Erase una vez una niña que gracias a su perseverancia consiguió ser una princesa muy feliz

Pero mejor...comenzaré la historia por el principio: Palmerina era una niña muy risueña y alegre que regalaba sonrisas a diario. Vivía con su padre ya que su madre murió cuando ella era apenas una niña...

Palmerina: !Soy tan feliz que solo quiero reír y reír!

Vivían cerca de un bonito bosque Vivían cerca de un bonito bosque... en los dominios de su rey y señor el anciano y venerado rey Guddú...

Pero no todo era tan idílico y bonito como pueda parecer en la vida de Palmerina, ya que su padre se casó en segundas nupcias con una malvada mujer que pasó a ser la madrastra de Palmerina y que le hacia trabajar y trabajar y sus rodillas y manos desgastar...

Madrastra: Niña perezosa y mala, no pares de limpiar y trabajar para mi casa resplandeciente dejar . No creas que en esta casa serás una más, ya que mis deseos debes cumplir y a mi querida hija debes venerar

Además su padre era comerciante y se pasaba el día viajando, por lo que la única compañía de Palmerina era su gata Bigotes

Palmerina:. Oh que triste estoy Palmerina: !Oh que triste estoy!, antes solo pensaba en reír y mírame ahora Bigotes, estoy tan triste que lloraría y lloraría y con mi llanto la casa desbordaría... ¡Y mi padre lejos de aquí! Soy muy infeliz Bigotes (acariciando a su gata). Bigotes: Miaaaaaaaaaaaaaaaaaaaau

Un lluvioso día de otoño el mensajero real anunció a voz en grito que se celebraría una fiesta en palacio para encontrar una novia al principe de Tiras Lin

La madrastra de Palmerina mucho se alegró y a su hija (más bien poco o nada agraciada) al baile envió, castigando a Palmerina a seguir fregando sin descanso

Madrastra: Hija mía tus mejores galas te has de poner, al príncipe conquistar y princesa de Tiras Lin serás Hija: ¡Ay mamá! En verdad que soy guapa, linda y educada y con mi gracia, mis buenas maneras y mi saber estar le he de conquistar. ¡Quita de ahí sucia sirvienta! (dando un puntapié a Palmerina), no ves que las sirvientas sucias como tú no debéis tener contacto con las damas finas como yo...

Cuando se fueron al baile y la dejaron sola Palmerina lloró y lloró hasta que su hada madrina sonriente y sin previo aviso apareció...

Emocionada al oír el llanto de Palmerina el hada madrina un deseo le concedió...

Hada madrina: Linda niñita me has enternecido el corazón y un deseo te concederé: Irás a ese baile con el mejor de los vestidos ¡kataklas! (agitando su varita sobre Palmerina) Y sus sucios ropajes en el más bello de los vestidos transformó. Hada madrina: y a ti en un bello carruaje te he de transformar (agarrando una calabaza). ¡kataklas! (volviendo a agitar su varita)

Palmerina salió rauda y veloz hacia palacio montada en el carruaje pero su dicha poco habría de durar, ya que cuando estaba llegando a palacio éste se estropeó...

Lloraba Palmerina desconsolada maldiciendo su suerte cuando de pronto cesó su llanto y avergonzada de si misma y de su repentino lloriqueo exclamó: Palmerina: ¿Por qué me rindo tan pronto? ¿Acaso no soy yo capaz de arreglar este carruaje?

Ni corta ni perezosa se arremangó su vestido y con gran destreza el carruaje a punto puso y al baile exhausta y cubierta de grasa llegó...

Todos los presentes al baile de ella se burlaron y su hermanastra no lo dudó y con gran sorna exclamó: Hermanastra: Jajaja ¡mirar a esa pordiosera que recubierta de grasa está!, como osa aparecer así en un baile real, cubierta de grasa y suciedad...

Pero el príncipe al verla de amor enmudeció y no haciendo ningún caso de las burlas de sus súbditos apuntó:...

A lo que la hermanastra contestó: Principe:¡ Jamás vi criatura más decidida! A lo que la hermanastra contestó: Hermanastra: ¡Oh noble príncipe! ¿acaso no veis que va cubierta de grasa y su traje está hecho jirones?, ¿no veis que esas no son maneras de princesa?, ¿no entendéis que una noble dama debe guardar las formas? Palmerina muy decidida se envalentonó diciendo: Palmerina: Noble príncipe debéis saber que vengo de esta guisa porque mi carruaje se estropeó, y las ganas de conoceros eran tantas que ni corta ni perezosa yo misma lo arreglé, de ahí que mis bellos ropajes en grasientos harapos se hayan tornado...

El príncipe con estas palabras de Palmerina ya del todo se enamoró y con voz grave y desafiante se dirigió a los presentes: Principe: Debéis saber que esta es la princesa que buscó yo, una dama intrépida y resuelta que si bien no sea poseedora de los más exquisitos modales, ni tiene las maneras de las más refinadas mujeres, bien es verdad que ella sola ha sido capaz de arreglar su carruaje, demostrando ser persona que no se rinde ante los contratiempos. Y cogiendo de la mano a Palmerina su amor eterno le prometió y la fea hermanastra verde de envidia se quedó

Y como bien decía al inicio este cuento Palmerina se convirtió en princesa dichosa que con justicia y bondad en Tiras Lin gobernó, no dudando jamás lady Palmerina del amor de su príncipe que en ella otros valores y virtudes apreció...

Moraleja: no debemos ceñirnos siempre a las normas y convencionalismos sociales ya que mostrarnos genuinos no nos hace raros, sino especiales...

Y colorín colorado... ¡Este cuento se ha acabado!