tu morada anhelando los atrios del Señor, Mi aliento se consume anhelando los atrios del Señor,
exultan por el Dios vivo. Mi corazón y mi carne, exultan por el Dios vivo.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa, la golondrina un nido, un nido en donde colocar sus polluelos,
Baja a tus altares, Señor Rey mío, Dios mío,
Dichosos los que habitan en tu casa alabándote siempre,
dichoso el que saca de Ti fuerzas, el que saca de Ti fuerzas cuando proyecta su peregrinación,
atravesando desiertos, y lo transforma en manantial y la lluvia lo cubre,
camina de valuarte en valuarte, hasta verte a Ti, en Sión.
mira el rostro de tu ungido, vale más un día en tus atrios, Señor, Dios, escucha mi súplica, atiéndeme, mira el rostro de tu ungido, vale más un día en tus atrios, que mil en mi casa,
Tu no me negarás tus vienes, Tu eres Señor, Sol y Escudo, me concedes tu favor y tu Gloria, Tu no me negarás tus vienes,
dichoso el hombre que confía en Ti, Señor, dichoso el hombre que confía en Ti, dichoso el hombre que confía en Ti.
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