Un Fundamento Bíblico del Ministerio de Necesidades Especiales Samuel Telemaque

Este artículo examina el pensamiento de Dios hacia las personas con discapacidades. Es necesario examinar las Escrituras para evaluar algunos de los fundamentos teológicos que hacen a las personas con discapacidades especiales para Dios y su iglesia. Se espera que el entendimiento de estos fundamentos aclarará nuestro pensamiento y modificará nuestras actitudes hacia las personas con discapacidad. También se cree que un entendimiento de estos fundamentos nos instruirá e inspirará nuestro ministerio hacia las personas con discapacidad.

Todos hemos sido creados a imagen de Dios. Llevamos la imagen de Dios en nuestro espíritu y no en nuestro cuerpo físico. Esto significa que fuimos creados por Dios para expresar o reflejar su justicia, santidad, y amor en nuestras vidas. Estos atributos de la imagen de Dios son distintos de las habilidades o apariencias físicas (Génesis 1:26-27). No estamos confundidos a imagen de Dios, es decir Sus atributos, con nuestras habilidades físicas o apariencias.

El salmista declara “Te alabo porque soy una creación admirable… Mis huesos no te fueron desconocidos cuando en lo más recóndito era yo formado cuando en lo más profundo de la tierra era yo entretejido. Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación” (Salmos 139: 13-16). Dios hizo nuestro cuerpo físico. Él sabe todo sobre nosotros.

Jeremías dice “antes de formarte en el vientre, ya te había elegido…” Jeremías 1:5. Dios tiene un conocimiento personal e íntimo de nosotros. Él es nuestro Creador. Dios ve a cada individuo como creación admirable. Por el contrario, el hombre ve la apariencia exterior, pero Dios ve su imagen -amor, justicia y santidad- dentro de nosotros. Una teología del ministerio de necesidades especiales nos reta a ver más allá de nuestras habilidades humanas. Se nos exhorta a apreciar que las personas con y sin discapacidades han sido hechas a imagen de Dios.

La imagen de Dios en nosotros se ha visto afectada por la entrada del pecado al mundo. En Romanos 5:12 Pablo argumenta que “por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron.” Hoy todo ser humano sufre la consecuencia del acto de desobediencia de Adán y Eva. Pablo argumenta además que la creación completa gime y nosotros también gemimos por el pecado de Adán y Eva (Romanos 8:22-23)

Cuando Adán falló, Jesús tuvo éxito. En Romanos 5:19, Pablo dice: “Por la obediencia de uno solo muchos serán constituidos justos.” Jesús es el único justo, uno que puede restaurar la imagen del Padre en nosotros. Él es el único Sumo Sacerdote perfecto.

En el Antiguo Testamento, el sumo sacerdote oficiante no podía ser una persona con discapacidad. Esto se debía a que el sumo sacerdote era un representante de Jesús. En Levíticos 21:17-23, leemos: “Dile a Aarón: «Ninguno de tus descendientes que tenga defecto físico deberá acercarse jamás a su Dios para presentarle la ofrenda de pan. En efecto, no deberá acercarse nadie que tenga algún defecto físico: ninguno que sea ciego, cojo, mutilado, deforme, lisiado de pies o manos, jorobado o enano; o que tenga sarna o tiña, o cataratas en los ojos, o que haya sido castrado.

“Ningún descendiente del sacerdote Aarón que tenga algún defecto podrá acercarse a presentar al S EÑOR las ofrendas por fuego. No podrá acercarse para presentarle a su Dios la ofrenda de pan por tener un defecto. Podrá comer de la ofrenda de pan, tanto del alimento santo como del santísimo, pero por causa de su defecto no pasará más allá de la cortina ni se acercará al altar, para no profanar mi santuario. Yo soy el S EÑOR, que santifico a los sacerdotes.”

