Pensé que la vida era una Carrera Y … Ayer me encontré con un Señor que no tenía piernas. Y cuando le miré, él me dijo: ¿Le parece extraño? ¿Nunca haz visto a un mocho? ¿Acaso, sientes lástima?
Guardé un silencio, agaché la cara y salí ligero No era el hombre sin piernas, era mi mirada lastimera. No era un encuentro fortuito, eran aquellas preguntas tan duras y aleccionadoras. Era … 1.Dolor y remordimiento. 2.Enseñanza y verdad 3.Amor serio y corregido.
Regresé, pero … Se había marchado 1.Sin dejar huellas. Claro no tenía piernas. 2.La calle estaba completamente sola y las ventanas de las casas entre abiertas, como si algunos miraban a escondidas. 3.Todo permanecía sepulcral y lleno de temor.
La vida me estaba jugando una buena pasada. Pude haber mirado y atendido mejor al señor, pero mis ojos se quedaron contemplando con lástima y no con amor. Esa vida que era mía, pero también le pertenecía a él, nos estaba hablando a los dos. A él porque vivía con resentimiento de haber perdido sus piernas y en cada mirada encontraba mayor tristeza. A mí, porque me producía lástima de ver aquel cuadro y saltando el amor, me queda con la angustia de contemplar la desgracia.
Todo por falta de piernas. Todo por no saber mirar Ayer fue ayer y también es hoy. Ayer me encontré con mi mirada, mirada que extrañó al ser humano que en sus defectos supo lastimar más no pudo amar. Perdón Señor. Perdón de verdad Por no saber mirar a la humanidad Padre Marcelo