Miguel-A. “La enfermera desarreglada”
La enfermera Jennings caminaba rutinariamente por el amplio pasillo del hospital de vuelta de atender al paciente de la habitación 703, cuando se encontró de frente con el Director del hospital.
- No puedo creerlo -le reprochó el Director del hospital-. ¡Está usted dando una imagen pésima de nuestro personal sanitario! Señorita Jennings, lleva usted el pelo desmarañado, la ropa arrugada, y los pechos al descubierto: uno de sus pechos está salido de su sujetador, y colgando por encima de su uniforme desabrochado.
- Señorita Jennings - continuó diciendo el Director del hospital-, ¡cómo puede pasearse de ese modo por el hospital!. ¿Y lo del pecho?. Eso es una falta contra el decoro exigido por las normas hospitalarias. Tendrá usted que darme una respuesta satisfactoria. De lo contrario, habré de abrir un expediente disciplinario contra usted.
- ¡Ohhhhhh, esto! ¿Se refiere, usted, a esto? -respondió la enfermera bajando la mirada al uniforme a la altura de su pecho-. ¡Esto no es nada! ¡Esto es cosa de los pacientes!. ¡Ya estoy cansada de repetirles que hay que volver a poner las cosas en su sitio cuando terminan de usarlas!. ¡Pero nunca se acuerdan!.