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Semana Santa…¿qué significa para ti? ¿vacaciones?...¿diversión? Semana Santa…¿qué significa para ti? ¿vacaciones?...¿diversión? ¿Descansar del trabajo o quizá de la escuela...? Levantarse tarde, andar por la casa con ropa cómoda, sin apuros. Planear un viaje a la playa, al campo, a la montaña, a cualquier parte...Esto significa para muchos la Semana Santa... Lamentablemente para pocos son días para recordar que… ¿Descansar del trabajo o quizá de la escuela...? Levantarse tarde, andar por la casa con ropa cómoda, sin apuros. Planear un viaje a la playa, al campo, a la montaña, a cualquier parte...Esto significa para muchos la Semana Santa... Lamentablemente para pocos son días para recordar que…

Hace más de dos mil años, yo viví en la tierra. Vine cumpliendo una misión encomendada por mi Padre. Créeme que no fue fácil. Debía morir por ti y por toda la humanidad. Debía pagar una deuda contraída desde el principio de los tiempos, la deuda del pecado.

Si la deuda no era pagada, nadie de ustedes podría entrar al cielo jamás. Porque por ser pecadores, todos los hombres están privados de la gloria de Dios. Por eso vine a este mundo, para que ustedes pudieran entrar al cielo. Nadie podía pagar esa deuda, solo yo.

Por eso bajé de mi trono, allá en los cielos y me hice hombre. Viví como cualquiera, tuve hambre, tuve sed, sufrí calor y frío, reí y lloré. Enseñé lo que es el amor al prójimo y muchas cosas más, sané a muchos enfermos del cuerpo y del alma. Pero un día, uno de mis discípulos me traicionó. Me detuvieron, aunque nunca hice nada malo. Mis discípulos huyeron, me dejaron solo.

Tuve que presentarme ante el gobernador Pilatos, no me encontró culpable, pero la multitud gritaba en mi contra. Me azotaron, me escupieron, me humillaron, se burlaron de mí. Me quitaron la ropa y me echaron encima un manto, ¡cómo dolían las heridas con el roce de la tela! Mi espalda estaba en carne viva.

Me encajaron una corona de espinas gruesas y afiladas en la cabeza, el dolor es indescriptible. Se burlaban, me llamaban rey de los judíos. Después, me quitaron el manto de un jalón, allí quedó lo que me quedaba de piel. Finalmente me hicieron cargar una cruz muy pesada. El dolor era insoportable. Caí varias veces y sobre mí, la pesada cruz.

Al llegar al lugar de la crucifixión, me pusieron sobre la cruz. La sangre cubría mis ojos, pero alcanzaba a distinguir lo que pasaba a mi alrededor, lo que vi me llenó de horror: sacaron unos clavos enormes y unos soldados sujetaron mis muñecas, sentí los clavos penetrar en mi carne, nervios y huesos. ¡Qué dolor tan terrible!

Lo mismo hicieron con mis pies, los atravesaron con clavos y luego levantaron la cruz y me dejaron allí, esperando la muerte. En medio de mi agonía, por un momento pensé que mi Padre me había abandonado, pero sabía que lo hacía por amor a la humanidad, solo mi sangre podía lavar los pecados de los hombres. El amor de mi Padre por la humanidad era más grande que mi dolor.

Pasaron las horas de mi agonía y finalmente entregué mi espíritu. Tembló la tierra y ocurrieron cosas que asustaron a los soldados que me custodiaban. Solo entonces reconocieron que yo era el Hijo de Dios. La cortina del templo se rasgó de arriba abajo, lo que significaba que mi sacrificio abría la entrada al cielo para los seres humanos.

Me llevaron a un sepulcro, propiedad de un amigo y cerraron la tumba con una gran piedra. Pero, al tercer día, la profecía de mi resurrección se cumplió. Yo vencí a la muerte y ahora estoy vivo, sentado a la diestra de mi Padre. Mi Padre me ofreció a la humanidad, para que todo aquel que cree en mí, no se pierda, sino que tenga vida eterna.

Pero... por estos días, hay muchos hombres que no me conocen y otros, se han olvidado de mí. Si tú crees en mí y me has abierto las puertas de tu corazón, haz algo por aquellos que no me conocen, para que también reciban el regalo de mi salvación. Compárteles mi historia, ¡cuéntales el verdadero significado de la semana santa!

Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados. Isaías 53:5 Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados. Isaías 53:5