Algunas personas han usado estos versículos para especular que Dios no valora a personas con discapacidades en el liderazgo. Esta es una errónea y peligrosa interpretación del versículo. Las instrucciones en estos versículos se limitaron al sacerdocio de Aarón. Esto se debía a que el sumo sacerdote era un representante de Jesús- el Sumo Sacerdote perfecto y sin pecado (Hebreos 7:24-27). El enfoque de estos versos es la justicia y compasión de Dios hacia las personas con discapacidad.

A pesar de la restricción, las instrucciones de Dios todavía hacen provisión para sacerdotes con discapacidad. “Podrá comer del alimento santo… no podrá acercarse al altar” (Levíticos 21:21).

La muerte de Jesús ofreció el perfecto sacrificio por nuestros pecados. No hay más restricciones para personas capaces o discapaces. Todos podemos venir al trono de la gracia para recibir su justicia y compasión en la hora de mayor necesidad.

Dios imparte habilidad, y él sabe acerca de la discapacidad porque al menos, lo permite. Por ejemplo, Moisés decía ser “lento de habla y lengua.” La discapacidad de Moisés no era un problema para Dios. Fue él quien dio la boca al hombre. Es él quien da habilidades. Es él quien da fuerzas al débil. Las discapacidades humanas nunca son un problema para Dios. En respuesta la as discapacidades humanas, Dios declara: “Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12:9)

Dios siempre ha revelado su compasión y poder a los seres humanos. Antes que entrara el pecado a la raza humana, Dios reveló su compasión y poder en Adán y Eva al hacerlos a su imagen y semejanza. La compasión y poder se revelaron aún más en la creación del mundo perfecto con abundancia de alimento para que Adán y Eva disfrutaran.

Sin embargo, la entrada del pecado trajo sufrimiento, dolor, luto y muerte. Aunque Dios no es responsable del sufrimiento humano, la compasión y poder de Dios son hechos manifiestos en medio del sufrimiento y discapacidad del humano.

Por eso, Jesús incluye personas con discapacidad en el Reino. En Lucas 14:12-14, Jesús revela la inclusividad en su Reino:

“Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos, a su vez, te inviten y así seas recompensado. Más bien, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos. Entonces serás dichoso, pues aunque ellos no tienen con qué recompensarte, serás recompensado en la resurrección de los justos.”

Jesús enseña una importante verdad en estos versículos. Las personas con discapacidad son esenciales para la integridad de su Reino. Su Reino es inclusivo. En este Reino inclusivo, su compasión y poder se manifiesta más en personas con discapacidad. Por lo tanto, tanto las personas sin discapacidad como las que tienen discapacidad, son llevadas a dar alabanza a Dios. De este modo, la totalidad de Su Reino se preserva. El débil da fuerza al fuerte. A la inversa, el fuerte da una mano de ayuda al débil. Las Escrituras nos mandará “Llevar las cargas de los demás.” (Gálatas 6:2)

En un artículo titulado “Ministerio para Personas con Discapacidad: Una perspectiva bíblica”, el autor dice: “La iglesia debe proteger a los indefensos, vulnerables, marginados, incluso a personas con discapacidad. Son personas creadas a imagen de Dios, que tienen dignidad, valores y propósitos”. p.4

Dios nos hizo a su imagen para que nosotros podamos ser receptores constantes de su compasión y gracia. En nuestra debilidad, su compasión y poder se hacen más manifiestas en el mundo. Él nos invita a colaborar con él para restaurar su imagen en una humanidad caída y dar la seguridad a personas con discapacidad. “Mi gracia es suficiente para ti, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.” (2 Corintios 12:9)

El Ministerio de Escuela Sabática hace un llamado a cada miembro a dar atención urgente a personas con necesidades especiales en nuestra comunidad. Dios permite que personas con necesidades especiales sean incluidas en su Reino, para provocar nuestra simpatía y despertar nuestra compasión. También, es en nuestra debilidad que la compasión y el poder de Dios se manifiestan más en el mundo.

Termino este artículo con esta pregunta: ¿Cómo sería diferente la vida en los próximos meses si prestas más atención a las personas con necesidades especiales dentro y fuera de la iglesia?