“El cura de la parroquia” Miguel-A.
¡Hola, Padre Fulgencio!. ¡Pero Manoli!. ¿Qué haces aquí en la sacristía?. Cuando el Padre Fulgencio acabó la Misa dominical, y entró en la sacristía para quitarse las vestimentas litúrgicas, le estaba esperando Manoli.
Le estaba esperando a usted. ¿Podemos hablar ahora?. Sí, claro, hija. ¡Por supuesto! Tú dirás...
Padre, ¡mi ex-novio es un hijoputa! ¡Pero, Manoli! ¿Cómo dices eso? Esa palabra no puede pronunciarla ninguna mujer que se precie. Es un insulto a la mujer y a su don de la maternidad. No es que le insultes a él. Es que, a la vez, insultas también a su madre.
¡Sí, Padre Fulgencio, mi ex-novio es un hijoputa!. ¿Qué pasa? ¿Te ha violado?.
No, Padre. Hemos hecho siete veces el amor, pero todas ha sido a conveniencia de ambos. ¿Pues... entonces...?.
¡Es que tiene SIDA, y, aunque él lo sabía, no se ha puesto preservativo!. ¡Ave María Purísima! ¿¡Será hijoputa...!?.