“Aparentar” Miguel-A. Dedicado a Teresa G. (de Gijón). 176 seg. (Cecilio)
Yo no sé por qué la sociedad juzga únicamente por lo que se representa: "Tanto tienes... tanto vales". Por ello, casi todos, guardamos las apariencias. Es como si pensáramos que nuestro auténtico valor no reside en cuanto somos, sino en lo que los demás piensen de nosotros. Es un círculo vicioso donde no se sabe cuál es el origen y cuál la consecuencia. Tenemos tendencia a figurar (que los demás vean lo que somos, o lo que faroleamos ser).
Cuentan que sucedió en una tertulia de sobremesa, con los pocillos de café entre las manos, con un aire de darse importancia, y humo de cigarrillos de fondo. Era un coloquio tertuliano de sobremesa entre tres matrimonios comentando sus nuevas adquisiciones en materia de electrodomésticos.
- El frigorífico que acabamos de comprar -decía una señora-, es una auténtica maravilla. ¿No es así, Jorge?. Jorge asintió con la cabeza. - Si no lo veo, no lo creo - continuó-. La realidad supera las expectativas de compra hechas a través de folletos de propaganda. Es muy caro, pero merece la pena pagar ese precio. Todos los departamentos son individuales. La separación evita olores intercambiados entre alimentos. Y cada uno de los departamentos permite una graduación de temperatura independiente. Se gradúa el departamento de bebidas, y se acabaron los problemas de congestión de garganta.
- Pues la nueva lavadora, que hemos comprado nosotros, roza la perfección -dijo otra señora -. Julio dudaba a la hora de comprarla por el elevado precio. Decía que la vieja aún estaba en buen uso. ¡Pero, oye, estamos los dos trabajando, y no vamos a privarnos de un capricho necesario! ¿No Julio?. - Bueno, vale, tenías razón - respondió Julio-. No hay comparación con la vieja. - Pues te deja la ropa seca y como nueva -siguió explicando-. Se acabaron los antiguos centrifugados que oprimían la ropa, dejando la colada apelmazada. El secado funciona mediante chorros de aire. La ropa queda seca y sin arrugas. Además, tiene un diseño especie robot de nave espacial.
- ¡Oye, María! -dijo Andrés-, ¿les has hablado a tus amigas de nuestro nuevo lavavajillas?. Ingenuamente, María iba a responder que no tenían lavavajillas. Pero, en un cruce de miradas, vio que su esposo le guiñaba el ojo. - Cariño, cuéntaselo tú - replicó María.
- Nuestro lavavajillas -siguió explicando Andrés- es un sistema perfecto dotado de memoria. La orden entra directamente sin pasar por procesadores que puedan tergiversarla. Es fácil de manejar y no necesita instrucciones. Calcula automáticamente la cantidad de detergente a emplear, de modo proporcional a la superficie a fregar. Lleva mando a distancia. María puede ponerlo en marcha mientras está en el sofá del salón viendo la tele.
- ¡Ah, pues sí que es cómodo! -exclamó la esposa de Jorge-. ¿Dónde lo venden?. - ¿Y de qué marca es esa maravilla de lavavajillas para poder comprarlo? - preguntó, sumamente interesada, la mujer de Julio. Andrés lanzó una carcajada y respondió:
¿Marca? ¿De qué marca habláis? ¿Comprar? ¿Qué hay que comprar? María solamente tiene que decir: "¡Cariño, hoy te toca a ti fregar los platos!".