“Desde Sevilla a Madrid” Miguel-A.
El tren había salido de Sevilla con dirección a la estación de Atocha, en Madrid. En un departamento, entre otras personas, viajaba una señora muy bella y de esbelta figura con un bebé en brazos. Frente a ellos estaba sentado un caballero, poco agraciado físicamente, haciendo que leía un periódico distraídamente mientras miraba de reojo a la hermosa mujer.
A poco de partir de la estación sevillana, el niño comenzó a llorar. La madre sacó el pecho con toda naturalidad, y se dispuso a amamantar a su hijo. El niño no quería mamar, por lo que le dijo: - ¡Hijo mío, cómete la teta, porque si tú no la quieres, se la voy a dar a ese señor de ahí enfrente!.
El niño, por fin se quedó dormido, pero su sueño apenas duraba quince minutos. La secuencia de esta escena, del niño llorando... mamando.. durmiendo... y volviendo a llorar... incluso las mismas palabras por parte de la madre, se sucedió seis u ocho veces durante el trayecto.
Casi a la entrada de Madrid, el niño volvió a llorar. Ante su negativa a tomar la teta, la madre le repitió: - Hijo mío, cómete la teta, porque si tú no la quieres, se la voy a dar a ese señor de ahí enfrente. - Señora -replicó el caballero-, dígale a su hijo que se decida de una vez, ¡porque yo ya tenía que haberme bajado en Córdoba!.