“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” Mateo 28:19,20.

Hemos conquistado millares de almas cada año, pero no todas permanecen en la iglesia. Las estadísticas muestran que el porcentaje de personas que dejan a iglesia es muy elevado. Llegamos a cerca del 40% cada año.

Nuestra prioridad ha sido bautizar y aumentar el número de miembros. El elevado índice de apostasía sucede porque no estamos cumpliendo plenamente la orden de Cristo. Nuestra prioridad ha sido bautizar y aumentar el número de miembros. Pero la orden de Jesús no fue sólo “bautizar”, sino “bautizar y hacer discípulos”.

A través del bautismo nuevos miembros entran “por la puerta del frente” de la iglesia y damos como terminado nuestro trabajo de testificar. Muchos de estos más temprano o más tarde dejarán la iglesia por la “puerta de atrás”.

¿Por qué sucede esto? Porque no debe concluir la obra de testificar en el bautismo, pues el propósito final del testimonio es “hacer discípulos”. Después del bautismo, los nuevos conversos deberían ser entrenados hasta volverse discípulos.

Creando un programa objetivo de discipulado. Ayudando a los nuevos miembros a crear y mantener relaciones personales con miembros maduros.

Si esto sucediera ellos se involucrarían en las actividades de la iglesia, formarían nuevas amistades, serían fortalecidos para testificar y permanecerían en la fe. Hacer discípulos es tan importante como preparar personas para el bautismo.

Ahora nuestro gran desafío es bautizar a millares de miembros y transformarlos en discípulos. Pues solamente así estaremos siguiendo la orden del Maestro.

El ejemplo de Jesús

“...el Artífice Maestro escogió a hombres humildes y sin letras para proclamar las verdades que habían de llevarse al mundo. A esos hombres se propuso prepararlos y educarlos... Ellos a su vez habían de educar a otros, y enviarlos con el mensaje evangélico”. HAp, 15.

Marcos 3:13,14: 1. “Llamó a sí a los que Él quiso”.   2. “Vinieron a Él”.   3. “Estableció a doce para que estuviesen con Él”. 4. “Y enviarlos a predicar”.

“Durante tres años y medio, los discípulos estuvieron bajo la instrucción del mayor Maestro que el mundo conoció alguna vez. Mediante el trato y la asociación personales, Cristo los preparó para su servicio. Día tras día caminaban y hablaban con él, oían sus palabras de aliento...” HAp, 15.

Para implantar su reino Cristo “hizo discípulos”. Para realizar a obra que El nos confió debemos transformar a los miembros en discípulos.

1. Acepta el llamado de Jesús y sigue su ejemplo. “...salió, y vio a un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y dejándolo todo, se levantó y le siguió” Lucas 5:27,28.

2. Se niega a sí mismo y carga su cruz. “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. Mateo 16:24.

3. Renuncia a todo por Cristo. “Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia todo lo que posee, no puede ser mi discípulo”. Lucas 14:33.

4. Mantiene íntima comunión con el Maestro. “Permaneced en mí, y yo en vosotros... Porque separados de mí nada podéis hacer”. Juan. 15:4,5.

5. Permanece fiel a la Palabra de Dios. “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos”. Juan 8:31.

6. Está pronto para testificar por Cristo. “Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma”. Romanos 1:15.

7. Tiene amor el prójimo. “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” Juan 13:35.

8. Siente pasión por la conquista de almas. “y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio”! I Corintios 9:16.

9. Produce frutos. “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos”. Juan 15:8.

10. Y está dispuesto a hacer nuevos discípulos. “Y lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.” II Timoteo 2:2.

“Dios espera que su iglesia discipline y prepare a sus miembros para la obra de iluminar al mundo”. Ser. Cristiano, 74.

La Biblia dice claramente que todos los miembros son ministros. “Cada verdadero discípulo nace en el reino de Dios como misionero”. SC, 14.

“Todo miembro de la iglesia debe empeñarse en alguna manera de servir al Maestro”. MC, 107. Muchos miembros no están involucrados en el testimonio por falta de entrenamiento.

“Muchos trabajarían con gusto si se les enseñara cómo empezar “Muchos trabajarían con gusto si se les enseñara cómo empezar. Necesitan ser instruidos y alentados”. SC, 75.

“Si se diera la instrucción adecuada, ( “Si se diera la instrucción adecuada, (...) cada miembro de iglesia haría (...) obra misionera cristiana”. Ev, 280.

“Cada iglesia debe ser una escuela práctica para obreros cristianos.”.

“Cristo quiere que sus ministros sean educadores de la iglesia en la obra evangélica. Han de enseñar a la gente a buscar y salvar a los perdidos”. DTG, 765.

1. La iglesia debe organizar una “Clase de entrenamiento misionero” para preparar a los miembros para testificar.

2. Un miembro con más experiencia escoge otro miembro, de preferencia un nuevo converso, para volverlo en un discípulo y ambos participar del entrenamiento.

3. Después del entrenamiento salen de dos en dos para aprender en la práctica a testificar, hacer visitas misioneras, dar estudios bíblicos y llevar personas a la decisión por Cristo.

4. Cuando el nuevo miembro aprende a testificar, la pareja se divide para “formar nuevos discípulos”.

5. Siempre uno de más experiencia ayudando a alguien de poca experiencia

1. Ser un ejemplo vivo. “Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis”. Juan 13:15.

2. Ser un imitador de Cristo. “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo”. I Corintios 11:1.

3. Reflejar a Cristo. “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí...”. Gálatas 2:20.

4. Enseñar por la práctica: Yo hago. Yo hago y usted viene conmigo. Usted hace y yo voy con usted. Usted hace solo. Usted hace y lleva a alguien con usted.

Cuando “un pueblo iluminado, que conozca por experiencia lo que significa ser colaboradores de Dios; Cuando la mayor parte de la iglesia colabore con Dios;

Cuando “nos hayamos consagrado plenamente y de todo corazón al servicio de Cristo, Dios lo reconocerá por un derramamiento sin medida de su Espíritu”. SC, 314.